Aceleradores de marcha, scooters o patinetes eléctricos. Los llaman de diferentes maneras, pero su función es la misma. Reducir el tráfico y la contaminación en nuestras ciudades de una manera eficiente, cómoda y divertida. Los patinetes eléctricos pueden ser el futuro de la micromovilidad. Y también son uno de los gadgets más deseados para la próxima Navidad.
Existen muchas marcas y modelos. Pesan menos de 12 kilos, alcanzan velocidades notables y tienen una autonomía de unos 30 kilómetros. Están al alcance de (casi) todos los bolsillos. Su precio va desde los 50 euros para un modelo apto para niños de tres años, hasta joyas tecnológicas por más de 1.500 euros. El motor puede tener una potencia de hasta 1000 vatios. Por lo tanto, dependiendo del modelo, el patinete puede alcanzar una velocidad máxima de 3 km/h en las versiones infantiles. O superar los 30 km/h en los modelos más potentes.
Al evaluar la compra de un patinete eléctrico, es recomendable tener en cuenta la legislación vigente sobre la circulación de estos vehículos. De hecho, en algunos países europeos están confinados a los espacios privados. Madrid ha prohibido su circulación en la acera, en la calzada central y en las vías preferentes de transporte público. En muchos casos, los patinetes eléctricos son demasiado rápidos para compartir el camino de los peatones y demasiado lentos para las carreteras normales.
Por ahora, el espacio para los patinetes eléctricos son los carriles bici. O carreteras con un límite de velocidad de 30 kilómetros por hora. Igual que las bicicletas, deben estacionar en áreas designadas. O en las aceras, respetando ciertas distancias para permitir el paso de los peatones. Las multas por incumplir estas normas pueden ser bastante elevadas.
¿Cómo elegir un patinete eléctrico?
Una vez aclarados estos aspectos, hay que pensar en la mejor compra posible, analizando las características técnicas del patinete elegido. Los modelos presentes en el mercado son muy diferentes de los primeros prototipos ensamblados con piezas de hierro o madera por nuestros abuelos. De hecho, son vehículos equipados con un motor y funciones que los hacen útiles para moverse de un punto a otro en la ciudad. Sin el estorbo de una bicicleta y la contaminación de un coche.
El público principal sigue siendo muy joven, pero cada vez es más común ver a personas de cierta edad confiar en los patinetes eléctricos. Para breves desplazamientos entre el hogar y la oficina o, simplemente, por diversión. El patinete eléctrico se parece al tradicional, pero hay versiones un poco más sofisticadas que cuentan también con un cómodo asiento para los más perezosos. El freno y el acelerador se colocan en los manillares, como en una motocicleta.
Además del diseño y el precio, es mejor comprobar la calidad de los materiales y el acabado para evitar problemas. De hecho, la resistencia al peso y a los impactos pueden marcar la diferencia. Al igual que el peso del propio vehículo y su tamaño. Igualmente, la duración de la batería y la velocidad de carga son factores que debemos considerar antes de comprar.
Es mejor evitar patinetes con una plataforma demasiado alta en los que, para empujar hacia adelante, sea necesario doblar mucho las piernas. La altura de la plataforma y el peso excesivo son los mayores problemas en los modelos para niños. Un patinete malo puede fácilmente acabar como la elíptica que ahora usamos como percha…. En cambio, un buen patinete eléctrico debe ser práctico, divertido y adecuado para toda la familia.
Los patinetes eléctricos compartidos
Además de las compras privadas, las empresas que se dedican al sharing de patinetes eléctricos se están afianzando. En los últimos dos años, tres startups de California (Lime, Bird y Spin) han recaudado millones de dólares. Lime está presente en gran parte de los Estados Unidos y varias ciudades europeas. En España se encuentra en Madrid y Valencia. Bird, después de Estados Unidos, ha aterrizado con éxito en París, Viena, Bruselas, Zúrich, Tel Aviv y Ciudad de México. Y ahora también en la capital española. Spin, en cambio, opera solo en los Estados Unidos. También MyTaxi acaba de anunciar para 2019 el lanzamiento de un nuevo servicio para compartir patinetes eléctricos en el sur de Europa.
Subirse a bordo de estos vehículos es muy fácil. Hay que bajarse la aplicación y registrarse. El pago se realiza en línea, con tarjeta de crédito. El casco, aunque no sea obligatorio, es recomendable. Las tarifas tienen una base fija de aproximadamente un euro por alquiler, a las que se añaden entre 15 y 20 céntimos por minuto. Además, Bird permite a los usuarios convertirse en un charger, es decir, llevarse el patinete a casa para recargar la batería. Un mecanismo que da derecho a recibir un pequeño bono económico.
Movilidad verde
Los patinetes eléctricos pueden ser la base de una revolución de la movilidad privada. Lo que fue un juguete para niños se está convirtiendo en un verdadero medio de transporte. Permite desplazamientos breves sin necesidad de utilizar automóviles o transporte público. Un hecho positivo si se considera que en el 60% de los casos en los que se utiliza un medio contaminante, se recorren menos de 3 km. Estos patinetes de nueva generación son 100% ecológicos al ser totalmente eléctricos.
Es evidente para todos que la movilidad privada tal y como es ahora, y como ha sido durante décadas, ya no es sostenible. Los coches han invadido nuestras ciudades, convirtiéndolas en peligrosas, contaminadas y caóticas. Obviamente también hay problemas con los patinetes. No todos respetan las reglas, por lo que los accidentes, incluso graves, están a la orden del día. En YouTube ya existe una gran colección. Lo que provoca la ira de los automovilistas y los ciudadanos.
En España, donde en muchas áreas todavía es culturalmente complicado aceptar el aumento de las bicicletas, esta innovación podría desestabilizar aún más el difícil equilibrio social. Por un lado, es imposible detener la innovación; por el otro, la política se ahoga intentando incorporar innovaciones y mantenerse al día. A menudo, sin comprender la importancia de tener que construir carriles para bicicletas y rutas reservadas.
Si el automóvil sigue siendo un medio de transporte difícil de reemplazar para grandes distancias, en un contexto urbano es hora de mirar más allá. El uso de medios eléctricos alternativos en las ciudades puede combinar las necesidades del transporte privado con las de un menor impacto ambiental. Y mejorar la calidad de nuestra vida. Habrá que pensarlo estas Navidades.
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