Quizá lo que más llama la atención de la luna Pandora en la película Avatar es ese momento en que el protagonista descubre (y por tanto el espectador) que las plantas iluminan la noche. Con el estreno de esta película en 2009, el gran público se planteó que algo así pudiese ocurrir, pero ya entonces había mucha gente tras la idea.
Al menos la suficiente como para que hoy en día incluso podamos adquirir en propiedad una de estas plantas mutantes luminosas, ya que existe una empresa que se encarga de vender algunos modelos. O, al menos, una versión primitiva de las plantas de Pandora. Muchas personas se estarán preguntando: ¿Es esto natural?
¿Es la bioluminiscencia natural?
Por lo que sabemos, la vida evoluciona con el tiempo en busca de un determinado nivel de bioluminiscencia. Hoy día conocemos cerca de 80 hongos, entre los que se encuentra el Panellus Stipticus, que son bioluminiscentes. También encontramos numerosos animales, como las archiconocidas luciérnagas y especies de insectos emparentadas que producen su propia luz.
Junto con la imagen superior, hongo Panellus Stipticus. Fuente: Wikipedia
A esto hay que añadir que hace muy poco que descubrimos que cerca del 80% de las especies marinas son bioluminiscentes, y estamos hablando de familias que han evolucionado hasta en 27 ocasiones independientes. Además, claro, de otros habitantes de los fondos submarinos.
Medusa bioluminiscente. Fuente: Public Domain Pictures
Eso por no hablar de la vida microscópica, con miles de bacterias y algas capaces de iluminar nuestras costas en un juego de luces indescriptible hasta que no sumerges los pies en estas gigantescas colonias y compruebas por ti mismo el parecido de las costas puertorriqueñas con Pandora.
En otras palabras, la bioluminiscencia es perfectamente natural. Aunque no se descarta la teoría de que haya habido bosques enteros brillando durante las noches de alguna de las edades de la Tierra, lo cierto es que a día de hoy las plantas (plantae, para ser formales) son un reino en los que es poco frecuente encontrar muestras de luz a diferencia de los hongos (fungi) y los animales (animalia).
¿Cómo se diseña una planta bioluminiscente?
Si tomamos el caso de la empresa BioGlow Tech (más conocida como Gleaux), cuyo último vídeo fue subido hace unas semanas, el milagro de la vida se produce mediante manipulación directa del ADN de bacterias bioluminiscentes y plantas que admiten que determinadas bacterias las colonicen para mezclarse.
Es decir, una primera fase de diseño en laboratorio y luego una segunda en el que la mezcla de especies sigue un curso natural en condiciones controladas. Es bastante parecido al modo en que conseguimos el trigo y sorgo moderno con el que alimentamos a medio mundo: mediante variaciones y recombinaciones del ADN de las plantas y especies que nos son favorables.
Cuando hace siglos un agricultor quería conseguir el tamaño de grano de un cultivo pero la resistencia a la seguía de otro, debía realizar miles de injertos mediante el corte de esquejes y esperar a que un gran porcentaje sobreviviese. La diferencia es que un laboratorio moderno acorta el periodo de 2.000 años de investigaciones, ensayos y errores de agricultores a unas pocas décadas.
¿Cuánta luz dan y cuánta podemos esperar que den?
Tenemos que admitir que, como disciplina científica, el biohack o hackear la vida modificando su código (ADN), acaba de empezar. De hecho, la primera planta comercial bioluminiscente –que distribuyó precisamente BioGlow Tech– se vendió en 2013 bajo el nombre de Avatar Starlight.
Planta Avatar Starlight. Fuente: BioGlow Tech.
Esto significa que, en lo que al presente implica, todavía no tendremos árboles que sustituyan a las farolas en al menos unas cuantas décadas. Podremos adquirir (si vivimos en América) semillas de plantas luminosas de distintas marcas, pero estas pierden su luminosidad pasados unos meses y esta nunca llega a ser muy alta.
El brillo que desprende este tipo de plantas de noche es comparable al que desprende el LED de notificaciones de nuestro smartphone. Aunque viene perfecto para hacerse una idea de cómo está la habitación para evitar chocar contra los muebles, desde luego no podremos leer con ella. En otras palabras, no es un sustitutivo de la tecnología LED, al menos hasta ahora.
Sin embargo, se espera conseguir brillos mucho más elevados con el tiempo. Si las primeras pruebas de laboratorio –hace décadas– requerían de herramientas para poder apreciar el brillo durante unas horas de una planta, hoy día podemos incluso visualizar este por nuestra cuenta y mantenerlo en ese estado durante meses.
Quién sabe cómo será la iluminación del futuro y si usaremos este tipo de plantas para evitar un gran consumo en luminarias. Quizá los bosques de la Tierra se parezcan en unas décadas a las junglas de Pandora.
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