Hoy ya no quedan rastros. Todas las huellas han sido borradas por el incesante viento del desierto. Cualquiera diría que, durante dos semanas, el Sáhara marroquí fue invadido por un equipo de extraños robots y un grupo de atareados ingenieros europeos. Era el primer entrenamiento de campo del proyecto Peraspera, que busca convertirse en la nueva generación de rovers para la exploración marciana. Ahora que Opportunity nos ha dejado, necesitamos un sustituto a la altura.
Faltaba algo menos de un mes para terminar 2018. SherpaTT estiraba por primera vez sus cuatro patas articuladas sobre el terreno. Por delante le quedaban dos semanas en las que iba a subir colinas, sortear piedras y sobrevivir elevadas temperaturas. Todavía no sabía que iba a concluir su misión recorriendo 1,3 kilómetros de forma autónoma en menos de un día. Ahora, SherpaTT y sus dos compañeros Mana y Minnie ya miran a Marte.
La sombra de un mito
El 28 de mayo de 1971, Mars 3 aterrizaba en Marte. Se mantuvo con vida durante 20 segundos y no logró enviar ningún dato a la Tierra. Aun así, la nave de la Unión Soviética marcaba el inicio de la exploración marciana sobre el terreno. Habría que esperar 25 años para que el primer vehículo rover de la NASA, bautizado Sojourner, recorriese la superficie del planeta rojo. Lo hizo durante 85 días. Ocho años más tarde llegaría a Marte todo un mito de la exploración espacial.
Con 15 años de vida marciana a sus espaldas, la ciencia acaba de decir adiós a Opportunity. Este rover nos contó, entre otras cosas, que Marte no era rojo, sino grisáceo. Y envió las primeras pruebas de la existencia de agua en algún momento de la historia de nuestro vecino. En 2018, tras una tormenta de arena, Opportunity dejó de transmitir. El pasado mes de febrero, la NASA lo dio por perdido.
A pesar de todos los datos que envió Opportunity (y Curiosity, en Marte desde 2012), ambos son vehículos muy limitados. No pueden operar de forma autónoma y se desplazan unas decenas de metros cada día. Contar con robots autónomos capaces de moverse más de un kilómetro por jornada laboral podría cambiar la historia de la exploración marciana. Y aquí es donde entra en juego la Agencia Espacial Europea (ESA).
El proyecto PERASPERA
Desarrollar robots capaces de tomar ciertas decisiones de forma autónoma. De recorrer distancias largas por sí mismos y colaborar con científicos humanos sentados a 225 millones de kilómetros de distancia. Esos son los objetivos principales del proyecto europeo Peraspera Ad Astra, enmarcado en el programa Horizonte2020. En él participan el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial de España, las agencias especiales italiana (ASI), inglesa (UKSA) y francesa (CNES), y el centro espacial alemán DLR. Todos coordinados por la ESA.
El proyecto, en marcha de 2014, ha completado el desarrollo de un robot capaz de recorrer grandes distancias de forma autónoma, el SherpaTT (imagen de portada), y dos rovers de pequeñas dimensiones que trabajan conjuntamente, Mana y Minnie. El 2 de diciembre de 2018, las pruebas de laboratorio dieron paso a test reales en el Ibn Battuta Centre, cerca de Erfoud (Marruecos) en el límite norte del desierto del Sáhara.
“Las pruebas de laboratorio a las que se sometieron los equipos desarrollados no son capaces de introducir la variabilidad presente en la naturaleza, como por ejemplo los cambios de luz o la forma del paisaje y la textura y los colores de la arena y las rocas. Realizar este tipo de maniobras en exteriores sirve para probar que nuestros sistemas funcionan en entornos mucho más complejos y detallados que los que podemos simular”, explica Gianfranco Visentin, director de la sección de automatización y robótica de la ESA.
¿Los rovers del futuro?
Durante dos semanas, un equipo de 40 ingenieros y científicos llevó a cabo 15 experimentos con los tres robots. Aunque la mayor parte de los datos recopilados todavía tienen que ser analizados, el grupo se apresuró a resaltar dos grandes logros. Por un lado, el rover SherpaTT recorrió, en solo un día, 1,3 kilómetros de forma autónoma. Es decir, sin que existiese una ruta prefijada. Por otro, el mismo robot fue capaz de señalar una serie de formaciones rocosas extrañas y tomó la decisión de modificar su ruta para hacer fotografías de las mismas.
“Lo que hemos logrado es muy importante para un futuro en el que habrá muchos más vehículos en Marte y se recorrerán cientos de metros por día. No habrá equipos de analistas capaces de examinar cada imagen. Se necesitarán sistemas móviles inteligentes que puedan detectar qué es interesante y enviarlo de vuelta a la Tierra”, añade Gianfranco Visentin.
#Timelapse video of the final #autonomous long distance run of #SherpaTT using the ERGO software.
The #rover managed to reach all predefined waypoints and covered 1388m within approximately 8.5h. pic.twitter.com/DNUf09BTN0— Field Trials Morocco (@ft_morocco) January 23, 2019
El proyecto Peraspera concluirá este mismo año con las últimas publicaciones de las pruebas realizadas en Marruecos. Después entrará en una nueva fase con un único objetivo: completar una misión a Marte en 2023 y, quién sabe, quizá aguantar 15 años más recorriendo el planeta tal como hizo Opportunity.
Para entonces, si todo marcha según lo planeado, la NASA también habrá hecho aterrizar un nuevo rover, el de la misión Mars 2020. Y tanto Curiosity como el módulo fijo de exploración InSight habrán mandado cientos de fotos y miles de datos. Puede incluso que para cuando los sustitutos de Opportunity lleguen a Marte hayamos descubierto que la vida no es exclusiva de nuestro planeta.
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Imágenes | ESA/DFKI GmbH, Florian Cordes, LAAS-CNRS, NASA