Tras un agosto de cielos despejados y termómetros en máximos, el cielo se cubre de nubes espesas y oscuras un buen día de septiembre. Ha llegado la gota fría.
En cuestión de pocas horas, la tormenta descarga cientos de litros de agua por metro cuadrado, provocando, en los casos más extremos, riadas e inundaciones en las poblaciones costeras. La gota fría es una vieja conocida del levante español, aunque no es un fenómeno exclusivo del litoral mediterráneo. Pero, exactamente, ¿qué es la gota fría o depresión aislada en niveles altos (DANA) como se la conoce de forma técnica?
Un récord y un comodín meteorológico
A las 8 de la mañana de un 4 de noviembre de 1987, la localidad de Oliva, en Valencia, registró oficialmente 817 milímetros de precipitaciones en 24 horas. El récord, según la Agencia Española de Meteorología (Aemet), sigue imbatido a día de hoy. Por comparar, en Santiago de Compostela, una localidad conocida por su clima húmedo, caen alrededor de 1.300 milímetros de lluvia al año. El episodio de Oliva está vinculado a una típica DANA de otoño o, como se conoce de forma popular, gota fría.
El término gota fría surge a finales del siglo XIX en la escuela alemana de meteorología. Allí, Wladimir Peter Köppen introdujo por primera vez la idea de la Kaltlufttropfen o gota de aire frío. Entonces se definió como una marcada depresión en altura, aislada, en cuya parte central se encuentra el aire más frío. Poco a poco, el término fue extendiéndose y ganando popularidad.
“Se entiende, coloquialmente, como gota fría a cualquier situación meteorológica que lleve o pueda llevar asociada lluvias intensas, efectos desastrosos, preferentemente en la época otoñal y en la zona mediterránea, independientemente del marco sinóptico donde se desarrollan las precipitaciones. Esta entidad o concepto no está basada en aspectos meteorológicos precisos”, explica el meteorólogo Francisco Martín León.
Para él, la gota fría acabó convirtiéndose en un comodín meteorológico. Una palabra usada para definir casi cualquier tormenta intensa de verano y otoño. Un concepto alejado de definiciones técnicas. Por eso, la AEMET prefiere hoy prescindir de su uso y hablar de Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA).
¿Qué es una gota fría o DANA?
La gota fría, DANA o baja segregada es un fenómeno meteorológico habitual del litoral levantino de España, aunque también se da con frecuencia en el Caribe colombiano y, en particular, en los alrededores de la Sierra Nevada de Santa Marta. De forma técnica, una DANA es un sistema de baja presión en los niveles altos de la atmósfera con un núcleo de aire muy frío. Esta bolsa aislada de aire frío no tiene reflejo en superficie.
Cuando esta bolsa de aire frío se encuentra rodeada de otras masas más cálidas, sobre todo cercanas a la superficie, se crea una gran diferencia de temperaturas en las distintas capas atmosféricas. Esto provoca que las masas de aire cargado de humedad asciendan de forma rápida, enfriándose de forma repentina, generando nubes inmensas (de hasta 10 kilómetros de altura) y dando lugar a fuertes tormentas. Las DANA son habituales en la atmósfera, pero no siempre dan lugar a estos episodios de lluvias torrenciales.
Para que una DANA termine convirtiéndose en lo que popularmente se conoce como gota fría, tienen que coincidir otros factores:
- La temperatura del agua del mar. Cuanto más alta, más aire caliente y húmedo se acumula cerca de la superficie.
- Los movimientos de transporte de calor en el aire. En el Mediterráneo español se produce un movimiento de advección desde el mar hacia el litoral.
- La orografía. La presencia de sistemas montañosos en la costa contribuye también a elevar rápidamente el aire húmedo hacia capas más frías de la atmósfera.
Estas tres condiciones y, en particular, la primera, se cumplen en todo el litoral mediterráneo de nuestro país a finales de verano y principios de otoño. De ahí que las gotas frías sean más habituales en esta época. Sin embargo, el cambio climático y, sobre todo, el calentamiento del mar Mediterráneo, están provocando un aumento en la frecuencia y la intensidad de estos episodios.
Una escisión del chorro polar
Desde el punto de vista de la superficie, la gota fría significa lluvias y peligro de inundaciones. Pero la DANA es mucho más que una tormenta. Esta bolsa de aire frío es una escisión de la corriente en chorro polar o jet stream, una intensa corriente de aire que circula a unos 10 kilómetros de altura. Esta corriente puede sufrir una ruptura por diferentes motivos y acabar convirtiéndose en una DANA.
Así, estas depresiones en altura formadas por aire muy frío son frecuentes en todas las latitudes medias terrestres, aquellas zonas que están bajo influencia del chorro polar. Estas bolsas de aire frío se mueven a gran altura por la atmósfera (entre cinco y nueve kilómetros) sin llamar mucho la atención hasta que se topan con un cúmulo de factores que provocan, entre todos, los fenómenos que ya conocemos.
De vuelta a la superficie, la gota fría causa estragos. Inundaciones severas, caídas de árboles, erosión y destrucción del litoral, fuertes marejadas con olas de hasta cinco metros de altura, destrucción de infraestructuras y, en ocasiones, víctimas mortales. Pero sería injusto culpar solo a la DANA. Sin el mar recalentado, el aire húmedo y el litoral montañoso, esta depresión en altura poco podría hacer.
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