Había una vez una especie que lo tenía todo para ser feliz. Un planeta lleno de dones para que nada faltase e inteligencia para convertir los recursos naturales en instrumentos útiles para su día a día. Algún día (ojalá no) puede que otra especie hable de nosotros, los humanos, y de cómo no fuimos capaces de ponernos de acuerdo para cuidar nuestro hogar y proteger nuestras vidas.
Humanidad, ¡despierta!
Porque la destrucción del planeta parece un hecho claro y objetivo y vivir de espaldas a esta realidad no va a hacer sino empeorar la situación. Hace poco, un grupo de 15.000 científicos ha firmado la ‘Advertencia de los científicos del mundo a la humanidad: un segundo aviso‘. Es un documento publicado por la Alianza de Científicos Mundiales, un organismo internacional independiente que ha está dirigido por William Ripple, profesor de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Oregón.
Esta advertencia no es otra cosa que una prueba por escrito de los problemas a los que se enfrenta nuestro planeta, enfermo de polución, sobreexplotado… y todo ello, aportando datos de los propios gobiernos estatales, organizaciones sin ánimo de lucro e investigadores. El propósito de este documento no es otro que llamar nuestra atención y concienciar a la humanidad de que la Tierra está en gravísimo peligro y sólo nosotros podemos poner freno al problema.
Los problemas más graves
Este documento, público y accesible en cuatro idiomas para darle toda la difusión posible, enumera varios de los problemas que ponen en jaque la sostenibilidad de nuestro mundo.
Uno de los riesgos que más nos acucian es el cambio climático. La decisión de Estados Unidos (o, más bien, de su presidente, Donald Trump) de abandonar el Acuerdo de París parece haber agravado aún más una situación que no era nada esperanzadora. La OMS es clara frente a los problemas que esto causa: los desastres naturales asociados al cambio climático se han triplicado desde 1960. Y, cada año, se producen más de 60.000 muertes en relación a este asunto. Por si fuera poco, tenemos el informe Frontiers 2017 publicado por la ONU, que dice que cada segundo, una persona se convierte en refugiado por causa de este desastre.
Otro de los asuntos a los que deberíamos enfrentar es la deforestación, la pérdida de la masa vegetal, el pulmón de nuestro planeta. La situación es especialmente dura en regiones de América del Sur. En Colombia, por ejemplo, la deforestación habría crecido un 44% entre 2015 y 2016. Según datos de la FAO, en los últimos 25 años, se ha perdido un 3% de la masa boscosa del planeta.
Y seguimos. El acceso, o mejor dicho, la falta del mismo, a fuentes de agua dulce es otro tema que señalan estos 15.000 científicos en su revelador documento. La sequía es un hecho que los españoles conocemos demasiado bien, de primera mano. Y para los que sólo reaccionan ante datos económicos, podemos decir que la UPA ha cifrado las pérdidas en nuestro país derivadas de este problema en 3.600 millones de euros.
Por otro lado, no podemos olvidarnos del tema de la extinción de especies. Parece que los seres humanos no sólo nos «cargamos» el planeta, sino también a los animales y plantas que viven en él. Las cifras, simplemente, dan ganas de llorar. Se habla de una sexta extinción masiva y según la Lista Roja de Especies Amenazadas publicada por la UICN, más de 25.000 especies están en peligro. En 2050, animales como el visón europeo, el atún rojo del sur o el rinoceronte de Java ya no existirán. Porque, entre otras cosas, un tercio de las especies ha perdido su hábitat original. Todo muy bien.
Tan bien que, además de todo esto, los hombres no dejamos de reproducirnos, de superpoblar una Tierra que pronto no podría dar a abasto con nuestras infinitas necesidades. Las previsiones hablan de 9.800 millones de personas en 2050. ¿Cómo y dónde se supone que vamos a vivir?
Planes de emergencia PARA LA TIERRA
Para enfrentar la situación tan grave en la que se encuentra nuestro mundo, los firmantes de este manifiesto proponen diferentes soluciones cuya aplicación podría suponer un paso de gigante en la mejora de las condiciones del planeta. Destacan trece aspectos fundamentales:
- Crear más reservas terrestres y marinas.
- Detener la deforestación manteniendo los ecosistemas naturales.
- Promover la reforestación con plantas nativas de cada entorno.
- Incentivar la repoblación de especies animales autóctonas, especialmente depredadores que puedan restaurar los procesos naturales.
- Frenar la caza furtiva.
- Reducir el desperdicio de alimentos.
- Promover un cambio hacia una dieta mayoritariamente basada en plantas.
- Educar en valores de planificación familiar.
- Educar en el aprecio y respeto hacia la naturaleza.
- Apostar por una economía que se preocupe por el cuidado del medioambiente.
- Promover las tecnologías verdes y las fuentes de energía renovables.
- Reducir las desigualdades económicas.
- Conseguir la implicación de los estados en un crecimiento de la población sostenible.
No todo está perdido
El panorama parece bastante crudo pero, aunque muchos no puedan pensarlo, hay esperanza. Este grupo de científicos nos da también un espaldarazo de ánimo al hablar de cómo las personas sí somos capaces de apostar por el cambio y luchar por nuestro planeta si nos lo proponemos. Y ponen un par de ejemplos que nos enseñan que sí hay posibilidad de mejora.
Uno de ellos es el que se refiere a la capa de ozono. El agujero se habría ido reduciendo y, a lo largo de este año, se habría llegado a niveles que no se alcanzaban desde 1988. La capa de ozono estaría «curándose» y podría llegar a cerrarse completamente a mitad de siglo. El protocolo de Montreal aprobado en 1987 estaría dando sus frutos y medidas como la prohibición de clorofluorocarbonos han sido efectivamente tomadas en cuenta por la mayoría de los estados, con una disminución de los mismos del 90%.
Otro aspecto positivo lo tenemos en una mayor concienciación por parte de la población mundial. En este sentido, el uso de energías renovables es cada vez mayor. Según cifras de la ONU, 2016 batió récords en cuanto a la instalación de fuentes renovables. Se habría llegado a cifras de potencia instalada de 138.000 megavatios. Un crecimiento del 9% en un año.
Sí o sí, la pelota está en nuestro tejado. ¿Nos ponemos las pilas para salvar el planeta y dar un lugar a nuestros hijos para poder vivir? No queda demasiado tiempo para tomar la decisión.
Imagen | Pixabay, Academic OUP
En Nobbot | ¿Sacrificarías parte de lo que eres y de la vida que llevas por salvar el planeta?