El astuto y cruel cerdo Napoleón seguramente habría encontrado una manera de explotar el reconocimiento facial para controlar a los animales que poblaban su granja. Con menos esfuerzo de sus terribles perros, podría haber reprimido cualquier rebelión. Sin embargo, ni siquiera George Orwell pensó que la distopía tecnológica que protagoniza ‘1984’ también podría aplicarse a su otra gran obra maestra, ‘Rebelión en la granja’. Si hoy estuviera vivo, tal vez lo haría.
Actualmente, una tecnología desarrollada para los seres humanos está siendo explotada por compañías e investigadores para controlar poblaciones enteras de animales. The New York Magazine ha recopilado algunas de estas soluciones, escogiendo entre las más prometedoras y originales.
El uso del reconocimiento facial en animales ha demostrado ser, hasta ahora, mucho más eficaz que en los humanos. En la mayoría de los casos, de hecho, se utiliza para mejorar sus vidas. Tanto con el propósito de preservar algunas especies como por razones comerciales. Para nosotros, los humanos, funciona de manera diferente. Se utiliza para mejorar nuestra seguridad, desbloquear un móvil o identificar a las personas buscadas por la policía. Pero también para limitar nuestra privacidad.
En particular, en China las cosas se han salido un poco de madre. Los ordenadores pueden identificar a las personas a través de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad. Y el uso del reconocimiento facial por parte del gobierno se está volviendo sistemático, hasta el punto de parecer un verdadero sistema de vigilancia masiva. Por lo tanto, no sorprende que algunos de los proyectos de control animal a gran escala se hayan originado en China.
Los usos comerciales del reconocimiento facial EN animales
Uno de los proyectos más interesantes y ambiciosos es ‘GoGo Chicken’. Ha sido desarrollado por la compañía de seguros china ZhongAn Online. La idea es utilizar el reconocimiento facial para distinguir a los pollos, a fin de rastrear su paso por toda la cadena de suministro. El sistema se basa en blockchain. De este modo, los consumidores pueden comprobar fácilmente el lugar de nacimiento, la alimentación y la información sanitaria del animal recién comprado, sin tener que recurrir a etiquetas o chips.
Una empresa irlandesa está desarrollando sistemas de reconocimiento facial para el ganado. La compañía colabora con los ganaderos y les proporciona herramientas para recopilar datos sobre las características de los morros de cada animal. De esta manera, pueden monitorear mejor la salud del ganado y evaluar las oscilaciones en la producción de la leche con mayor precisión. Lo mismo, pero con cerdos, está llevando a cabo la empresa china de comercio electrónico JD.com. Con este método, epidemias de gripe aviar, peste porcina o la enfermedad de las vacas locas podrían controlarse a tiempo.
En Noruega, una compañía está utilizando un sistema de reconocimiento facial para distinguir a millones de salmones del Océano Atlántico. Así pueden llevar a cabo un seguimiento de las enfermedades que a veces diezman poblaciones enteras. La recopilación de datos podría ser muy útil para los piscicultores a la hora de reducir la tasa de mortalidad y evitar la propagación de parásitos peligrosos.
Investigación para la protección de los animales
Otras iniciativas no tienen fines puramente comerciales. Son investigaciones que, al menos en principio, tienen como objetivo mejorar la vida de los animales. La Universidad de Cambridge ha desarrollado un sistema para identificar las condiciones de estrés en las ovejas mediante la observación de sus expresiones faciales. El diagnóstico es automático y mucho más rápido que el de un veterinario. O un psicólogo de ovejas.
En África, estos sistemas se utilizan también para catalogar miles de leones y mantener su población bajo control. El monitoreo de elefantes, por otro lado, facilita el descubrimiento de casos de caza furtiva. Finalmente, un grupo de investigadores británicos está utilizando plataformas como Flickr e Instagram para construir una base de datos que ayude a rastrear la población global de tigres. Una vez recolectadas, las fotos son analizadas en una aplicación gratuita llamada Wildsense Tigers.
Los lémures, unos de los primates más amenazados del planeta, son endémicos de Madagascar. Su seguimiento es muy complejo debido al entorno en el que viven. Investigadores de la Universidad George Washington de Estados Unidos crearon LemurFaceID, un sistema de reconocimiento facial capaz de distinguir un lémur de otro con una precisión del 97 por ciento. El objetivo es monitorear la población de estos animales (tan adorables como frágiles) a lo largo de toda su vida.
El mismo concepto se ha aplicado a las ballenas. En ese caso se ha creado una especie de ‘Facebook para ballenas’, como lo bautizó The Atlantic. También en este caso, la inteligencia artificial es capaz de reconocer cada espécimen con una precisión del 87 por ciento.
Aplicaciones domesticas
También hay aplicaciones que explotan el reconocimiento facial para encontrar mascotas perdidas. PiP es una de ellas, y está pensada para los que hayan perdido a su perro o gato. Se puede alertar de la desaparición en la aplicación, publicando una foto y algún otro detalle del animal. La idea es que aquellos que lo encuentren puedan tomar una foto con PiP y así localizar al propietario.
El reconocimiento facial en animales también se utiliza para el ocio humano. Este es el caso, por ejemplo, de los observadores de aves. En Estados Unidos, la Universidad de Cornell ha creado Merlin Bird ID, una aplicación para smartphones que utiliza el reconocimiento de formas y colores para identificar hasta 400 especies diferentes de aves. Al fotografiar un espécimen, el sistema lo compara con sus archivos, proponiendo la respuesta más probable.
Está claro que los animales no tienen la opción de quejarse por la violación de su privacidad. Y, como en otros campos, probamos sobre ellos tecnologías que aún no consideramos completamente seguras para los humanos. Sin embargo, parece que esta vez nuestra tecnología puede ser realmente útil para hacer un seguimiento de los ecosistemas y gestionar positivamente las poblaciones. Napoleón estaría de acuerdo con ello.
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