Poco a poco, los robots sociales van introduciéndose en nuevos territorios relacionados con nuestras actividades más mundanas. Sin embargo, nada parece quedar fuera del alcance de sus brazos de metal, tampoco la religión. Los robots religiosos golpean con fuerza las puertas de los templos.
No debe resultar tan sorprendente pues el uso de objetos sagrados o figuras a las que se atribuyen capacidades sobrenaturales está presente en toda la historia de la humanidad, desde las cavernas a nuestros días. En el caso de la religión católica, a la que nos sentimos más cercanos por tradición cultural, solo hay que entrar en una iglesia o contemplar una procesión para darse cuenta de ello.
el monje mecánico
Se atribuye al relojero italiano Juanelo Turriano la creación de un monje mecánico con el objetivo de que el rey Felipe II pudiera dirigir a él sus plegarias para que Dios salvara a su hijo de una enfermedad grave. Este prodigio de ingeniería mecánica puede ser el antecedente más directo de los actuales robots religiosos que aportan brillo metálico al rostro de Dios o sus emisarios en la Tierra.
Conservado en el museo Smithsonian, muestra capacidades sorprendentes: cada parte del cuerpo del monje realiza sus propias acciones; el cuerpo gira, la cabeza mira a izquierda y derecha; la boca se mueve, los ojos miran hacia la cruz cada vez que se levanta, el brazo derecho golpea el pecho y, quizás lo más impresionante, el brazo izquierdo levanta y baja la cruz y el rosario.
La pericia de Turriano era tan apreciada en su tiempo que este relojero protagonizó leyendas como la creación de un autómata casi perfecto, el “hombre de palo”, que según sus vecinos toledanos iba todos los días desde la casa del inventor hasta el Palacio Arzobispal para recoger la comida.
robots religiosos en el antiguo egipto
Sin embargo, los antecedentes de los robots religiosos se remontan mucho más atrás en la línea del tiempo. En su “Historia de la Automática”, el profesor Diego Moñux Chércoles, de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales (Universidad de Valladolid), explica cómo encontramos leyendas griegas y chinas relacionadas con autómatas.
“Entre las griegas destacan los autómatas descritos en la leyenda de los argonautas: el monstruo Talos que éstos se encuentran al llegar a Creta y el perro construido por los héroes para guardar su nave. También están los trípodes semimovientes creados por Hefesto y Dédalo y las estatuas vivientes de éste último, guardianas del laberinto”, explica.
“Muchas de las primeras figuras articuladas conocidas están ligadas con ceremonias religiosas: la estatua de Anubis de mandíbula móvil para simular que hablaba o las estatuas de Tebas que hablaban y movían los brazos. Incluso los sacerdotes incas —según testimonio del Inca Garcilaso— podrían haber construido mecanismos semejantes en sus santuarios para impresionar al pueblo. En la tradición judía, existe desde antiguo la leyenda del gólem, criatura de barro a la que se da vida mediante una fórmula mágica, y que en la Edad Media se extiende a las estatuas que cobran vida por efecto de la magia”, concluye Moñux Chércoles.
robots teomórficos y santidad percibida
Así que, tanto por tradición cultural como por el desarrollo actual de la robótica, resulta lógico que Gabriele Trovato, investigador de la Universidad de Waseda haya introducido en su clasificación de robots sociales la categoría de robots teomórficos, como aquellos que representan a la deidad. Este autor añade un elemento sorprendente para valorar el desempeño de estos robots religiosos, más allá de la eficiencia: la santidad percibida.
Con el fin de generar similar empatía a la que surge de la interacción con los iconos habituales, el autor recomienda seguir la tradición icónica del arte sacro, jugando con símbolos, materiales y metáforas reconocibles para los que se arrodillan ante el robot teomórfico. Esta es la idea a partir de la cual dio forma a SanTO, el primer robot católico del mundo que, entre otras tareas, cuenta la biografía del santo del día, responde a cuestiones teológicas e incluso ofrece consejo utilizando citas eclesiásticas.
Con forma de altar de bazar chino, está equipado con un software cuyo algoritmo escucha al usuario, escanea su rostro en busca de signos de emociones específicas y selecciona textos religiosos que pueden ser relevantes para sus problemas.
«Muchas personas religiosas encuentran consuelo en las estampas y los iconos sagrados. El santo forma parte de estos iconos, pero, al ser interactivo, hace compañía durante la oración y ofrece información proveniente de la Biblia y de otros documentos católicos”, explica Trovato.
SanTO es un robot teomórfico, una línea de diseño desechada por los creadores de BlessU2, un robot humanoide diseñado por la Iglesia Protestante en Hesse y Nassau en Alemania para bendecir a los feligreses en cinco idiomas. Presentado en 2017, también puede recitar textos bíblicos e imprimirlos.
¿sacerdotes al paro?
Con su tosco aspecto, BlessU2 parece más bien un robot infantil o fruto de la imaginación de algún escrito de ciencia ficción de los años 50. Sin embargo, tal como demuestran, en un estudio publicado en “Journal of Social robotics,” investigadores de la universidad de Würzburg, el ingenio es apreciado por los feligreses. Las más de 1.900 personas encuestadas destacaron que BlessU2 demostraba la creatividad humana, aumentaba el alcance de las instituciones religiosas, servía para ofrecer consuelo cuando no hay alternativa y mejoraba el servicio con capacidades únicas de un robot.
Visto lo visto, quizás los sacerdotes también deban empezar a pensar en su futuro laboral pues los robots están llamando con fuerza a las puertas de los templos.