Un terremoto de magnitud 4,4 sacudió la provincia de Granada el pasado 23 de enero. El sismo ocurrió a las 12:15, con epicentro en Santa Fe, y una profundidad de apenas 2 kilómetros. Ha sido el terremoto más potente de los últimos diez años en la provincia y el segundo más fuerte en más de 30 años. En general, los terremotos en España no suelen ser muy fuertes, pero la falta de prevención hace que causen muchos más daños de lo que deberían.
Los terremotos en España
En la provincia iliberitana se está produciendo un enjambre sísmico: casi 900 temblores con epicentros registrados cerca de Granada, Santa Fe, Atarfe y Cúllar Vega. La llamada falla de Granada se encuentra entre las zonas con mayor actividad sísmica de la península. Si excluimos algunas áreas prepirenaicas, los terremotos en España se producen principalmente en el sur, alrededor de las cordilleras Béticas. Estas montañas son el efecto de la colisión entre las placas de África y Europa.
Geológicamente, Europa y África están en contacto directo y se enfrentan en el Mediterráneo. La falla Gloria es una enorme ‘grieta’ en la corteza terrestre que comienza cerca de las islas Azores y continúa hasta Gibraltar. Aquí, se transforma y se convierte en una deformación. Se bifurca por un lado en las cordilleras Béticas y, por el otro, en el Rif marroquí y el Atlas de Argelia. La falla principal continúa hacia Sicilia, remonta a Italia hasta los Alpes y desciende de nuevo por el Adriático. Llega entonces a Grecia y Turquía, donde pasa a llamarse falla de Anatolia Oriental.
La zona de colisión que ha generado los terremotos de Granada va desde Cádiz, Gibraltar, hasta Alicante, pasando por Málaga, Granada y Murcia. Concretamente, este territorio está recorrido por dos fallas principales: la de Granada, que es en realidad un conjunto de fallas pequeñas, y la falla de Alhama de Murcia. Esta mide 85 km y se sitúa entre el norte del valle del Guadalentín y Puerto Lumbreras. Los peores terremotos en España se produjeron aquí: Almería en 1522, Torrevieja en 1822, Arenas del Rey (Granada) en 1884 y Albolote (Granada) en 1956.
La falla de Alhama de Murcia
El 11 de mayo de 2011, Lorca sufrió un terremoto de magnitud 5,1 que provocó nueve muertos y numerosos heridos. El epicentro se ubicó a tan solo dos kilómetros de la ciudad, mientras que el hipocentro, a una profundidad de entre 1 y 2 kilómetros. Este punto es desde donde se ramifican las ondas sísmicas y puede localizarse a profundidades que van desde unas pocas decenas de metros hasta cientos de kilómetros.
El punto de la superficie ubicado en la vertical del hipocentro es el epicentro. Si la distancia entre el epicentro y el hipocentro es menor de entre 60 y 70 kilómetros, el terremoto se considera superficial; intermedio si la distancia está entre 300 y 500 kilómetros y profundo si está entre 500 y 700 kilómetros. Cuanto más superficial es el hipocentro, mayor es la violencia percibida del sismo.
La falla de Alhama de Murcia es una falla transitoria, en la que los dos bloques en contacto se deslizan entre sí en una dirección horizontal. En la zona de Lorca, sin embargo, la situación se complica por la presencia de fallas menores con diferentes direcciones y por movimientos que también se producen en vertical. La falla permanece en movimiento casi continuamente, provocando pequeños sismos. Esto, en realidad, es bueno porque permite a la energía liberarse poco a poco.
Como está ocurriendo también en estos días, tras un sismo, los temblores tienden a repetirse. Un terremoto no es más que una liberación de energía en la corteza terrestre, que se produce cuando se rompe el equilibrio que mantiene unidas algunas de las partes que lo componen. Puede suceder que esta energía recién liberada afecte a los volúmenes adyacentes de roca. Estos volúmenes, a su vez, podrían encontrarse en un equilibrio precario, desencadenando nuevos eventos sísmicos.
Enjambre sísmico y réplicas
Este mecanismo da vida a un verdadero contagio sísmico, que puede durar meses o incluso años. El fenómeno se llama enjambre sísmico, que se desarrolla en un área determinada y durante un período de tiempo bastante prolongado. En los enjambres sísmicos no se puede identificar un sismo principal, ya que la energía liberada es en promedio la misma para cada evento. Suele haber un aumento en la frecuencia de los temblores y una posterior disminución.
Por lo tanto, el enjambre sísmico no debe confundirse con las llamadas ‘réplicas’, que suelen seguir a un sismo inicial de mayor intensidad. La energía de las réplicas generalmente permanece constante mientras que su número disminuye con el paso del tiempo. Son los temblores de asentamiento, perduran hasta que la tierra encuentre un nuevo equilibrio.
El riesgo sísmico de España es mucho menor que el de otras zonas del Mediterráneo, como Italia o el Mar Egeo, entre Turquía y Grecia. Si bien los terremotos en España son alrededor de 2.500 cada año, solo unos pocos son percibidos por la población. Además, los terremotos de magnitud superior a 6,0 suelen tener un hipocentro profundo y un epicentro en las aguas del mar de Alborán, hecho que reduce los efectos sobre el territorio.
Esto es una suerte, pero también un problema. De hecho, la menor frecuencia de terremotos en España significa que se tiende a subestimar el riesgo sísmico. Esto provoca una relajación en las medidas de prevención. Además, la población carece de una memoria histórica sobre los eventos del pasado. La consecuencia es no saber qué hacer cuando ocurre un terremoto. Y que sismos no muy fuertes produzcan graves daños. Por esto, habría que sensibilizar sobre los riesgos geológicos, la importancia de la construcción antisísmica y la prevención.
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