Los viajes en tren siguen siendo, en general, el modo de transporte motorizado de pasajeros más respetuoso con el medio ambiente en Europa en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero, en comparación con viajar en avión o en coche, según dos estudios sobre el transporte y el medio ambiente
publicados por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
Informe anual sobre transporte y medio ambiente de 2020 (TERM) aborda el tema y evalúa el valor de viajar en avión o en tren, en el contexto de los esfuerzos de poner en marcha el Pacto Verde Europeo que incluye el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte en un 90 % de aquí a 2050, en comparación con 1990. La transición hacia un transporte más sostenible puede contribuir en gran medida a lograr este objetivo. En cuanto al transporte de pasajeros, pasar del transporte aéreo al ferrocarril puede desempeñar un papel clave, según el informe.
El últimoEn 2018, el transporte representó el 25 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE. Las emisiones de este sector proceden principalmente del transporte por carretera (72 %), mientras que el transporte marítimo y la aviación representan el 14 % y el 13 % de las emisiones, respectivamente, y el ferrocarril, un 0,4 % (emisiones procedentes únicamente de los trenes diésel).
En el informe se analizan específicamente los impactos del transporte ferroviario y aéreo, ambas piezas importantes del sector europeo del transporte de pasajeros. La evaluación concluye que el transporte por ferrocarril es la mejor manera de viajar y la más razonable, aparte de los desplazamientos a pie o en bicicleta. Las emisiones de la aviación tienen efectos mucho mayores en términos de pasajeros-kilómetro.
Por ello, desde organizaciones como Greenpeace se pide potenciar el tren frente al avión en los recorridos dentro de la península. “El avión es el modo de transporte más contaminante por viajero transportado, sobre todo cuando se trata de vuelos cortos. Y no hay una tecnología que nos permita volar sin CO2. Pero también tenemos que ser realistas: no podemos pedir a lugares como Canarias o Baleares que renuncien a su conectividad, pero sí podemos promover el tren para movernos dentro de la Península y evitar un gran número de vuelos innecesarios”, señalaban durante una protesta realizada en la madrileña estación de Atocha.
En otro informe breve de la AEMA se afirma que tanto el ferrocarril como el transporte marítimo son las opciones que hacen un uso menos intensivo del carbono en el transporte motorizado. El transporte ferroviario y por vías navegables registra las emisiones más bajas por kilómetro y unidad transportada, mientras que las del transporte aéreo y por carretera son significativamente más elevadas.
Y es que volar no es necesariamente la elección más perjudicial; viajar con un coche de gasolina o diésel, especialmente si se desplaza solo una persona, puede resultar más nocivo.
El informe concluye que se debería fomentar la transición hacia el transporte por ferrocarril y por vías navegables y, al mismo tiempo, mejorar la eficiencia relativa a los gases de efecto invernadero de todos los modos de transporte motorizados.
¿Es buena idea viajar en avión y ampliar aeropuertos?
Al hilo del anuncio del gobierno de España de la intención de ampliar los aeropuertos de Barajas y El Prat, se han generado dudas sobre sus planes verdes. Los detractores de estas propuestas han destacado el efecto de la aviación sobre las emisiones de CO2 y, por tanto, sobre el calentamiento global. Pero, ¿qué impacto tienen los vuelos sobre el medioambiente?
Las emisiones de CO2 de todas las operaciones comerciales en aviación en 2019 sumaron 918 millones de toneladas métricas, un aumento del 29% desde 2013. El 85% de las emisiones se derivan del transporte de pasajeros.
En promedio, según los datos del International Council on Clean Transportation, la aviación de pasajeros emitió 90 gramos de CO2 por pasajero-kilómetro en 2019, una disminución del 2% con respecto a 2018 y del 12% con respecto a 2013. Por lo tanto, las aerolíneas siguen en camino de cumplir su objetivo de mejorar la eficiencia del combustible en un 2% por año.
Sin embargo, los resultados muestran que las operaciones globales de pasajeros se están volviendo más eficientes en combustible, esto no está sucediendo lo suficientemente rápido como para compensar el crecimiento del tráfico. El tráfico comercial ha aumentado casi cuatro veces más rápido que la mejora de la eficiencia del combustible y el CO2 de los aviones de pasajeros las emisiones aumentaron un 33% entre 2013 y 2019.
Curiosamente también hay clases a la hora de contribuir al calentamiento global a la hora de viajar en avión. El 19% del CO2 de la aviación comercial en 2019 estuvo vinculado al movimiento de pasajeros en asientos premium (primera clase y clase ejecutiva), más alto que el porcentaje del transporte aéreo. Un pasajero en clase premium emitió de 2,6 a 4,3 veces más CO2 por kilómetro que un pasajero en clase económica, dependiendo de la clase de avión.
un sector en transformación
Conscientes de su impacto en el cambio climático, desde el sector de la aviación se han adoptado una serie de objetivos de sostenibilidad. La Asamblea de la Organización de Aviación Civil Internacional, en su cuadragésimo período de sesiones de 2019, adoptó la Resolución A40-18: Declaración consolidada de las políticas y prácticas continuas de la OACI relacionadas con la protección del medio ambiente – Cambio climático . Reiteró los dos objetivos globales a los que se aspira para el sector de la aviación internacional de una mejora anual del 2% en la eficiencia del combustible hasta 2050 y un crecimiento neutro en carbono a partir de 2020, según lo establecido en la 37a Asamblea en 2010.
Para lograr los objetivos a los que se aspira a nivel mundial y promover el crecimiento sostenible de la aviación internacional, la OACI está aplicando una serie de medidas que incluyen mejoras en la tecnología aeronáutica, mejoras operativas, combustibles de aviación sostenibles y medidas basadas en el mercado (CORSIA).