A veces la ciencia nos sorprende con nuevos estudios que llegan a inesperadas conclusiones. En uno de ellos, se halla una relación entre las aguas residuales de los inodoros con las características socioeconómicas de la población.
Aunque parezca raro, el hecho es que las aguas residuales están siendo objeto de estudio para asuntos tan dispares como la detección de brotes de la COVID-19 o la búsqueda de una fuente de energía limpia y sostenible.
En un nuevo trabajo, publicado en la revista PNAS, investigadores de la Universidad de Queensland y el Instituto Noruego de Investigación del Agua tomaron muestras diarias de aguas residuales de 22 plantas de tratamiento australianas durante una semana.
aguas residuales y clase social
Los investigadores pudieron comparar la composición del agua con los datos socioeconómicos del censo, como la edad, la educación y el nivel de ingresos, la tasa de empleo o la calidad de la vivienda. De este modo, se analizaron unos 43 biomarcadores y los investigadores hallaron distintas correlaciones, algunas de ellas sorprendentes.
En lo que tiene que ver con la dieta, los científicos detectaron más biomarcadores de vitamina B en la orina de los ricos, lo que refleja una dieta más diversificada. También encontraron una fuerte correlación entre el consumo de fibra y el nivel de educación, lo que indica que las personas con mayores recursos económicos comen más frutas y verduras que las poblaciones desfavorecidas.
Respecto al consumo de fármacos, el uso de opioides es común con independencia del nivel de vida y la edad. Sin embargo, hay dos excepciones: la morfina, cuyo consumo aumenta significativamente a medida que envejecemos (revelando una mayor frecuencia de enfermedades crónicas), y el tramadol, muy común entre los trabajadores (probablemente más expuestos al dolor en el trabajo).
pobres deprimidos y ricos alérgicos
El análisis relacionado con los antidepresivos resulta muy revelador. En general, estos últimos están más presentes en poblaciones desfavorecidas, pero cada antidepresivo parece corresponderse con una situación específica: citalopram para personas solteras y divorciadas, venlafaxina en trabajadores y amitriptilina en personas con educación superior. Otra curiosidad: los ejecutivos muestran un mayor consumo de antialérgicos utilizados contra la rinitis alérgica y la urticaria.
Si bien los biomarcadores de tabaco se distribuyen equitativamente en la población, los del alcohol están fuertemente correlacionados con tres indicadores: personas con un alto nivel de ingresos, con cargos directivos y aquellos que viven en viviendas de alquiler elevado. En otras palabras, las personas ricas beben más, » el alcohol es un marcador de estatus social «, dicen los autores. Del mismo modo, » el consumo de café parece estar fuertemente asociado con altos niveles de educación y una buena comodidad financiera «. Una conclusión que contradice el estereotipo de que las personas desfavorecidas se emborrachan más.