El volumen de datos que cada individuo genera cada día es del orden de 5 GB y se calcula que, para 2020, el número de datos almacenados ascienda a 44 zettabytes (un Zettabyte es equivalente a 100.000.000.000 Terabytes). Las empresas están evolucionando para poder obtener beneficio de esta realidad, invirtiendo en tecnologías de inteligencia artificial y profesionales de Big Data. Sin embargo, se calcula que hoy solo usan estos datos alrededor de un 5% de las compañías, por lo que el potencial de esta nueva disciplina se antoja inmenso, tanto como las posibilidades de empleo que ofrece de cara al futuro.
Según IBM, cada día se generan en el mundo 2,5 quintillones de bytes. Eso son cifras de 30 ceros, inimaginables para un cerebro humano. En los últimos dos años se han creado el 90% de los datos almacenados en el mundo desde el origen de la Historia. Y los números no harán sino crecer en el futuro inmediato.
Estas cifran nos aturden a cualquiera de nosotros y también a las empresas que, salvo excepciones como las de los grandes gigantes tecnológicos, no están sabiendo cómo aprovechar este conocimiento. Y eso a pesar de que, con las nuevas tecnologías, ya son capaces de manejar una enorme cantidad de datos derivados de su relación con el cliente, de sistemas internos de gestión recursos humanos, de producción, distribución y otros datos transaccionales, recopilados y almacenados, además, en formatos muy diversos.
Sin embargo, entre sus dedos se escurre una ingente cantidad de información que podría ser muy útil para sus objetivos corporativos. Por ello, según IDC Research, en 2020, el 50% del gasto tecnológico en las empresas estará relacionado con los datos, y su aprovechamiento contribuirá decisivamente en el proceso de digitalización y en la mejora de su negocio y sus actividades.
big data y patrones de comportamiento
Sectores distintos como el “retail”, para crear patrones de comportamiento de sus clientes; la publicidad, con anuncios dirigidos; o los medios con los contenidos a la carta o las compañías de seguros para el análisis de riesgos, son solo algunas de las áreas donde el manejo de datos se antoja clave.
¿Pero cómo se traduce el uso de esos datos en el desarrollo de las empresas? Pues, por ejemplo, a través de la competitividad que ganarán mediante la personalización de sus productos y servicios, centrándose en las necesidades específicas de cada target de cliente, actual o potencial.
Otro ejemplo: al evaluar los flujos poblacionales, es decir, cómo se mueven los consumidores de un lugar a otro, las empresas pueden mejorar y acelerar sus estudios de mercado y así identificar nuevas tendencias y hacer perfiles más ajustados de sus clientes.
Tal como señala Carmen Reina, responsable de cultura de datos en Orange España, “la personalización de las estrategias corporativas se consigue con el conocimiento de los gustos de los clientes, de sus aficiones, de lo que quieren, ya sea a través de la información que proporciona a través de redes sociales o de datos abiertos agregados”.
“Todo ello –explica-, proporciona una información de valor incalculable para anticiparse a sus deseos y poner a su disposición una oferta personalizada, avanzando así en una mayor satisfacción en su experiencia con la empresa y en su fidelización”.
Eso sí, las empresas deben utilizar únicamente los datos autorizados por el cliente y de acuerdo a los establecido en el nuevo reglamento de protección de los datos personales, vigente desde el 25 de mayo de este año para mejorar la seguridad y la protección de los datos de los consumidores.
nuevas profesiones «sexys»
Pero para aprovechar esta oportunidad que ofrece el Big Data -señala Carmen Reina- no solo es necesario invertir en infraestructuras sino que, también, es preciso acometer cambios organizativos. La situación, en este sentido, no es muy halagüeña: según McKinsey, únicamente el 18% de las compañías cree tener las capacidades necesarias para obtener y usar los datos generados por la organización de una forma efectiva en el desarrollo del negocio.
Es por ello que surgen nuevas oportunidades laborales en este entorno con nuevos perfiles que, cada día que pasa, serán más demandados, como Data Translator o Data Scientist. El Data Translator es un traductor de los datos, que tiene conocimientos técnicos y de negocio. Gracias a estas capacidades, podrá definir patrones de consumo y experiencia de los clientes y hacer predicciones de su comportamiento futuro.
En resumen, “el Data Translator es el encargado de trasladar a los que toman las decisiones estratégicas, de una forma ilustrativa y entendible, el significado de los análisis realizados y las conclusiones extraídas por los Data Scientist”, explica Carmen Reina.
Precisamente la de Data Scientist fue considerada por The New York Times “la profesión más sexy del siglo XXI”. Un analista de datos está en el centro de esa marejada llamada Big Data y se encarga de interpretar la abundante y heterogénea información en poder de una compañía para facilitar que sus directivos tomen las decisiones de mercado y estrategia correctas.
dataxperience de orange
Cada vez son más las compañías que se están poniendo manos a la obra para captar talento en estos nuevos perfiles profesionales. Es el caso de Orange, que recientemente celebró la segunda edición de su «DataXperience», un evento en el que, desde la propia experiencia de líderes del sector, se comparten prácticas, conocimientos y tendencias de uno de los apartados con más futuro del mundo de las TIC.
La compañía aprovecha esta reunión para detectar posibles candidatos que puedan cubrir sus necesidades de captación de profesionales en el ámbito del Big Data. Ahora mismo busca a especialistas en el manejo de datos, que pueden enviar su currículum a la dirección [email protected].
inmenso yacimiento de empleo
Y es que, según estimaciones de la Unión Europea, en 2020 habrá 10,4 millones de trabajadores dedicados al mundo del Big Data, casi el doble de los que había el año pasado. Muchos serán puesto reconvertidos, pero casi un millón serán empleos de nueva creación.
Ante este nuevo paisaje surcado de datos, las empresas tienen dos opciones: aprovechar o no las oportunidades de mejora de la competitividad que ofrece el Big Data. La segunda opción les abocará al fracaso en la sociedad futura así que solo queda saber cuánto tardarán en incorporar esos perfiles profesionales con lo que van a poder diferenciarse y destacar sobre su competencia.
Álvaro Barbero es Chief Data Scientist del Instituto de Ingeniería del Conocimiento e investigador del Grupo de Aprendizaje de Máquinas de la Universidad Autónoma de Madrid, y explica a Nobbot que “las empresas que más lo han adoptado son las que están muy pegadas al desarrollo de software y son más activas a este mundo digital y de los datos”.
“Luego le siguen empresas de consultoría informática, banca y el mundo del marketing para aplicación de campañas, análisis de comportamiento de clientes, etcétera. Poco a poco se van añadiendo el resto de sectores, cada uno con sus capacidades. Pero es algo que está permeando a todo el empresariado”, añade.
Por tanto, todo apunta a que la demanda de profesionales preparados para el futuro seguirá creciendo en los próximos años, casi al mismo ritmo que crece la producción global de datos.