Ocho millones de estudiantes no universitarios comenzarán en septiembre el nuevo curso. Las incógnitas sobre el regreso a las aulas se multiplican por los efectos de la crisis sanitaria del COVID-19. La pandemia ha generado una nueva conciencia sobre la calidad del aire y el impacto en la salud.
Por eso hay que tomar medidas para que los centros escolares y los alumnos estén más protegidos.
La vuelta al colegio supone un riesgo añadido: además del coronavirus influyen varios factores, como que las escuelas suelen ser caldo de cultivo de gérmenes y bacterias. La contaminación del aire, los ácaros del polvo y las esporas de moho también contribuyen a hacer más peligroso este retorno. De hecho, el aire interior está más contaminado que el exterior por las emisiones contaminantes (como el formaldehído) del mobiliario y otros materiales (los Compuestos Orgánicos Volátiles de la pintura). Solución: evitar productos con COVs.
Un reciente estudio de mayo de este año de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III y la Universitat Jaume I, pone de relieve la presencia de partículas sólidas contaminantes en las aulas de educación primaria en siete colegios de Elche, objeto de la investigación. En el entorno de estos centros se sitúa un importante número de empresas dedicadas al procesamiento de materiales cerámicos. El análisis de las partículas analizadas (de menos de 2,5 micrómetros) evidencia la necesidad de proteger la salud de los niños en áreas de alta industrialización.
LOS NIÑOS, MUY SENSIBLES A LA CONTAMINACIÓN
El pasado año, un colegio de Madrid situado en la llamada zona cero de la contaminación en la capital saltó a los medios por las protestas de los padres de los alumnos, que exigieron un plan de choque que pueda limitar los efectos de la polución que sufren sus hijos. La Unión Europea fija como límite de contaminación 40 microgramos de dióxido de nitrógeno por metro cúbico de aire. En esa zona, a principios de febrero ya se habían registrado 62 microgramos. Es un centro neurálgico del tráfico de vehículos en la ciudad.
El informe Aire sano, infancia más sana, elaborado por la ONG Health and Environment Alliance (HEAL), examinó la calidad del aire en doce colegios públicos españoles (con 5.500 alumnos) entre marzo y abril de 2019. La medición de partículas (PM), dióxido de nitrógeno (NO2) y dióxido de carbono (CO2) reveló que la calidad del aire dentro y fuera de los centros de educación pública ni protegen la salud ni garantizan que el aprendizaje siga un proceso óptimo de concentración y productividad.
PERIODO CRÍTICO DEL DESARROLLO
Los niños de primaria y secundaria pasan un promedio de unas 7.751 horas en la escuela. Traducido a porcentajes, el tiempo que los alumnos permanecen en los centros escolares van del 15% al 19%. Resulta vital para su salud que el ambiente donde se desarrollan las clases y otras actividades sea limpio y seguro. Contaminación, virus y bacterias esperan a los estudiantes en sus colegios.
La infancia es un período crítico para el desarrollo del cerebro, los pulmones y el sistema inmunológico. La mala calidad del aire puede perjudicar la función pulmonar, el desarrollo neurológico y favorecer el asma. Los bebés prematuros, que nacieron con pulmones inmaduros, son más vulnerables a las toxinas ambientales. Las investigaciones vinculan la contaminación del aire y la mortalidad infantil. El PM10 (materiales de la corteza terrestre, polvo de carreteras e industrias y moléculas orgánicas) y el PM2.5 (producidas por gases, producto de la combustión y vapores orgánicos y metálicos condensados) son partículas lo suficientemente pequeñas para penetrar en el sistema respiratorio y el organismo, especialmente el PM2.5. Existen razones biológicas que explican que los niños pequeños son más susceptibles a la contaminación del aire porque los pulmones se están desarrollando hasta aproximadamente los 6 años.
En comparación con los adultos, los niños también tienen una mayor superficie pulmonar en relación con su peso corporal y respiran un 50% más de aire por kilogramo de peso. El proceso de crecimiento es un momento crítico en el que la exposición a la contaminación atmosférica puede tener efectos en la salud. Según el Children’s Health Study, realizado por la Universidad del Sur de California, los niños que pasan mucho tiempo cerca de las autopistas y del tráfico pesado tienen una función pulmonar notablemente reducida cuando llegan a la edad adulta, y son más propensos a padecer asma debido al CO que emiten directamente los vehículos.
pintura para mejorar la calidad del aire
Un ejemplo de beneficios para los centros escolares lo tenemos en la escuela de primaria St Mary’s RC, en Chiswick (Londres), incluida en 2017 entre las 50 escuelas más contaminadas de la capital británica. Un grupo de padres impulsó una campaña para cambiar las tornas. El éxito llegó en forma de patrocinadores y apoyos, como el de la actriz Emma Thompson. El objetivo era construir una infraestructura verde en el patio del colegio, en el muro de ladrillos que separa el centro de una carretera con un flujo de 80.000 vehículos al día. Dos años después, el alcalde de Londres, Sadiq Khan, inauguró el muro, donde colocaron 12.000 plantas, una especie de barrera verde frente a la contaminación.
La acción se completó pintando el comedor y el patio del recreo, de 16 metros de largo, con la ecopintura Airlite. «El mural del patio fue realizado por los niños, los padres y los visitantes, entre los que se hallaba el alcalde de Londres. Este producto actúa de manera directa contra las partículas PM2.5, eliminando las moléculas orgánicas que forman parte de su composición en una proporción significativa. Además, destruye NOx, SOx y COVs, precursores de la formación de las partículas», explica María Marín, directora de Airlite.
Las infecciones constituyen así mismo un riesgo para la salud y el colegio puede ser un entorno de contagio, que hace aumentar el absentismo y el rendimiento escolar. Según María Marín, «estudios realizados han demostrado la elevada eficacia de Airlite en la eliminación de virus (como gripe y coronavirus), bacterias (incluidas las multirresistentes a antibióticos) y moho, que causan enfermedades e infecciones. En Italia está recomendado para colegios y guarderías por el Ministerio de Medio Ambiente. Se aplica sobre cualquier superficie y se activa mediante la luz, natural o artificial».
«Este purificador de aire en forma de pintura -añade Marín- combate la contaminación (elimina hasta un 88,8% de los contaminantes) porque tiene el mismo efecto que una parcela de árboles: una superficie de un metro cuadrado cubierta con Airlite elimina 0,069 gramos de dióxido de nitrógeno cada 12 horas».