En los últimos días, la holgazana tontería de la red se vio sacudida por la invasión de fotos de amigos y conocidos envejecidos repentinamente.La culpa es de ellos, los amigos, pero también de FaceApp. Uno de los fenómenos de este verano. No obstante, la idea de cambiarse los rasgos de la cara no es algo nuevo en el mágico mundo de internet. Desde hace años, chicas coreanas triunfan gracias a sus habilidades de maquillaje, con las que, literalmente, se convierten en otras personas.
Empecemos por el principio. Corea del Sur luce una próspera industria cosmética, que factura alrededor de 10.000 millones de dólares al año. La estética en Seúl es algo muy serio. La popularidad de la cirugía también lo demuestra. Cada vez más mujeres chinas y japonesas vuelan a Corea del Sur para someterse a operaciones para cambiar la forma de su cara o nariz. Y, sobre todo, para modificar el corte de sus ojos almendrados.
Esta tendencia es común en gran parte de Asia. En Japón, existe una subcultura, llamada gyaru, compuesta por chicas que rechazan sus características orientales y sus tradiciones estéticas. Quieren un look occidentalizado. Se estima que cuatro de cada cinco mujeres de Seúl se han sometido a una cirugía para que sus ojos parezcan más grandes y redondos. El ‘New York Times‘ informa de que este procedimiento se ha vuelto tan común que ni siquiera se considera cirugía.
Pero también hay quienes prefieren someterse a increíbles sesiones de maquillaje capaces de cambiarles las caras. Internet está llena de vídeos categorizados como: «Chicas asiáticas: antes y después del maquillaje». Los resultados son francamente sorprendentes. Lentillas, pestañas postizas, counturing, cremas, bases 3D, arcillas y prótesis de cera. Estas chicas logran transformar completamente su apariencia, incluyendo la forma de la cara y la nariz.
El maquillaje de las chicas coreanas
La popularidad del K-make up, el maquillaje coreano, también ha llegado a Occidente. Los productos, las técnicas y los tutoriales procedentes del país asiático son distribuidos por las marcas de cosméticos más importantes. El estilo es llamado girly, hecho de dulzura y rasgos infantiles. Características esenciales para los estándares estéticos coreanos. De hecho, más que a las occidentales, las chicas asiáticas quieren parecerse a los personajes del mundo manga y anime. Mandíbulas afiladas en forma de V, ojos enormes, labios diminutos y nariz pequeña y recta.
Gracias a este dominio técnico, algunas chicas coreanas se atreven con actuaciones extremas. Un buen ejemplo de ello es la joven conocida en YouTube como Pony make-up. La maquilladora ha replicado perfectamente el look de Taylor Swift. El parecido con la estrella es impresionante y el vídeo muestra todos los pasos para redefinir los rasgos con las técnicas de maquillaje más sofisticadas. Un verdadero cambio de identidad que podría poner en apuros incluso al reconocimiento facial más desarrollado.
Otro vídeo muy exitoso es el de una chica que se ha grabado mientras se quita todo el maquillaje de un lado de la cara. De este modo, acaba mostrando su versión natural solo en la mitad de su rostro, convirtiéndose en una especie de villano de Batman. También en este caso, el maquillaje usado por la chica coreana fue creado específicamente para agrandar el ojo.
¿Por qué queremos cambiar nuestros rasgos?
El maquillaje protésico coreano nació como técnica cinematográfica. Más que nada para crear zombis o alienígenas. Y es cierto que la habilidad de estas chicas es admirable. De hecho, durante siglos hemos estado utilizado cosméticos para mejorar nuestra apariencia. Pero, ahora, parece que la tecnología no nos está haciendo ningún bien. La necesidad de cambiarnos la cara al gusto del público de la red comienza a salirse de madre.
Hay muchas aplicaciones diseñadas específicamente para la sociedad de Instagram. Facetune, Perfect Me, Fotogenic, Body editor… Con un par de clics es posible adelgazar las caderas, agrandar el trasero o afilar los tobillos. Se acabaron las ojeras, los granos, las caras demasiado redondas, las narices demasiado grandes. Lo que sea para publicar la foto perfecta. Pero, al final, uno se pregunta: ¿los que salen en la foto seguimos siendo nosotros?
El éxito de los vídeos de las artistas coreanas del maquillaje depende en gran medida del hecho de que enseñan técnicas al alcance de casi todos. No son profesionales, pero parecen capaces de hacer que cualquiera cambie su apariencia. Y de hacerlo con productos disponibles (al menos la mayoría) con bastante facilidad. Además, sin tener que tomar medidas permanentes.
Una de las críticas al fenómeno que nos haría sonreír, si no fuera tan triste, es que este maquillaje transformador engañaría a los hombres. Las chicas coreanas en foto cambian demasiado y si eso se propagara en Tinder sería un desastre, piensan esos conquistadores… Más allá de las banalidades, queda una expresión notable de técnica y creatividad. Además, hay que decir que en los vídeos se emplean filtros para que el efecto resulte mucho más sorprendente de lo que sería en vivo. Aun así, es innegable que esta tendencia nos dice algo de nuestros tiempos.
Dismorfia y revolución coreana
En 2018, el médico cosmético británico Tijion Esho acuñó el término «dismorfia de Snapchat». El trastorno que causa una preocupación crónica y desmotivada por un supuesto defecto físico se asocia ahora con el uso de la aplicación. Esho contó a ‘The Guardian‘ que sus pacientes ya no traen fotos de celebridades para inspirarse. Hoy en día, muchos están pidiendo intervenciones para parecerse a cómo se ven en una foto modificada por los filtros de Snapchat. Un estudio reciente afirma que las imágenes filtradas han hecho más delgada la línea que separa la realidad de la fantasía
Afortunadamente, no todo está perdido. Un rayo de esperanza para nuestra especie tan desesperada proviene precisamente de Corea del Sur. En el país asiático nació un movimiento llamado Escape the corset. El origen fue un vídeo publicado por una youtuber, maquilladora como muchas de sus compatriotas. Lina Bae, de 21 años, es toda una estrella de esta plataforma gracias a sus cursos de maquillaje de estilo oriental.
Hace un año, Lina publicó un vídeo donde se maquillaba y luego se quitaba todo, incluidas las lentillas. Finalmente, se ponía unas gafas y, sonriendo, exclamaba satisfecha: «La mejor versión de mí misma». El vídeo ha sido visto por más de cinco millones de sus conciudadanos. Muchos lo han apreciado, pero otros han llegado a amenazarla de muerte. Desde luego, las libertades que damos por sentadas (y no lo son) en este rincón del mundo no lo son para nada en otras latitudes.
Con su valor, Lina Bae ha allanado el camino para cientos de chicas coreanas que hoy, en Seúl, se cortan el pelo, tiran su maquillaje y se rebelan. Lo hacen para ser reconocidas como personas, y no como ‘formas’ perfectas, como quisiera la tradición. Mucho ánimo a todas.
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Imágenes | iStock
Es increíble todo lo que hacen de feas espantosas a bellas y tiernas