Investigadores del (CSIC) tratan de producir nanoanticuerpos que bloqueen la entrada del coronavirus SARS-CoV-2 a las células a partir de muestras de dromedarios que se han inmunizado frente al coronavirus.
Para producirlos están generando una nueva colección de nanoanticuerpos específicos frente a Covid-19 a partir de muestras de dromedarios que se han inmunizado frente al coronavirus. Además, el equipo está rastreando una colección con más de mil millones de nanoanticuerpos construida en su laboratorio. Los investigadores del CSIC, que trabajan en colaboración con la Facultad de Veterinaria de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, esperan tener los primeros candidatos en tres meses.
nanoanticuerpos contra el coronavirus
“Los anticuerpos de humanos y animales están formados por dos cadenas de proteína diferentes, que se asocian para crear la zona de unión al antígeno (virus o bacterias) y poder así bloquearlo e impedir su entrada en las células”, explica el investigador del CSIC Luis Ángel Fernández, que dirige el grupo de ingeniería bacteriana del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC).
“Sin embargo, hay una excepción a esta regla. Los camélidos (dromedarios, llamas, alpacas, etc.) producen un tipo de anticuerpos especial capaces de reconocer al antígeno con una sola cadena de proteína. Así, la zona de reconocimiento del antígeno en estos anticuerpos es de menor tamaño, lo que les permite alcanzar regiones inaccesibles de otro modo en la superficie de virus y bacterias”, añade.
“La zona de unión de estos anticuerpos se puede aislar (clonar) en el laboratorio rápidamente, produciendo fragmentos de anticuerpos de pequeño tamaño, conocidos como nanoanticuerpos, con gran capacidad de bloquear a virus y bacterias. Estos nanoanticuerpos tienen secuencias muy similares a las de los anticuerpos humanos y por ello pueden utilizarse directamente en terapia sin generar rechazo”, señala Fernández.
El combate de los anticuerpos contra los antígenos
Los anticuerpos son proteínas (las inmunoglobulinas) producidas por los linfocitos B en respuesta a agentes extraños para el organismo (los antígenos), como los virus y las bacterias. Los anticuerpos se unen específicamente a distintas regiones de estos patógenos y de esta forma pueden bloquear su entrada a las células y también ayudar a que otras células del sistema inmune los eliminen. Cada linfocito B produce un anticuerpo con una capacidad de unión diferente y así los miles de millones de linfocitos B en nuestro organismo nos permiten responder virtualmente frente a cualquier agente externo. Las vacunas buscan estimular a los linfocitos B a producir anticuerpos protectores antes de que nuestro organismo se enfrente realmente al patógeno.