Los trabajadores con un salario más bajo en los países en desarrollo se enfrentan a un mayor riesgo de pérdida de ingresos durante el confinamiento por el COVID-19 ya que les resulta más complicado optar al teletrabajo. Esta es una de las conclusiones de un nuevo estudio económico internacional en el que participan investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y cuyos resultados proporcionan información de utilidad para planificar la desescalada laboral tras la pandemia.
COVID-19 en distintos aspectos del mercado laboral.
El artículo, publicado recientemente en la revista Covid Economics: Vetted and Real-Time Papers junto con investigadores del University College London (Inglaterra), el National Graduate Institute for Policy Studies (GRIPS) de Japón y el Banco de Tailandia, analiza el impacto económico del“Nuestro estudio da un primer paso hacia el análisis del impacto de la pandemia desde el lado de la oferta laboral y futuras investigaciones podrán complementarlo examinando el impacto en la demanda laboral, en la disminución del consumo o en los efectos en la cadena de suministro”, explica una de las investigadoras, Warn N. Lekfuangfu, profesora del Departamento de Economía de la UC3M.
Esta investigación se centra en Tailandia como estudio de caso, pero los resultados pueden resultar relevantes en otros países con estructuras de mercado laboral similares, específicamente en aquellos donde existe una gran proporción de población que trabaja por cuenta propia y una baja red social de protección laboral. Sus hallazgos pueden proporcionar información útil para los líderes y responsables políticos encargados de la gestión laboral y económica que deben encargarse de la planificación de la desescalada para equilibrar cuidadosamente la contención de la pandemia y las cargas económicas asociadas.
La economía de los más vulnerables después del COVID-19
Según los investigadores, el colectivo de trabajadores que más puede ver afectado proporcionalmente su nivel de ingresos por esta crisis sanitaria es precisamente uno de los más vulnerables: aquellos que menos ingresos tienen. Y han encontrado que eso ocurre porque en muchos casos en ese tipo de ocupaciones (en sectores como la agricultura, la construcción o las fábricas) no resulta posible trabajar de forma remota y no es posible obtener ingresos. “Sin una intervención gubernamental adecuada para apoyar los ingresos o el empleo para los pobres, el impacto adverso del COVID-19 podría empeorar la desigualdad de ingresos en la población”, indica otro de los autores, Suphanit Piyapromdee, del Departamento de Economía del University College London.
Los investigadores también han encontrado que los trabajadores con bajos ingresos, como los agricultores y los empleados de la construcción, tienden a desempeñar puestos que requieren menos proximidad física a otras personas en el entorno laboral, al contrario que otros trabajadores con un nivel mayor de ingresos, como los maestros o los oficinistas. «Nuestro análisis sugiere que los trabajadores que estén en puestos no adaptables a trabajar desde casa, pero que no requieren contacto físico frecuente con otros, deberían ser los primeros en poder regresar a sus lugares de trabajo. Esto ocurre en un tercio de los casos de los trabajadores con bajos ingresos”, afirma otro de los investigadores, Nada Wasi, del Puey Ungphakorn Institute for Economic Research del Banco de Tailandia. «Por otro lado, aquellos que generalmente trabajan en estrecha proximidad física con otros, pero cuyos trabajos son adecuados para trabajar desde casa, pueden ser los últimos en volver a la normalidad», añade.
Similitudes y diferencias laborales en pareja
Los investigadores también han encontrado diferencias en los trabajos de las parejas en función de sus ingresos. Según Ponpoje Porapakkarm, del GRIPS, “las parejas en hogares con bajos ingresos tienen muchas más probabilidades de tener ocupaciones similares, y están altamente concentradas en puestos no adaptables a trabajar desde casa. Mientras que entre los trabajadores con un alto nivel de ingresos hay una correlación más baja de puestos de trabajo entre el marido y la esposa”. En concreto, en el estudio han encontrado que el 60% de las parejas de hogares de bajos ingresos tienen ocupaciones similares, mientras que eso ocurre solo en el 20% de los hogares con altos ingresos.