Es momento de elegir un compañero de paseo. Las opciones son un gran lobo gris o un simpático doguillo, también conocido como carlino. La elección está clara. ¿O no?
A pesar de las diferencias entre especies, lobos y perros comparten muchos más rasgos de los que podrían suponerse. No solo eso, sino que los cánidos salvajes son más solidarios, sociables y cooperativos que sus primos domésticos. Otra cosa es acercarse a una manada de lobos ibéricos para comprobarlo en persona. Y es que un día de hace varios milenios los perros decidieron ser menos solidarios a cambio de la seguridad y la comodidad de un hogar y un plato de comida.
La hipótesis de la cooperación canina
Las cosas nunca son lo que parecen. Y la ciencia lleva siglos demostrándolo. Cuanto más se analiza y se estudia una especie o un fenómeno, más se desafían las ideas preestablecidas. El caso del lobo es paradigmático. En poco más de medio siglo ha pasado de ser una alimaña que había que erradicar a una especie clave en el equilibrio de los ecosistemas. Desde el año 2014, además, ha cobrado fuerza la hipótesis de la cooperación canina, por la cual el lobo es un animal sociable, tolerante y cooperativo.
“Basándonos en esta hipótesis, esperábamos que los lobos cooperaran con los humanos igual que los perros si se diera una socialización temprana e intensiva”, señala Friederike Range, investigadora de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, que lideró un estudio para medir la solidaridad y la sociabilidad de lobos y perros. Los resultados no solo confirmaron la hipótesis de la cooperación canina. Retrataron al mejor amigo del hombre.
El lobo fue el primer animal domesticado por el ser humano. Hace entre 20.000 y 40.000 años, un grupo de fieros carnívoros empezó a acercarse a las poblaciones de sapiens. El objetivo era alimentarse de sus desperdicios. Los humanos pronto empezaron a utilizarlos en sus cacerías. Las bases de la relación se habían sentado. Pero los lazos que aquellos primeros perros estrecharon con los sapiens los perdieron para con los de su propia especie.
Colaborativos sí, pero de diferente manera
Los resultados del estudio de la universidad austriaca ‘Wolves lead and dogs follow, but they both cooperate with humans’, publicado en ‘Nature’, son claros. A la hora de compartir un recurso (comida) entre individuos de la misma especie, los lobos son mucho más solidarios que los perros. Del pastor alemán al chihuahua, los Canis lupus familiaris perdieron camaradería porque ya no les hacía tanta falta. Su nueva relación de cooperación con los seres humanos era mucho más provechosa.
Sin embargo, el estudio señala que los perros no desarrollaron ningún rasgo fundamental propio durante estos milenios de evolución. “Nuestros resultados señalan que las habilidades cooperativas de los perros con los humanos derivan de las mismas habilidades que muestran los lobos [con los de su misma especie]”, concluye el estudio. “Aunque la pérdida del miedo a los humanos sí fue un factor determinante en la selección de los perros, estos no necesitaron desarrollar ninguna habilidad especial para cooperar con los seres humanos”.
Es decir, cuando una mascota perruna colabora con su dueño, en realidad es su pequeño lobo interior el que lo está haciendo. ¿Cuál es su secreto entonces para haberse ganado los privilegios de los que disfrutan? La sumisión. Según el estudio, mientras el lobo tiende a cooperar desde una posición de liderazgo, el perro prefiere seguir el camino que marca otro individuo (en este caso, el ser humano).
“El análisis detallado de las interacciones cooperativas desveló algunas diferencias entre lobos y perros. Mostró que, mientras los lobos tienden a iniciar la acción y tomar la iniciativa, los perros tienen más probabilidades de esperar y ver lo que hace el compañero humano para seguir su comportamiento”, explica Friederike Range.
¿Solidarios o seguros?
Para los experimentos, en el Wolf Science Center de Ernstbrunn, Austria, fueron seleccionados 15 lobos y 12 perros (machos y hembras de diferentes edades). Todos ellos habían sido sometidos al contacto continuo con los seres humanos desde edades tempranas. Todos completaron seis pruebas diferentes (con seis intentos en cada una). Pruebas destinadas a medir la capacidad de cooperación con humanos, entre individuos de la misma especie y la solidaridad mediante acciones que regalaban comida a otros individuos.
Los resultados fueron los que hemos explicado. Pero ¿por qué? Mientras los lobos siguen dependiendo de la cooperación y el trabajo en equipo en su día a día, los perros han cogido otro camino: el de la seguridad. De hecho, tal y como explican los investigadores, los perros criados en estado salvaje muestran también comportamientos más individualistas y menos cooperativos.
¿Han perdido los perros su camaradería por nuestra culpa? ¿Son nuestras mascotas más egoístas de lo que queremos creer? El estudio, evidentemente, no va tan lejos. La única conclusión es que el espíritu de cooperación se mantiene vivo y fuerte entre los lobos. Y los perros son menos proclives a hacer algo por los demás (perros). Ellos son más de quedarse en el sofá.
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