Se llama Álvaro, padece atrofia muscular espinal y, gracias a un exoesqueleto ya puede chutar un balón o encestar una pelota. Para cualquier niño que no se halla en su situación estas son actividades cotidianas, casi rutinarias, pero para Álvaro la experiencia ha supuesto un aumento de su autoestima y una enorme motivación para realizar actividad física. Otros niños como él podrán beneficiarse de nuevas terapias que utilizan la robótica para asistir a personas afectadas por enfermedades neurológicas gracias al nuevo laboratorio inaugurado por el CSIC en Arganda del Rey.
Álvaro utilizó el exoesqueleto durante dos meses, dentro de un proyecto de investigación clínica en su domicilio. Mediante la realización de actividades lúdicas, el niño ha obtenido beneficios fisioterapéuticos y emocionales que han contribuido a mejorar su estado físico. Las variables que se midieron durante las pruebas mostraron indicios de que el exoesqueleto reduce las complicaciones musculo-esqueléticas causadas por la falta de capacidad de andar.
un exoesqueleto que crece con el niño
El exoesqueleto, de 14 kilos de peso y fabricado con aluminio, está diseñado para ayudar al paciente a caminar, en algunos casos por primera vez. Tiene un tamaño ajustable que permite que el exoesqueleto «crezca» con el niño en las tres dimensiones espaciales.
Se ha empleado ya en hospitales como terapia de entrenamiento muscular para evitar los efectos colaterales asociados a la pérdida de movilidad propia de enfermedades como la atrofia muscular espinal o las lesiones de la médula espinal. La tecnología ha sido industrializada como producto sanitario. A partir del prototipo de investigación, se llevó a cabo un proceso de rediseño y desarrollo y en este momento es un producto comercial que cumple los requisitos de dispositivos médicos.
En el mundo, 60 millones de personas han perdido la capacidad de caminar y 17 millones son niños afectados por enfermedades neuromusculares, parálisis cerebral, espina bífida o lesión medular. Desde el momento en el que pierden la capacidad de caminar, sufren una degeneración fisiológica y psicológica que condiciona su calidad de vida y su esperanza de vida. Los especialistas coinciden en que mantener la capacidad de andar es clave para el tratamiento de su enfermedad y conllevaría una mejora significativa de su calidad de vida.
centro europeo de referencia
Como no podía ser menos, Álvaro fue la gran estrella en el acto de inauguración de este nuevo laboratorio que aspira a convertirse en centro europeo de referencia en nuevas terapias basadas en la asistencia por robots apostando por la combinación de varias disciplinas.
Para ello, cuenta con un sistema de cámaras de captura de movimiento por infrarrojos, una serie de plataformas con sensores de fuerza y electromiográficos de detección de la actividad muscular que permiten analizar y evaluar el progreso de una terapia rehabilitadora de la marcha en los pacientes. La información recogida por esta tecnología ayuda a optimizar el programa de terapia de forma personalizada.
La nueva instalación centraliza todas las áreas implicadas en la investigación y tratamiento de estas enfermedades. “No solo los hospitales cuentan con este espacio para llevar a cabo sus terapias, sino que, además, los científicos podremos usar estas instalaciones para seguir investigando, así como los pacientes”, afirma Rosa Menéndez, presidente del CSIC.
investigación multidisciplinar
La plataforma para la investigación y la terapia asistida por robots de las enfermedades neurológicas Marsi Care, impulsada por el CSIC y su empresa de base tecnológica Marsi Bionics, servirá como “centro de operaciones” a científicos, pediatras, psicólogos, fisioterapeutas e ingenieros informáticos, aprovechando el conocimiento que este equipo de investigadores del Centro de Automática y Robótica tiene en exoesqueletos de marcha, una tecnología patentada internacionalmente.
“Marsi Care es una plataforma de terapia y diagnóstico única en el mundo para niños y adultos con enfermedades neurológicas a los que se les ofrece la última tecnología en exoesqueletos de marcha. La iniciativa combina las ciencias clínicas y de ingeniería y da prioridad a la transferencia al mercado de los resultados de la investigación”, ha declarado la investigadora del CSIC Elena García Armada, coordinadora del proyecto.
En 2013, el equipo de investigación de García Armada demostró por primera vez en un paciente con tetraplejia el uso de la tecnología de exoesqueletos de marcha pediátricos que se había desarrollado en el marco de los proyectos de investigación.
La tecnología fue protegida por el CSIC mediante patentes y se fundó la empresa de base tecnológica Marsi Bionics como vehículo para transferir a la sociedad estos resultados. En los últimos cinco años, se ha llevado a cabo un proceso de transferencia de la tecnología, dedicado principalmente a la industrialización y certificación de los exoesqueletos. En la actualidad, los exoesqueletos, además de estar a un paso de alcanzar el mercado, son una valiosa herramienta de investigación multidisciplinar.