Aprovechar el frío para adelgazar puede ser un ligero consuelo para afrontar el final de las vacaciones veraniegas. No esperemos milagros pero hay una ligera luz al final del túnel del michelín esculpido con rebujito y pescaíto frito: la grasa parda.
Este es un tipo de grasa presente en nuestro cuerpo que nos ayuda a calentarnos cuando hace frío. Se llama grasa parda o tejido adiposo marrón por su coloración y se almacena en varias partes del cuerpo como el cuello, la clavícula, los riñones y la médula espinal.
Esta grasa, que es más abundante en los recién nacidos, se estudia para luchar contra la obesidad o la diabetes por su capacidad metabólica para quemar energía y grasa “blanca”, que es la más habitual, ya que supone el 20-25% del peso del cuerpo, y puede dar lugar a sobrepeso. La grasa blanca se acumula principalmente a nivel de la pared abdominal en los hombres y en la zona de las caderas y los glúteos en las mujeres.
activar la grasa parda
La grasa parda funciona de manera diferente y produce calor al quemar azúcar y grasa, a menudo en respuesta al frío. Cincuenta gramos de grasa blanca almacenan aproximadamente más de 300 kilocalorías de energía y, por contra, la misma cantidad de grasa parda puede quemar 300 kilocalorías al día, según el Instituto Garvan de Investigación Médica de Sídney, en Australia. Por ello, diversos estudios tratan de activar la grasa parda y hallar una forma de convertir grasa blanca en grasa parda.
Sus beneficios son diversos. Un reciente estudio publicado en Nature señala que la grasa parda podría ayudar al cuerpo a filtrar y eliminar los aminoácidos ramificados básicos y esenciales (BCAA, por sus siglas en inglés) de la sangre, entre los que se encuentran la leucina, la isoleucina y la valina.
Tal como se explica en Sinc, los BCAA se encuentran en alimentos como los huevos, la carne, el pescado, el pollo y la leche, pero también en suplementos utilizados por los atletas para aumentar la masa muscular. El aumento excesivo de los niveles de BCAA está relacionado con la obesidad y la diabetes.
frío para adelgazar…pero sin congelarnos
Sin embargo, aún hay mucho trabajo que hacer para controlar con precisión la activación y producción de la grasa parda. Hay que tener en cuenta que puede ayudar a adelgazar pero, al mismo tiempo, podría generar otros problemas para la salud. El aumento de calor en el cuerpo podría generar una sudoración excesiva y molesta y, más grave, podría dañar al corazón, según un estudio liderado por Guadalupe Sabio, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC), y publicado en PLOS Biology.
Los expertos trabajan en comprender cómo los factores del entorno, como la exposición a temperaturas ligeramente frías (18 grados) o incluso el consumo de alimentos picantes, pueden activar la grasa parda.
Diversos estudios realizados hasta la fecha van en esta dirección. En uno de ellos, realizado por la Universidad de Maastricht se mostró que pasar seis horas diarias expuestos a temperaturas frías moderadas durante diez días, aumentaba los niveles de grasa parda.
un café y tres consejos para aumentar la grasa parda
Así las cosas, a falta de futuras ayudas farmacológicas que permitan aumentar la grasa parda en nuestro organismo, tres sencillos hábitos podrían ayudar en este empeño: comer saludablemente, practicar ejercicio y no subir al máximo la calefacción en invierno, nunca a más de 21- 23 grados centígrados durante el día y entre 17 y 19 por la noche.
Recientemente, científicos de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) han descubierto que tomar una taza de café puede estimular la denominada grasa parda. Ahora evalúan el uso de suplementos de cafeína para conseguir un efecto similar. “Una vez que hayamos confirmado qué componente es responsable de este efecto, podría potencialmente usarse como parte de un régimen de control de peso o como parte del programa de regulación de la glucosa para ayudar a prevenir la diabetes”, afirma Michael Symonds, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nottingham.
Así pues, sentarnos al fresco en una terraza a tomar en café mientras leemos las prensa podría ser un hábito más saludable de lo que ya pensábamos.