Taller de redes sociales impartido por Orange. Fundación Tomillo
Cuando cruzamos la puerta de la Fundación Tomillo encontramos una sala repleta de sillas que se han colocado estratégicamente formando un círculo. Todo está preparado para recibir a los chicos y chicas que cada semana acuden allí para complementar su formación y alcanzar un futuro digno. El equipo de redes sociales de Orange acude, en esta ocasión, para explicarles los riesgos que implica tener perfiles en este tipo de plataformas, pero también les muestra las herramientas que se encuentran a su favor para mejorar su empleabilidad. Tras una tímida primera toma de contacto, nos damos cuenta de que el tema les interesa y la sensación que se respira en el ambiente es que la sesión promete. Y lo cierto es que no nos equivocamos.
CIMTO.TAS
Los responsables de la Fundación buscan cada trimestre un proyecto nuevo que pueda ayudar a los chicos y chicas a desarrollar sus distintas habilidades y a mejorar su destreza en el mundo laboral. Todos ellos están interesados en el mundo de la cocina y la hostelería y, en el momento de la visita, trabajan en una escuela itinerante de alimentación saludable que ellos mismos han creado. El proyecto, que recibe el nombre de Cimto.tas, consta de una serie de talleres que imparten en diferentes colegios para enseñar a los más pequeños recetas sanas y divertidas.
Como con casi cualquier otra idea que nazca en pleno siglo XXI, se han visto obligados a crear un perfil de Instagram en el que mostrar al público cuál es la labor que realizan. Después de echarle una ojeada, el equipo de Orange les pregunta sobre las ideas que tienen en la cabeza para mejorar el posicionamiento del proyecto y obtener, de esta forma, un mayor alcance. Muchos de los chicos se muestran tímidos pero las ideas comienzan a aflorar poco a poco y, de repente, se dan cuenta de que saben más de lo que creían.
Ganas de aprender
La capacidad de autocrítica no les falta y, aunque lo dicen entre risas, son conscientes de que deben ser más constantes a la hora de publicar en Instagram. Además, están deseosos de conocimiento y piden al equipo de Orange que les de unos cuantos consejos para mejorar. Tomar ideas de perfiles similares, publicar más imágenes, cuidar la descripción y los hastags… distintas propuestas comienzan a copar el ambiente y los chicos y chicas de la Fundación Tomillo parecen coger todas al vuelo.
Redes sociales responsables
Según datos de la consultora Comunica + por –, un 40% de los adolescentes de este país está conectado a las redes sociales las 24 horas del día, mientras que 5 de cada 10 se conectan hasta que se van a dormir, y sólo un 30% lo hace menos de 3 horas diarias. Parece claro que el uso que hacen los adolescentes de este tipo de plataformas es excesivo y, muchos de ellos, no son conscientes de los peligros que dichos espacios digitales conllevan. Por ello, el equipo de Orange, una compañía que lanzó recientemente la campaña «Por un uso love de la tecnología», con recomendaciones para jóvenes y familias, les explica lo que conviene o no hacer en redes sociales.
Casi todos los chicos y chicas coinciden en que no son demasiado cuidadosos a la hora de seleccionar las imágenes que comparten en sus perfiles y, la mayor parte de ellos, no tienen límitado el acceso público a los mismos. «Mi perfil de Instagram es público porque sino es imposible que la gente te haga follow» nos dice la chica que está sentada a mi derecha.
«Conseguir seguidores», ese es el mantra que repiten de forma constante muchos adolescentes hoy en día. A determinadas edades es complicado ver el peligro que implica, en este caso Internet, por ello se les anima a buscar sus nombres en Google y descubrir así qué contenido aparece.
Algunos de ellos ya se han buscado en ocasiones anteriores y reconocen que varias de las imágenes de sus cuentas de Instagram aparecen en el motor de búsqueda más usado del mundo. Por suerte, en este caso no se trata de fotografías peligrosas pero, tras esta prueba, algunos de ellos parecen entender la importancia de controlar su propio contenido.
«Mi perfil de Instagram es público porque sino es imposible que la gente te haga follow»
De hecho, la monitora que nos acompaña propone revisar algunas de las fotos de perfil de Whatsapp de los chicos y, después de que una carcajada generalizada invada la sala, procedemos a ello. Las imágenes son de lo más variopintas y los filtros de Snapchat invaden los rostros de quienes aparecen en ellas. Parejas, amigos… encontramos un poco de todo y nos damos cuenta de que los chicos comienzan a analizar sus imágenes con una cierta capacidad crítica, aunque no les convenza del todo la idea de cambiarlas.
¿Un futuro laboral en manos de las redes?
Según nos explicó en Nobbot Nilton Navarro, Social Media Manager de Infojobs, el 51% de las empresas españolas consultan los perfiles de redes sociales de los candidatos antes de tomar la decisión de contratarlo y el 22% de las empresas afirman haber descartado a un candidato entrevistado que les había gustado, únicamente por lo que han encontrado en sus redes sociales. Por eso, es tan importante para estos jóvenes recibir una formación sobre su huella digital.
En esta línea, el equipo de Orange trata de hacerles ver que las redes sociales no solo son una herramienta de ocio, sino que pueden convertirse en un gran aliado para su futuro laboral. De ahí la importancia de cuidar el contenido que compartimos en ellas. Muchos de los chicos y chicas comienzan a lanzar ideas como la de separar las redes profesionales de las personales, parece que el mensaje está calando en ellos.
«Este tipo de iniciativas nos permiten a los empleados de Orange aportar nuestros conocimientos a una causa solidaria, lo que supone para nosotros una experiencia humana y enriquecedora, al margen de nuestra labor comercial diaria en una empresa de telecomunicaciones. Conocer de primera mano las necesidades de los colectivos más desfavorecidos, como son los jóvenes en riesgo de exclusión social y poder ayudar dentro de nuestras posibilidades a través de acuerdos como los firmados entre Orange y La Fundación Tomillo es para nosotros un placer. Estaríamos encantados de volver a colaborar de nuevo en un futuro» asegura Daniel López Nieto, responsable de comunidades digitales de Orange.
Una experiencia humana y enriquecedora, al margen de nuestra labor comercial diaria en una empresa de telecomunicaciones.
La mayoría de los adolescentes que acuden semanalmente a la Fundación Tomillo están desarrollando habilidades culinarias que les permitan trabajar en hostelería. De hecho, una de las chicas más participativas me enseña los impresionantes platos que realiza en su escuela de cocina y, tal y como le digo de forma inmediata, no tiene nada que envidiarle a los concursantes de Masterchef. «Me encanta la cocina y me gustaría dedicarme a ella en el futuro. Voy a abrir un perfil de Instagram para compartir mis platos y ojalá lo vea alguien que me de una oportunidad» me dice esperanzada. Parece que la sesión ha surtido su efecto en ella y se ha dado cuenta de que su potencial debe estar abierto al público.
Lo cierto es que la ilusión que transmiten sus gestos al mostrar su trabajo es difícilmente descriptible y, lo que está claro, es que tiene talento. Tal y como les han aconsejado durante la sesión, si tienen una pasión o una determinada habilidad deben mostrarla al mundo para que no quede reducida a pequeños entornos. Esta chica, de apenas 16 años, ya se plantea abrir una cuenta de Instagram en la que promocionar sus platos. Ha escuchado todos los consejos atentamente y, según ella misma me cuenta, va a tenerlos muy presentes.
fUNDACIÓN TOMILLO
La Fundación Tomillo es una entidad privada, sin ánimo de lucro, no confesional e independiente que nace en 1984 con el propósito de contribuir a la mejora social y al desarrollo de las personas. Maestros, pedagogos y psicólogos trabajan sin apenas descanso para desarrollar distintos programas de integración y orientación sociolaboral dirigidos a jóvenes y familias.
La complicidad entre los dos adultos que supervisan la actividad y los chicos y chicas se palpa en el ambiente. Ellos los conocen más que bien, saben cuáles son sus necesidades y se desviven por sus oportunidades. Lo cierto es que la vida ha sido y es complicada para la mayor parte de ellos pero, apenas una hora después de conocerlos, somos capaces de divisar sus ganas de construir un futuro.
Terminamos la sesión y comenzamos a hablar con ellos sobre temas muy diversos. Continúan las consultas sobre redes sociales y las peticiones de consejo. El equipo de Orange ha logrado enviar el mensaje. Después de repartir unos cuantos besos y agradecimientos, abandonamos la Fundación atravesando el patio en el que los adolescentes aprovechan su descanso de 15 minutos. Nos despedimos con un cariñoso adiós y con las ganas de volver a vernos.