La democracia se está viendo transformada con la digitalización como nunca. Se han multiplicado las voces y las audiencias, no hay una diferenciación clara entre ellas y tanto el poder como los medios de comunicación tradicionales han perdido la “autorictas” o la credibilidad total de la que gozaban antes. Se ha pasado de una democracia de partidos a una democracia de audiencias, consecuencia directa del uso y popularización de las redes sociales, que han posibilitado el acceso a un número ilimitado de versiones de la realidad, muchas de ellas falsas. Pero esta nueva realidad tecnológica también es un instrumento positivo para la democracia, ya que facilita la movilización ante cuestiones sociales y constituye una útil plataforma para el activismo. ¿Cómo afrontar la conversación entre políticos y ciudadanos en un mundo digital? ¿Nos enfrentamos al gobierno de las redes sociales? A estas cuestiones se ha tratado de responder en el Summit digitalEs 2018.
En una mesa redonda moderada por el periodista Javier Ayuso, miembros de las fuerzas políticas mayoritarias mostraron su preocupación hacia el reto que plantea la transformación digital en el ámbito político, con multitud de voces que utilizan las redes como altavoz y que conforman buena parte del discurso democrático, así como por la proliferación de las «fake news». ¿Estamos ante un gobierno en la sombra de las redes sociales?
el gobierno de las redes sociales, el gobierno de la emoción
Oscar Galeano, portavoz de Agenda Digital en el Congreso del PSOE, apuntó que el impacto de las nuevas tecnologías en el contexto político es diferente en cada país y, en España, han supuesto un complemento muy eficaz para poner en contacto a los gobernantes con las ciudadanía. Sobre los bulos en las redes sociales, Galeano lamentó la ausencia de un código deontológico, que sí existe en los medios tradicionales, una carencia que plantea un debate sobre los límites de la libertad de expresión.
Por su parte, Alberto Montero, portavoz de economía en el Congreso de Podemos, añadió que el cambio va más allá del uso de las redes, ya que estamos ante un nuevo tipo de ciudadano, muy activista en las redes, aunque eso luego no se corresponda con su actividad en el mundo off line. «Nos enfrentamos a la primacía de la emoción, que desaparece y aparece casi instantáneamente», afirmó. Cuando irrumpió en la politica, Podemos fue una formación muy innovadora en el uso de redes sociales, y Montero destacó cómo estas sirven para movilizar y, en última instancia, manipular, lo que puede ser muy peligroso por la ausencia de filtros. «El poder se ejerce ahora a través del teléfono móvil, con un me gusta o no me gusta», afirmó.
facebook debería hacer algo contra los bulos
Antonio Roldán, portavoz de economía en el Congreso de Ciudadanos, señaló que «las plataformas digitales permiten un acceso directo a la ciudadanía, sin filtros, pero plataformas como Facebook y Google pueden contribuir a que los bulos se difundan con mayor eficacia, erosionando la calidad democrática». Citó el caso de la noticia difundida, durante las elecciones en EE.UU, sobre que el Papa apoyaba a Trump, como ejemplo del peso que pueden tener las «fake news» en la intención de voto. Por ello, «plataformas como Facebook deben hacer algo para limitar este fenómeno».
Sobre la propagación de bulos, Víctor Calvo Sotelo, secretario de nuevas tecnologías del PP, afirmó que no es fácil controlar las «fake news» mediante la regulación, y citó el caso de Macron en Francia que ha presentado iniciativas en ese sentido, sin mucho éxito. Calvo Sotelo insistió en la importancia de los medios de información tradicionales para aportar criterio y confianza en un mundo donde sobra la información.