España, debido a su geografía, es la segunda ‘economía azul’ de la Unión Europea. De momento, solo Reino Unido nos supera, y se sitúa por delante de Italia, Francia y Grecia.
Bajo este epígrafe se engloban todas aquellas actividades relacionadas con los mares y las zonas costeras de un territorio. Esto incluye actividades como la pesca, el turismo de costa o la construcción naval.
Sin embargo, la competencia mundial por las materias primas, los alimentos y el agua, junto a la pesca ilegal y la piratería, están amenazando la salud de los mares y océanos. Además de factores como el cambio climático y la contaminación marina. Si no se pone remedio, su degradación tendrá consecuencias medioambientales, sociales y económicas.
Valor económico y para el empleo
Los océanos cumplen una función esencial para mantener el ecosistema de la Tierra. No solo albergan una rica biodiversidad, también ejercen de reguladores del clima. Además de ser una importante fuente de recursos alimentarios que repercute en la salud humana y constituyen un importante factor de crecimiento económico.
Para entender su relevancia, hay que tener en cuenta que esta ‘economía azul’ da trabajo a casi 3,5 millones de personas al año dentro de la Unión Europea (UE). En términos económicos, factura 566.000 millones al año y representa el 1,3% del PIB del conjunto de todos los países. Según datos del año 2016 recogidos en un reciente informe publicado por la UE.
Incluye seis sectores. Uno de ellos es la extracción y comercialización de recursos de la vida marina, que abarca actividades como pesca, acuicultura, procesamiento de pescado, comercio y venta al por menor y al por mayor. Otro está relacionado con las actividades portuarias, como almacenamiento, manejo de carga y proyectos de construcción de agua. Los cuatro restantes tienen que ver con la extracción marina de petróleo y gas, la construcción naval y reparación, el transporte marítimo y el turismo costero.
En España supone un 2,3% del PIB. Y genera cerca de 700.000 puestos de trabajo, casi la quinta parte (19,9%) de todo el empleo de la UE relacionado con este tipo de actividades. Distribuido por sectores, nuestro país encabeza dos de las cinco actividades: turismo (25%) y pesca (20%). Mientas que en la extracción de petróleo y gas apenas tiene presencia.
Por un Planeta más saludable
A finales de marzo la Comisión Europea celebró una conferencia para tratar el futuro de la economía azul. Este encuentro sirvió para analizar la actividad económica relacionada con los mares y zonas costeras de la UE. La intención, según reconoció el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, es responder a las reclamaciones de los ciudadanos, sobre todo de los más jóvenes, acerca de la protección del medio ambiente.
“Afrontamos una crisis con consecuencias históricas, sociales, económicas, políticas y medioambientales. Nuestra institución cree que la prosperidad económica, la industria global competitiva y las políticas medioambientales son complementarias. Debemos dejar de explotar y contaminar nuestros océanos”, apuntó Tajani.
El presidente del Parlamento Europeo también recordó que, si no se pone remedio, en 2050 los deshechos de plástico “superarán en número a los peces en nuestros océanos”. También señaló la necesidad tomar una postura de tolerancia cero contra la contaminación marina del plástico. Razón por la que el Parlamento Europeo ha votado a favor de la eliminación de los productos de plástico de un solo uso. “Esto supondrá que tendremos océanos más limpios y ahorraremos billones de euros”.
Entre las propuestas que han salido de esa conferencia esta la de la creación de una Agencia Europea del Océano, similar a la Agencia Espacial Europea. Un organismo que permita investigar el fondo de los océanos de la misma manera que se explora la superficie del planeta Marte.
El caso del puerto de Vigo
Mientras se ponen en marcha nuevas iniciativas, ya hay otras de carácter más local que están empezando a dar sus frutos. Una de ellas es la llevada a cabo en el puerto de Vigo, donde ya se ha implementado la estrategia Blue Growth. El objetivo es ayudar a regiones costeras a asegurar su viabilidad a través de la innovación, pero también perpetuando su tradición.
El plan se puso en marcha en 2016 como proyecto piloto que sirviera para su posterior aplicación en otras regiones. En noviembre de 2018 se presentaron los resultados de las acciones de llevadas a cabo tras dos años de trabajo. Un proyecto en el que han trabajado hasta 300 entidades pertenecientes al sector de la investigación y la formación, la administración pública, el sector privado y la sociedad civil.
El resultado es un puerto renovado, que ha modernizado sus estructuras. Para lo que se han tenido en cuenta variables como la sostenibilidad, la digitalización y la conectividad, unidos a la investigación y el turismo costero. La idea es que sirva de modelo para otros puertos que inicien su transformación en los próximos años.
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