»Buenos días, querría actualizar mi móvil, pero me han dicho que al ser Windows ya no puedo». »Quizá sea por algún tema del sistema operativo de Microsoft para smartphones, ¿te suena si puede ser por eso?». Esta conversación que no nos sorprendería si la mantuviesen dos adolescentes, en realidad tuvo lugar hace tan solo unos días en una tienda de Orange, durante uno de los talleres que la marca ofrece a mayores de 60 años para familiarizarles con el uso de sus dispositivos en el marco de la iniciativa Orange en Persona.
Y es que para aquellos que ni han nacido ni crecido en un entorno digital puede resultar complicado adaptarse a la vertiginosa velocidad a la que avanza la tecnología. Para ponérselo más fácil, la compañía cuenta con estos talleres más seniors aprenden desde las nociones más básicas como acceder a la agenda o enviar un mensaje hasta funcionalidades más sofisticadas como hacer una llamada por Skype, utilizar WhatsApp, hacer fotos y vídeos… En definitiva, aprenden a desenvolverse con todas las apps y herramientas móviles preferidas por sus nietos. Porque la tecnología no convertirse en una barrera intergeneracional, sino todo lo contrario: la sociedad digital nos permite estar cerca de los que más queremos, así como de todo aquello que nos importa, pues no hacen la vida más fácil a todos, sin olvidarse de los mayores.
la tecnología más cerca de nuestros mayores
Los talleres Orange en Persona tienen lugar cada martes en 36 tiendas de la compañía repartidas en distintos puntos de la geografía nacional y tienen una duración aproximada de una hora. Se trata de sesiones dinámicas que no requieren una continuidad, aunque muchos alumnos repiten para ampliar sus conocimientos o reforzar todo lo que ya han aprendido. Y es que la mayoría no se conforma con una clase, porque todos ellos quieren demostrarle a su pareja, amigos o familia que a su edad también pueden convertirse en auténticos techies.
¿Qué habilidades se trabajan o se enseñan? En los talleres Orange en Persona no hay un temario cerrado, ni tampoco ningún guion. Como nos cuenta Javier, uno de sus monitores, van avanzando la clase según las dudas o cuestiones que demanden los alumnos. No obstante, estos inusuales maestros tratan de unificar y centrarse en las temáticas más solicitadas: cómo guardar contactos, almacenar fotos de WhatsApp, cómo enviarlas, cómo hacer videollamadas, cómo poner alarmas para citas, redes sociales… Además, cuando los alumnos se convierten en habituales tratan de dividir los talleres por niveles con el objetivo de que todo el mundo pueda exprimir al máximo las sesiones. Es más, alguno llega a sentirse tan cómodo como »experto» digital que llegan a preguntar por apps que todavía ni siquiera se han desarrollado e incluso compiten entre ellos para demostrar quién es el alumno más avanzado de la clase.
El clima entre profesor y asistentes llega a ser tan cercano que cuando finalizan las sesiones, prometen volver para no tener que estar pidiéndole ayuda a sus hijos y nietos pero, sobre todo, para sorprenderles. Y a los que les hemos acompañado en esta última clase, nos piden orgullosos que les enviemos las fotos por email, porque ellos ya son digitales. Todos tienen una cosa clara: las nuevas tecnologías facilitan muchas de sus gestiones en el día a día, les permiten comunicarse más y mejor. Y tienen claro que a pesar de su edad no quieren perderse tantas ventajas. ¡Seguro que alguno de ellos ya habrá compartido estas fotos en Facebook!