La meteorología afecta a nuestro día a día, a todo lo que hacemos especialmente los episodios extremos. Hace 40 años, se cumplía un hito que revolucionó la disciplina: el lanzamiento del primer satélite de observación de la Tierra de la ESA en noviembre de 1977. Cuando llegó a su destino, Meteosat-1 completó la cobertura total del planeta desde una órbita geoestacionaria, sentando las bases para la cooperación meteorológica a nivel europeo y mundial, que continúa hoy en día.
Al ser capaces de ver la totalidad del planeta, los meteorólogos pueden observar el desarrollo de los sistemas meteorológicos y calcular la velocidad y la dirección de los vientos en función de los movimientos de las nubes. Los huracanes atlánticos aparecen en las imágenes de Meteosat mucho antes de que lleguen a tierra y los datos procedentes del espacio permiten predecir su trayecto.
meteosat, un antes y un después para la meteorología
Antes de enviar el primer satélite, los meteorólogos dependían de las observaciones de la superficie por tierra y mar, mediante barcos y boyas. La información aérea se limitaba a datos atmosféricos procedentes de radiosondas a bordo de globos, cometas y aeronaves. Por ello, el lanzamiento de Meteosat abrió las puertas a una enorme cantidad de información que, en combinación con los nuevos modelos informáticos, permitieron ofrecer pronósticos más fiables para periodos de tiempo más largos.
Este satélite supuso además un hito importante en cuanto a cooperación europea en materia espacial. Varios países habían comenzado a vigilar la ionosfera desde el espacio pero, aunque las conferencias espaciales europeas de los años sesenta acordaron la adopción de un satélite meteorológico europeo, hasta el nacimiento de Meteosat no se comenzó a explotar el potencial de este tipo decolaboración internacional
En un principio, este satélite era en origen francés, fruto de la colaboración del Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) y el servicio meteorológico estatal. Al mismo tiempo, la Organización Europea para la Investigación Espacial (ESRO, precursora de la ESA) estaba considerando las posibilidades de la orbitación polar y los satélites geoestacionarios. ESRO decidió apostar por un satélite geoestacionario, que a todas luces sería un doble del proyecto galo. Tras un largo proceso de investigación y negociaciones, se sentaron las bases para el proyecto Meteosat, que pasó de ser meramente francés a tener alcance europeo. No obstante, se decidió mantener una oficina de la ESA en Toulouse, desde la cual se desarrollaría y dirigiría el proyecto Meteosat.
Meteosat-1 despegó a las 13:35 GMT del 23 de noviembre de 1977 desde Cabo Cañaveral (en Estados Unidos). Poco después, el 7 de diciembre de 1977, alcanzó su órbita operativa y logró enviar su primera imagen el 9 de diciembre. Además, fue el primer satélite en órbita geoestacionaria en contar con un canal de vapor de agua para estudiar el movimiento de la humedad en el aire.
35 años de imágenes a golpe de clic
Como no podía ser de otra manera, Meteosat obligó a mejorar la capacidad de computación de la ESA, tanto para la telemetría como para el procesamiento de datos. Desde su posición por encima del meridiano de Greenwich, Meteosat-1 podía realizar un barrido del disco planetario cada 30 minutos, transmitiendo los datos a los usuarios en tiempo casi real. Y así, durante estos 40 años de imágenes y datos meteorológicos derivados de este satélite y sus sucesores han contribuido a mejorar significativamente la predicción meteorológica.
De hecho, si navegamos por internet podemos consultar 35 años de imágenes de Meteosat y el registro de su captura desde el espacio constituye un conjunto de pruebas contundentes para la climatología. No obstante, los primeros satélites meteorológicos no tenían como objetivo medir el cambio climático, las imágenes de los cambios en la cubierta terrestre o el hielo polar, así como los datos de temperatura de la superficie marina, han resultado de gran utilidad para la investigación y modelización del clima.
Pasaron diez años desde el lanzamiento de Meteosat-1 hasta la creación de Eumetsat, el organismo europeo que explota los datos satelitales para la investigación meteorológica y climática con la comunidad mundial. En la actualidad, con una financiación y unas responsabilidades operativas claras, Eumetsat es un actor global de la meteorología por satélite. A día de hoy, este organismo cuenta con 30 Estados miembros y sigue desarrollando nuevos programas de satélites en cooperación con la ESA.
¿Cómo ha evolucionado meteosat?
La segunda generación de Meteosat ha mantenido el diseño en forma de tambor del satélite original, pero es 2,5 veces mayor y ofrece mejor resolución, 12 canales espectrales en lugar de los tres del sistema original, y capacidad de barrido más rápido. Además, en la actualidad se está trabajando en el desarrollo de Meteosat de Tercera Generación, con nuevas capacidades como la detección de relámpagos, que garantizará la continuidad en la vigilancia europea de la atmósfera desde el espacio hasta la década de 2030.