En 2004 nacía el hijo de Andy Baio, una de las cabezas pensantes tras el éxito de Kickstarter, y con él se iniciaba un experimento de lo más peculiar que se alargaría durante diez años. Baio haría que su hijo reviviese la historia de los videojuegos, empezando por los clásicos antes de poder probar los actuales.
Aprendiendo a jugar
El experimento empieza al cumplir Eliot (que así es como se llama el hijo) los cuatro años. En ese momento caen en sus manos Galaxian, Rally-X, Bosconian, Dig Dug, Pac-Man, Super Pac-Man, Pac-Man Plus y Pac & Pal, juegos arcade que marcaron los finales de los 70 y principios de los 80.
A partir de ese momento, Eliot recibiría cada año una nueva remesa de juegos de las generaciones venideras. Primero llegan los de Atari, luego los de NES, SNES, Megadrive y así sucesivamente. Parece una tortura china ¿verdad? Obligar a tu hijo a lidiar con algunos de los juegos más viejos y complicados que tu mente recuerda no parece lo más acertado.
El coleccionismo de videojuegos
Probablemente ahora estarás pensando: «vaya, también me gustaría poder probar algo así con mis hijos» y puede que no seas el único que tenga algo similar en mente después de descubrirse la hazaña de Baio, pero claro, del dicho al hecho hay un gran trecho.
Hacer algo así supone un esfuerzo monetario inmenso, una inversión tremenda en juegos y plataformas a la que sólo algunos coleccionistas podrían acceder, ya sea por contactos o por tener la mitad de las herramientas necesarias disponibles. Pero tal vez, estés perdiendo de vista otro camino muy distinto al de recorrer tiendas y mercadillos de segunda mano buscando juegos antiguos.
Los archivos históricos de internet
De la mano de la librería digital Internet Archive tenemos a nuestra disposición una colección de más de 400.000 millones de páginas web, libros digitales, vídeos y música, pero además de ese tipo de contenido, hace un par de años también se propuso poner a nuestra disposición una completa colección de videojuegos.
Ya sea mediante Internet Arcade, Console Living Room o MS-DOS Games, podemos acceder de forma gratuita a aquellos juegos que han sido donados para que permanezcan en un museo con más memoria y longevidad que el que promete nuestra cabeza o las viejas máquinas de plástico y acero que los albergaban.