Cristina Romera acaba de obtener la beca International Rising Talent del programa L’Oréal-UNESCO For Women in Science y es una de las voces más autorizadas para hablar de contaminación por plástico en el mar.
Según esta investigadora, considerada una de las más prometedoras del mundo, nos enfrentamos a un problema del que desconocemos su dimensión real. “El problema es que, de todo el plástico que entra al mar, solo se ha contabilizado el 1 %. El 99 % del plástico que vaga en los océanos está perdido. No sabemos si está hundido o si se cuela por las redes al intentar atraparlo”, explica a SINC.
fragmentando en trocitos ni dónde está (en la columna de agua, sedimentándose o tan pequeño que no podemos medirlo)”.
La experta señala que “no sabemos ni hasta qué tamaño mínimo llega el plástico una vez que se vael plástico en microorganismos
Aun con estas limitaciones, no hay duda de que el plástico está alterando el ecosistema marino. “Hasta ahora se veían los efectos del plástico en los animales más grandes, que quedaban atrapados en ellos o que los ingerían y tenían sus estómagos llenos de plásticos. Pero no se sabía nada sobre cómo afecta a la parte más baja de la cadena trófica, a los microorganismos. Las bacterias, en particular. De momento, hemos visto que sí sufren una alteración, pero desconocemos aún la magnitud. Se necesitan más estudios para conocer la implicación global”, dice Romera.
Precisamente las bacterias surgen como posibles aliadas para hacer frente a la contaminación del ecosistema marino causada por los plásticos. En sus estudios, Cristina Romera ha detectado que hay bacterias marinas que lo consumen, y eso hace que se reproduzcan más rápido. “Ahora queremos averiguar qué bacterias son para saber si en un futuro se podrían utilizar o nos podrían dar una pista hacia una vía de degradación”, señala.
un mensaje de optimismo
Termina Cristina Romera lanzando un mensaje de optimismo porque, en su opinión, “si tomamos las medidas adecuadas, todo vuelve a un equilibrio. Creo que sí se podría llegar a esto, aunque el plástico que ya hay en el mar va a quedar allí. Al final acabará sedimentando en el fondo y quedará enterrado o dentro de los animales. Pero sería ya el fin si dejamos de tirar plásticos al mar. El 80 % del plástico que llega al mar viene de la tierra, por los ríos, por plantas de tratamiento de agua, etc. Esta es una situación que está en nuestra mano parar”.
En cuanto a medidas concretas, la investigadora propone reducir la fabricación de plástico de un solo uso, que es prescindible en la mayoría de los casos. “También se puede evitar la llegada de los residuos al mar poniendo sistemas adecuados. En Barcelona, por ejemplo, cada vez que llueve, el sistema de alcantarillado se satura y pasan desechos al mar sin filtro. Con la borrasca Gloria, estaban las playas llenan de plásticos y otros desechos que no se entiende cómo la gente puede tirar al váter. Se podrían mejorar las infraestructuras para evitar que siga llegando el plástico al mar”, apunta.