Tan solo un mes. En concreto, 28 días: ese fue el tiempo que el parque Tayrona (Colombia) se mantuvo cerrado al turismo durante este año.
Tiempo suficiente para que regresaran al parque especies que lo habían abandonado, como jaguares y algunas aves.
Durante esos 28 días, el parque quedó en manos de los indígenas. La recuperación de su fauna en tan poco tiempo es un ejemplo más de cómo los conocimientos indígenas y locales pueden incorporarse en las actividades de restauración de terrenos dañados. Una teoría que cada vez gana más peso a nivel internacional.
#RespiraTayrona
El parque Tayrona se encuentra en las estribaciones de la Sierra de Santa Marta, en el Caribe colombiano. En él se juntan la selva con numerosas playas de arena blanca y aguas cristalinas. Motivo más que suficiente para que lo visiten, cada año, cientos de miles de turistas.
La Sierra Nevada de Santa Marta es el hogar, desde hace siglos, de varios grupos indígenas: los Arhuacos, los Koguis, los Wiwas y los Kankuamas. Aunque no han sido totalmente desplazados debido a la actividad del parque, sí han visto mermar la cantidad de territorio que pueden usar para sus actividades diarias. Y, por supuesto, han sufrido el impacto que el turismo masivo tiene en el ecosistema. Un problema que no pasa desapercibido para las autoridades colombianas.
Cada año, el parque cierra sus puertas durante un mes para que los indígenas puedan retomar sus tradiciones. Y, al mismo tiempo, dejar que la naturaleza pueda descansar. Con el hashtag #RespiraTayrona intentaban, este año, concienciar de la importancia de respetar la identidad del parque. Durante el descanso realizado en febrero de 2019 pudieron observarse huellas y rastros del tigrillo, el jaguar y el puma, animales que no se avistaban con facilidad desde hacía años.
Muchos otros animales, como monos aulladores, maiceros y titís, serpientes, osos perezosos, iguanas, patos, zorros y ñeques volvieron a campar a sus anchas por el parque. Pudieron avistarse, también, numerosas aves. Tras los resultados de este descanso, el gobierno de Colombia ha decidido cerrarlo con más frecuencia. En 2020, los indígenas y los animales disfrutarán de tres cierres en diferentes estaciones del año.
Conocimientos locales de proyección internacional
El estudio ‘The contributions of Indigenous Peoples and local communities to ecological restoration’, publicado en la revista Restoration Ecology, analiza como a menudo los conocimientos indígenas y locales pueden incorporarse a las actividades de restauración de terrenos dañados. Algo que, sin embargo, no se tiene en cuenta en numerosos planes de actuación a nivel internacional.
La propuesta del grupo de investigación es que se incluyan sus métodos y conocimientos en los esfuerzos actuales para cumplir las metas de restauración de los ecosistemas degradados a nivel mundial, ya sean las integradas en el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 o en cualquier otra agenda posterior al 2020.
Tener en cuenta el punto de vista de los indígenas en los planes de actuación internacionales puede resultar positivo no solo para el medioambiente, sino también a nivel social. “Los pueblos indígenas y las comunidades locales se ven afectados por el cambio climático porque dependen directamente de su entorno inmediato para satisfacer las necesidades básicas de subsistencia”, señalan en el estudio. “Por lo tanto, salvaguardar y restaurar la resiliencia del ecosistema es crítico para apoyar su bienestar”.
La ONU cuenta también con iniciativas para sacar partido a la experiencia de los indígenas. El programa Pequeñas Donaciones busca empoderar y financiar las iniciativas de comunidades para conservar y recuperar el medio ambiente. Un ejemplo es el de las indígenas Wichí (en el Chaco argentino). Durante años vieron como el chaguar, una materia prima que utilizan para sus artesanías, era cada vez más escaso debido a la explotación de la tierra. Varios intentos de recuperación fracasaron, pero ellas han conseguido cultivarlo cerca de sus casas. Gracias al programa Pequeñas Donaciones, pueden compartir sus soluciones y su conocimiento con otros indígenas de Bolivia y Paraguay que se enfrentan al mismo problema.
‘Rewilding Europe’
La escasez de recursos es un problema cada vez mayor que no se queda en el Chaco argentino ni el en Caribe colombiano. Numerosos ecosistemas a lo largo del planeta ven reducida su biodiversidad. Recuperarla es esencial para nuestra supervivencia y para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 de desarrollo sostenible.
En Europa, la iniciativa Rewilding Europe propone un nuevo enfoque para conservar la naturaleza. Sus impulsores sostienen que la restauración natural se alcanza cuando un ecosistema consigue regenerarse y sostenerse a sí mismo. Así, proponen dejar que la naturaleza se regule por sí sola, permitiendo que los procesos naturales restauren los paisajes degradados. Esto pasa, también, por liberar a los ecosistemas de la presión humana.
La industria, la caza, la esquilmación de recursos o el turismo. Numerosas actividades del ser humano suponen el deterioro de los ecosistemas. Por ello, cada vez más iniciativas proponen no solo dejar respirar al medio ambiente, sino limitar nuestra actuación a nuestro entorno cercano. Y escuchar lo que tienen que decir aquellos que viven en armonía con la naturaleza.
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