El desarrollo de la llamada súper inteligencia artificial aún se encuentra muy lejos de alcanzar capacidades artificiales comparables con las del cerebro humano, según se ha puesto de manifiesto en el segundo encuentro organizado por la patronal tecnológica DigitalES.
El advenimiento de los macrodatos, el aprendizaje automático y la inteligencia artificial (IA) está siendo aclamado como transformador para las economías y sociedades globales. Los productos, servicios y redes inteligentes tienen el potencial de revolucionar cómo se proporciona el transporte, cómo se construyen las ciudades, cómo se distribuye la energía y cómo se llevan a cabo los procedimientos médicos, por citar solo algunos ejemplos.
Nick Bostrom: «un intelectual que es mucho más listo que los mejores cerebros humanos prácticamente en cualquier campo, incluyendo la creatividad científica, sabiduría general y habilidades sociales».
Sin embargo, todas estas funciones son muy específicas y poco tienen que ver con la plasticidad cerebral humana. La capacidad actual de la súper inteligencia artificial se halla pues muy lejos de la definición de la misma formulada por el gurú de Oxfordsúper inteligencia artificial no tan súper
David Pereira, Head of Data & Intelligence de Europa de Everis muestra sus dudas sobre la posibilidad de llegar a ese punto. «Estamos en una fase incipiente del desarrollo de esta tecnología, la llamada inteligencia artificial estrecha o débil, que nos permite solucionar muchos problemas concretos pero que tiene poco que ver con las inmensas capacidades de la mente humana».
Eso sí, entre esos problemas específicos se encuentran algunos muy importantes relacionados con los ODS, como la crisis climática, donde la inteligencia artificial es capaz de detectar patrones imperceptibles para el cerebro humano.
De la misma opinión es Marc Torrens, Profesor asociado del Departamento de Operaciones, Innovación y Data Sciences de ESADE, que limita a la inteligencia artificial a la solución de problemas específicos. “Nosotros tenemos una inteligencia versátil. Hacemos muchas cosas mal, pero podemos hacer muchas cosas”. Para llegar a la inteligencia artificial “fuerte”, necesitamos un marco científico en el que no estamos ni de lejos», afirma.
sentido común, el menos común de los sentidos
Estos expertos coinciden con lo manifestado en Nobbot por Ramón López de Mántaras, director del Instituto de investigación en Inteligencia Artificial y coautor, junto al investigador del CSIC Pedro Meseguer, del libro “¿Qué sabemos de inteligencia artificial”.
“El vasto conocimiento que todos los humanos tenemos se denomina de sentido común y viene de nuestra experiencia con el mundo, desde que nacemos hasta que somos adultos, permitiéndonos comportarnos de manera inteligente en situaciones muy diversas. Sin embargo –añade- este tipo de conocimiento es difícil de proporcionar a un ordenador”, nos explicaba entonces López de Mántaras.
Eso hace que los sistemas expertos sean frágiles ya que, si un problema a resolver requiere algún conocimiento que no está presente en sus reglas, entonces, aunque se trate de una situación dentro de su área de especialización, fracasan estrepitosamente.
Durmamos, pues, un poco más tranquilos olvidando la amenaza robótica…de momento.