En pocas ocasiones se dieron condiciones tan favorables para la democratización de la creatividad en el mundo de los videojuegos como en los años ochenta.
Fue entonces cuando llegaron a nuestras casas unos pequeños microordenadores a un coste asequible que nuestros padres nos compraban sin conocer sus posibilidades, pensando que no eran más que máquinas de escribir electrónicas que nos ayudarían en nuestras tareas del «insti», cuando realmente los utilizábamos para pasar las horas muertas con nuestros primeros juegos electrónicos. Y con los ojos de hoy, esos videojuegos de los 80 eran lo peor para las mentes adolescentes. Así hemos salido :-).
Por otro lado, nos encontramos en los primeros años del incipiente ocio electrónico en el que cualquier programador, con mucha paciencia y esfuerzo, era capaz de crear un videojuego casero que podría convertirse en un título de éxito dentro y fuera de nuestras fronteras.
videojuegos de los 80 para «adolescentes descerebrados»
Surgió así una industria amateur, desbordante de talento adolescente que encontraba sus musas inspiradoras en el cine ochentero, la explosión musical del momento, los cómics, etc…
Estos primeros creadores de videojuegos de los 80 devoraban cualquier tendencia ligada a la actualidad y la convertían en aventuras pixeladas mostradas en una pantalla de fósforo verde o el monitor de tubo del Spectrum de nuestro vecino. En aquellos tiempos para nosotros meter una cinta de cassette en un Amstrand CPC era abrir como abrir el telón de un teatro en el que pudiéramos manejar a los actores.
Y así fue como nuestro país sucumbió a los videojuegos, una industria donde la creatividad no estaba sujeta a lo políticamente correcto y la autocensura, y por supuesto ni se nos pasaba por la cabeza pagar ninguna licencia del film de éxito de turno. Todo valía, y teniendo en cuenta que los creadores apenas rondaban los veinte años de edad podéis imaginaros que tenían en su cabeza aquellos «adolescentes descerebrados».
Sin duda, algunos videojuegos de los 80 levantarían hoy importantes críticas de todo tipo de sectores. Hemos seleccionado cinco títulos que estamos seguros hoy no verían la luz por su temática y por el público al que estaban dirigidos.
Ke rulen los petas (1989)
Bangkok 2028. El malvado General Charoen se ha hecho con el poder que defiende violentamente gracias a los Korps, policías corruptos del régimen que ayudan al dictador a controlar a la población. Pero no contaban con los colegas Mikel Jackson y a Andrés Kasho Mulo, dos camellos que sobreviven traficando con droga y evitando ser detenidos por los Korps.
Este dúo ha decidido arriesgar sus vidas por encontrar a Willis, su fiel amigo que sabe donde se encuentra el almacén en el que el gobierno guarda celosamente la droga confiscada al pueblo. Para ello cuentan también con la inestimable ayuda del traidor Karakulo, que desilusionado con el régimen se ha apuntado a la causa rebelde.
Si ambientamos la historia en un futuro ciberpunk y distópico y lo convertimos en una aventura conversacional tenemos como resultado el videojuego Ke rulen los petas, un hito en el mundo de los videojuegos de los 80 que hoy no pasaría ni la primera criba de la censura.
Billy, el barriobajero (1986)
Nuestros vecinos los franceses también dieron rienda suelta a su creatividad en la industria de los videjuegos de los 80 para presentarnos algunos de los videojuegos más arriesgados argumentalmente hablando. Es el caso de la empresa Loriciels, que nos presenta al joven Billy mientras pasea por los barrios más peligrosos de París disfrutando de su cigarro y orgulloso de su look de botas militares, cazadora de cuero y cresta en la cabeza.
Él solo quiere disfrutar de sus máquinas arcade preferidas pero los peligros de la ciudad acechan en cada esquina y tendrá que hacerles frente utilizando en cada momento el objeto correcto. Policías, navajeros, borrachos, prostitutas, etc… evitarán a cada costa que nuestro protagonista pueda echarse una partidilla.
Es tu labor defenderle y darle el capricho al pobre chaval, que no dudará en entregar un corazón, literalmente hablando, a una prostituta. Barriobajero sí, pero romántico también. El juego tuvo un cierto éxito, como lo demuestra el lanzamiento de su secuela en 1987.
Barbarian (1988)
A los británicos de Palace Software la polémica les persiguió desde sus primeros lanzamientos, ambientados en títulos de terror ochentero como Evil Dead o Halloween. Tratándose de una empresa consolidada en el sector del videojuego y con una gran aceptación por parte de los jugones incluso el gobierno británico los vigilaba de cerca.
Su fama de polémicos quedó patente en 1987 cuando presentaron en sociedad Barbarian, uno de esos videojuegos de los 80, de uno contra uno, en el que los luchadores emulaban a Conan el Bárbaro en un combate a muerte, y donde una combinación especial de movimientos permitía de certero golpe cortar la cabeza al contrincante, que rodaba con todo lujo de detalles por la pantalla.
Para hacer más amigos optaron por una portada protagonizada por una modelo de 18 años semidesnuda llamada Maria Whitakker, acompañada por un forzudo disfrazado de Conan. El juego es uno de los máximos exponentes de la época, consiguiendo un éxito arrollador y considerado todavía hoy como videojuego de culto.
Toi acid game (1989)
Toi cachas, toi fadao, toi matao, etc… Si en los lejanos años 80 los bollycaos formaban parte de tu merienda recordarás los famosos tois, unos personajes tan simplones como originales que acompañaban en forma de pegatinas a este dulce. Cada uno de ellos expresaba su estado de ánimo del momento a través de un texto que siempre comenzaba con «toi….».
Paralelamente, los smiley aparecían en escena, las caras sonrientes que hoy triunfan en Facebook y WhatsApp tuvieron su primer momento de gloria hace treinta años, desgraciadamente su fama no fue precisamente positiva ya que el movimiento de música Acid House se apropió de estos iconos y los convirtió en símbolo de un tipo de ocio cercano a las drogas sintéticas que estaban tan de auge en aquella época.
Uniendo ambas influencias surgió otro hito de los videojuegos de los 80: Toi Acid Game, que nos permitía manejar a un «toi» en la búsqueda de Zoi, su novia raptada. En cada una de las cuatro fases del juego debíamos enfrentarnos a los Acid, hasta llegar finalmente al castillo de Drácula donde nos esperaba nuestra prometida. Durante el camino teníamos que beber cubatas o disfrutar de las vistas en topless que nos ofrecía la playa. Como veis, es difícil encuadrar este juego en la categoría de «educativos».
Sabrina (1988)
El fin de año preparado por TVE para dar la bienvenida al 1988 era el primero que no se emitía en directo, siendo así podemos pensar que el desliz de una cantante como Sabrina Salerno mostrando uno de sus pechos mientras bailaba sería con toda seguridad censurado.
Pero como os podéis imaginar los realizadores hicieron «la vista gorda» y este despiste se convirtió en uno de los momentos más famosos de la televisión de nuestro país.
Entre los millones de espectadores se encontraba el joven estudiante Javier García Navarro, que a pesar de no haber cumplido la mayoría de edad supo ver el filón del acontecimiento y diseño el videojuego para ordenadores domésticos Sabrina, una especie de beat`em-up en el que la cantante debía cruzar el peligroso camino desde el aeropuerto hasta el plató de rodaje donde estaba prevista su actuación.
Para ello tenía que enfrentarse a los peligrosos maleantes que la amenazaban, y no tenía otra opción que defenderse con sus senos. El juego es considerado uno de los peores de la historia, lo que no ha evitado su remake en el 2012 con el nombre Sabrina Forever.