La humanidad vive rodeada de una ingente cantidad de energía que aún no ha aprendido a canalizar. Se estima que cada año el Sol aporta 3 850 000 exajulios de energía al planeta. Una hora de esta luz impulsaría el 100 % del consumo energético de la civilización. Aunque hay una fuente aún más poderosa, una gigantesca batería de calor en forma de magma que se puede usar.
Científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés, en Estados Unidos), fundadores también de la empresa Quaise, han hecho cálculos y han llegado a la conclusión de que utilizar el 0,1 % del calor del magma terrestre es suficiente para alimentar la civilización durante 20 millones de años. La clave está en un nuevo taladro de energía capaz de alcanzar el magma gracias a un tipo de onda de alta energía que vaporiza la roca.
5200 °C en cualquier parte del planeta
La Tierra es un planeta caracterizado por una fina corteza sólida de pocas decenas de kilómetros y un manto denso, pero fluido, que se extiende miles de kilómetros. En el centro del planeta, una esfera del tamaño de Marte mantiene su superficie a una temperatura constante de 5200 °C, muy cercana a los 5800 °C de la corona solar. Su núcleo puede superar los 7000 °C.
Hay muchos orígenes para el calor que acumula el núcleo terrestre. La cristalización de su núcleo, la gravitación, el calor remanente de la formación del planeta, la energía de rozamiento entre núcleo e incluso la descomposición radiogénica de isótopos. Aunque lo más relevante es que es una fuente inagotable y limpia que se puede utilizar y, de hecho, ya se usa.
Energía geotérmica, inagotable y renovable
La energía geotérmica es una energía de origen renovable que se obtiene al aprovechar el calor del interior del planeta. En su forma más sencilla, se emplea el calor terrestre para calentar agua y viviendas y ayudar a algunos procesos industriales que necesitan calor. Este uso es más o menos frecuente en algunas zonas del mundo con una corteza fina.
En una versión más avanzada, se emplea el vapor del agua caliente para turbinarlo y obtener energía eléctrica, de una manera similar a como ocurre en una central nuclear o en una termosolar. Estos sistemas ya pueden enfriar viviendas e impulsar la industria con fluido eléctrico. Aunque para ello, la bolsa de calor ha de ser de unas determinadas dimensiones.
Una de las ventajas de este tipo de energía, muy utilizada en Islandia, es que resulta ‘inagotable’ a cierta profundidad. El problema es que no siempre es posible alcanzarla y que las bolsas de calor de superficie pueden agotarse, de forma similar a como pasa con el petróleo). Es aquí donde entra el MIT y Quaise, cuyo lema es “liberando el verdadero poder de la energía geotérmica limpia”.
Nueva tecnología para perforar la corteza terrestre
Hace unos años, en el MIT Plasma Science and Fusion Center (PSFC) se inventó un nuevo tipo de perforación mixta o híbrida cuya tecnología consiste en generar ondas electromagnéticas milimétricas para perforar a profundidades superiores a las que se pueden lograr hoy en día con la perforación convencional. Con ella se podrá perforar a 10 km y 20 km. De ella ha nacido la startup Quaise. ¿Cómo funciona esta tecnología?
Este nuevo tipo de perforadora no taladra la roca de manera mecánica, con puntas de diamante o materiales compuestos, como sí hacían los taladros convencionales. En su lugar, lanza un haz de girotrón (radiación de microondas de alta frecuencia y potencia y, por tanto, energía) que derrite y vaporiza la roca cristalina. Esto permite el despliegue de un conducto muy fino pero tan grueso como para introducir canalizaciones.
Entre las ventajas de la energía geotérmica está que apenas deja huella sobre la superficie. Como una central nuclear, que es más o menos compacta, ocupa poco espacio. En comparación, la aún necesaria energía fotovoltaica, solar térmica, eólica y mareomotriz, entre otras fuentes renovables, resultan problemáticas en su uso de suelo o área azul.
Geotérmica: una fuente de energía planetaria
Otra de sus ventajas es que este tipo de energía, a esa profundidad, estaría disponible para casi todos los países y todas las regiones del mundo. Una vez se tuviera acceso a esa profundidad, se tendría energía virtualmente inagotable y limpia. Una sola fracción de ese calor serviría para impulsar toda la civilización durante millones de años.
Aunque se quisiese, no se podría agotar con la tecnología actual. Según el calendario de Quaise, en 2024 se construirá la primera plataforma de perforación híbrida que combina, por un lado, la clásica tecnología rotatoria y, por otro, el haz de girotrón. Hacia 2026 esperan disponer de la primera central de energía geotérmica con varios pozos y una potencia pico de 100 MW.
Sin embargo, la ‘magia’ comienza en 2028, cuando esperan poder ‘revampear’ o reconvertir una central térmica convencional en una planta de energía limpia repotenciada con vapor geotérmico limpio. Si lo logran, a mediados de la década de 2040 se podría hacer en casi todo el globo y dejar atrás el carbón, el gas y otros combustibles derivados del petróleo.
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