Las granjas de troles han ido ganando relevancia en el panorama político a medida que se ha visto su eficacia a la hora de manipular elecciones. Y según se ha ido conociendo los efectos de estas actividades cuando no ilegales, sí poco éticas. Estas granjas de trolls o troles son grandes generadores de fake news con los que manipular la opinión pública. ¿Cómo afectan a las sociedades estas empresas?
¿Qué es una granja de troles o ‘TROLLS’?
Una granja de troles es una empresa que gestiona miles o decenas de miles de usuarios falsos (llamados troles o trolls) y que los pone a disposición del mejor postor. El gran volumen de cuentas falsas les permiten disponer de una masa crítica suficiente como para modificar el discurso público y, con ello, la opinión.
A estas empresas se es llama ‘granjas’ debido al proceso industrializado de ‘crianza’ o ‘siembra’ de las fake news. Como toda empresa orientada a la comunicación pública, las granjas de trolls tienen equipos de marketing, de desarrollo de producto y de ingeniería. Se dedican a sembrar información, por lo general falsa, para sus clientes, a los que dan cobertura técnica.
Aunque han saltado al imaginario colectivo como entornos angostos, pequeños y oscuros repletos de ordenadores o smartphones conectados en línea, la realidad es que se parece más a una oficina convencional. Mesas, sillas, algunos empleados y una máquina de café junto a un comedor. Los trabajadores tienen sus contratos y acuden a diario a trabajar. Su labor es hacer ruido.
¿Cómo funcionan las granjas de TROLES?
Las granjas de troles son negocios que venden sus servicios de desinformación al mejor postor. Muestra de ello es que se usan tanto por regímenes autoritarios como por influencers. Son una herramienta casi ilegal o alegal y, por descontado, falta de ética, pero muy rentable. Manipular es barato.
El grueso de los servicios que se ofrecen desde las granjas de troles se centran en desestabilizar el debate público en redes sociales, aumentar la crispación social en algunas materias, dar visibilidad a influencers y atacar a contrincantes políticos.
En ‘Delitos del futuro’ (2015) Marc Goodman habla de astrosurfing o “campañas de relaciones públicas enmarcadas en la propaganda electoral y los anuncios comerciales que pretenden transmitir una impresión de espontaneidad provocada por la relación con el entorno social”. Es decir, cuentas falsas que buscan modificar la opinión pública. ¿Quiénes son sus clientes?
En el mismo libro se comenta que “en junio de 2011 se reveló que el Mando Central de Estados Unidos había concedido un contrato de 2,76 millones de dólares a una empresa de California para que creara identidades falsas en internet, con el fin de manipular conversaciones en línea y difundir puntos de vista proamericanos en las redes sociales”. Hablamos de 2011, hace diez años.
Granjas de troles: una enorme influencia política
Redes sociales como Facebook tienen más de 20 millones de usuarios en España: uno de cada dos españoles está presente. Si alteras el contenido de esta red mediante un bombardeo continuo de mensajes, entonces es ‘fácil’ modificar la opinión pública sobre diversos temas. De hecho, se ha demostrado que Facebook ya lo ha hecho.
Como explican Lieberman y Long en ‘Dopamina’ (2021), “cuando personas de una u otra inclinación se sienten amenazadas, se vuelven más conservadoras”. Y lo opuesto también es cierto: la seguridad te hace progresista. Las ‘amenazas’ no tienen por qué ser reales. De hecho, se ha demostrado que la presencia de un gel de manos en una mesa induce a mantener un perfil más conservador. En redes sociales, esto es caldo para las fake news con troles.
El escándalo de Cambridge Analytica de Facebook demostró lo ‘sencillo’ que es inferir en las elecciones cuando comprendes la psicología humana. Se sabe que la publicidad en Facebook aumentó el voto a Trump en un 10 %, pero aún se desconoce la magnitud del alcance de las granjas de troles difundiendo bulos orientados a activar el circuito del miedo en los votantes.
En 2018 la red social Twitter realizó una exhaustiva investigación sobre la influencia de las campañas políticas que, de hecho, llevaron a la red social a no admitir publicidad política. Sin embargo, le sigue costando detectar cuentas falsas, como las 259 cuentas españolas que desactivó en 2019 (de las miles que existen), y que se dedican a sembrar desinformación.
A raíz de diversas investigaciones se ha podido destapar a decenas de partidos políticos de todo el planeta y con diferente ideología política que usaban granjas de troles. En España, el Partido Popular; en Ecuador, la Alianza PAIS, y en Arabia Saudí, el “sistema mediático estatal”, según informes de Twitter.
Injerencia política y Rusia
Aunque también existe injerencia extranjera, como demostraron las miles de cuentas de granjas de troles rusas que se dedicaron a boicotear la campaña de Hillary Clinton y el ataque de prestigio de Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto e Israel contra Qatar, conocido internacionalmente.
Rusia se ha convertido en uno de los países que menos oculta sus actividades ‘troleras’, o al que más pillan haciéndolo. Uno de los últimos informes filtrados indica que Rusia estaba detrás de una campaña para “impulsar la candidatura del expresidente Donald Trump y derribar al entonces candidato Joe Biden”.
Aunque esto no quiere decir que sea el país que más las usa como nación o sistema político. Solo es que parece haberse especializado en abrir granjas de troles con las que influir en todo el planeta, hasta el punto de que está subcontratando granjas en otros países. Se internacionalizan.
El caso de América Latina en 2019 fue muy conocido cuando varias granjas de troles rusas atacaron a algunos partidos. Sin embargo, el grueso de las veces no es Rusia contra otros países, sino ‘solo’ empresas rusas que se han especializado en montar granjas y vender sus servicios al mejor postor.
Las granjas de troles son un peligro para la libertad personal y social que se asocia al derecho de estar informados. Y es que la ciudadanía decide basándose en lo que cree que es cierto. Si sus convicciones están construidas sobre mentiras, sus elecciones irán en su contra.
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Imágenes | Grianghraf, MARIOLA GROBELSKA