Cuando Guillermo Martínez estaba a punto de terminar sus estudios, se dio cuenta de que necesitaba un cambio. Desde bien pequeño siempre había querido saber cómo funcionaba todo lo que le rodeaba. Quería descubrir por qué y cómo un mecanismo realizaba una determinada acción. Así que estudió Ingeniería, diseñó sistemas de domótica para su casa, se compró kits de robótica, drones…. con la intención de dar salida a sus inquietudes.
Aunque fue con una impresora 3D que le costó menos de 150 euros cuando comenzó su otra historia. La que empezó hace un año. Con ella creó sus propios diseños. Al principio se trataba de pequeñas cosas, para después interesarse por la fabricación de prótesis 3D. Guillermo quería que lo que sabía hacer sirviera para algo.
Al mismo tiempo que esto ocurría, y buscando un cambio en su vida, se topó con el orfanato Bamba Project, en Kenia. Les ofreció fabricar esas prótesis 3D para gente que las necesitara. Ellos se ocuparon de buscarlas y Guillermo viajó a Kenia para dárselas personalmente y de forma gratuita.
El éxito fue tal que puso en marcha el proyecto Ayúdame3D para recaudar fondos destinados a fabricar más prótesis –trésdesis, como le gusta llamarlas a él–. A día de hoy las ha enviado a personas de Kenia, Tanzania, Cabo Verde, México, Chad y diferentes zonas de España. Su objetivo es poder llegar poco a poco a cualquier rincón del mundo. Algo que hace en su tiempo libre porque su profesión –como no podía ser de otra manera– es la de diseñador de juguetes.
Prótesis 3d para personas sin recursos
– Ayúdame3D es un proyecto que pusiste en marcha hace casi un año tras una primera experiencia en Kenia. ¿Cuáles han sido los resultados obtenidos hasta ahora?
Durante estos meses he podido mejorar los diseños de las trésdesis –brazos impresos en 3D– para muchos más casos diferentes y así poder ofrecer esta ayuda a más gente. Ahora mismo tengo varios modelos. El más solicitado es Vicky para personas sin codo, un modelo que no existía hasta la fecha. Los que se ponen en contacto conmigo son normalmente conocidos de las personas que necesitan una trésdesis para confirmar si les puedo ayudar. Tras ello, me mandan fotos y medidas para confirmar el pedido. Hasta ahora se han enviado más de 20 trésdesis, sobre todo a América del Sur y África, pero también a España. Y espero poder llegar poco a poco a cualquier rincón del mundo. El único requisito que hay que cumplir es no poder permitirte una prótesis seas de donde seas.
– En aquel viaje llevaste cinco prótesis fabricadas con una impresora 3D para personas sin recursos. ¿Cómo les ha cambiado la vida desde entonces?
Hace pocos meses me enviaron vídeos de cómo les iba, y la verdad es que era una pasada ver cómo trabajaban en el campo y realizaban tareas de casa, además de ver la felicidad que desprendían. Estas personas tienen un plus en sus vidas, pueden realizar trabajos con menos esfuerzo. En definitiva, es una mejora en su calidad de vida.
Espero poder llegar poco a poco a cualquier rincón del mundo. El único requisito que hay que cumplir para recibir estas prótesis 3D es no poder permitirse una prótesis convencional.
– Antes de imprimir las piezas, ¿conocías la situación de cada una de las personas?
Sí, pedí fotos y medidas para crear las trésdesis personalizadas. Creé un nuevo modelo de brazo impreso en 3D para personas sin codo que hasta ese momento no existía. Los coordinadores del Bamba Project, donde me hospedé en Kenia, se encargaron de buscar a gente de la zona que necesitase este tipo de ayuda y fueron los que me mandaron fotos y medidas vía WhatsApp.
– Al llevar las prótesis fabricadas desde España, ¿te encontraste con alguna dificultad que tuvieras que resolver in situ?
Estas trésdesis son como unas zapatillas de velcro. Se pueden poner y quitar cuando se quiera. Se comprobó que se ajustaban a la medida del muñón de cada persona y en pocos minutos ya sabían usarla sin problema. De todos modos, llevé repuestos y herramientas por si acaso pero, quitando algún pequeño ajuste, no hubo ninguna incidencia. Al principio tienen que practicar, pero en el mismo día se adaptaban perfectamente. Algunas personas sabían inglés y otros no, por lo que una coordinadora del orfanato les traducía lo que les decía a suahili.
14 PIEZAS QUE CAMBIAN UNA VIDA
– Una impresora 3D y unas plantillas es lo único que necesitaste para poner en marcha tu idea.
Exacto, partí de las prótesis de Enabling The Future para aprender a imprimirlas y a montarlas. Los esquemas se descargan directamente o se diseñan mediante un programa de ordenador [como en el caso de las prótesis para personas sin codo que diseñó el propio Guillermo]. Luego se vuelcan a otro programa de impresión simulada y, cuando se obtienen los parámetros de todos los objetos a imprimir, se introduce la información en la impresora. Es entonces cuando imprime cada pieza capa a capa. Para tener listas las 14 piezas de media que tiene una trésdesis, se necesitan unas 20 horas. Tras la impresión, se unen manualmente y el mecanismo se realiza con hilos y gomas. Se utilizan velcros para colocarlas y ajustarlas al muñón.
– Aparte del material con el que están hechas, ¿cuál es la diferencia entre tus prótesis y los modelos que se utilizan habitualmente?
Como puedes comprobar, intento diferenciar siempre ‘prótesis’ de ‘trésdesis’. Trésdesis es un nuevo concepto que parte de Ayúdame3D. Con él hago referencia a estas piezas, que simplemente son una pequeña ayuda para personas que no pueden permitirse una prótesis. Algo que les permita afrontar el día a día, realizar determinados trabajos, hacer las tareas del hogar… Pero, sobre todo, lo que se busca es ofrecer una alternativa a aquellos que de otra manera no podrían haber accedido a este tipo de apoyo.
Es importante hacer saber a los más pequeños que ayudar es muy fácil para que, poco a poco, desarrollen su mente social.
–¿En qué momento se encuentra ahora tu proyecto?
El proyecto tuvo muy buena acogida. Gracias a los botes online de Ayúdame3D, he podido hacer crecer el proyecto y llegar a muchas más personas. También he comprado dos nuevas impresoras con mayores dimensiones de impresión, que me permiten reducir los tiempos y optimizar los pedidos. Pero con una impresora de menos de 150 euros, que es con la que empecé, se puede realizar cualquier trésdesis.
– Con la experiencia vivida estos últimos meses, ¿cuáles son tus objetivos?
Muchos. Además de seguir entregando trésdesis, me gustaría fomentar el valor social de las nuevas tecnologías. Por ello realizo charlas para empresas, colegios y universidades. Hacer saber a los más pequeños que ayudar es muy fácil es algo muy importante para que, poco a poco, desarrollen su mente social. Y en menos de dos semanas volveré a Kenia a entregar más trésdesis personalmente.
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Imágenes | Guillermo Martínez