Aunque la ciencia advirtió de la existencia del cambio climático y el efecto invernadero ya a finales del siglo XIX, parece que el ser humano sigue haciendo oídos sordos a las heridas del Planeta. ¿Lo último? La pérdida de hielo marino.
¿Sabías que el hielo marino de la Antártida está en mínimos históricos? Sí, tenemos en cuenta que llevamos años oyendo esto y que, de tanto repetirlo, podemos insensibilizarnos.
Pero, ¿y si te decimos que la pérdida de hielo marino se corresponde con toda la superficie del Estado Nueva York? Impresiona. Y esto es lo que buscan los científicos. Llamar nuestra atención, la de nuestros dirigentes y líderes de grandes empresas, para poder poner freno al derretimiento de este hielo tan importante para nuestro clima.
Porque sí, la pérdida de hielo marino, ya sea en el Ártico o en la Antártida, afecta y potencia el cambio climático que sufre nuestro planeta Tierra y, cuyas consecuencias, ya sentimos sus habitantes.
¿Cuánto hielo pierde la Antártida?
Lamentablemente, los últimos estudios sobre el hielo marino no son nada alentadores, pues apuntan a que su derretimiento se ha acelerado de forma abrupta.
La extensión del hielo marino, también llamada banquisa, son los bloques de agua congelada que se forman en las zonas más frías o polares de nuestros océanos. Concretamente, representa el 15% de toda la superficie oceánica, creciendo en invierno y disminuyendo en verano.
Este sería su funcionamiento normal, pero desde hace ya años, la pérdida de hielo marino es más que notable y, más, según suben las temperaturas globales.
Así, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA), ya en 2022 la banquisa había bajado hasta los 21,3 millones de km². Si lo comparamos con los 23,5 millones que medía en el año 1980, la pérdida de hielo marino es evidente: es de un 9,6%.
Más recientemente, a finales de 2023, El Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve de Estados Unidos lanzaba una nueva advertencia: el hielo marino de la Antártida había vuelto a decrecer. Esta vez, hasta los 1,91 millones de kilómetros cuadrados.
Es decir, en un año, hemos pedido, nada más y nada menos, que 130.000 kilómetros cuadrados, llegando al mínimo histórico. Porque de 2022 a 2023, la cantidad de hielo marino que se ha derretido corresponde a toda la extensión del Estado de Nueva York, que no la ciudad.
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También perdemos el Glaciar Thwaites
Quizás, la zona de la Antártida que más preocupa a los expertos científicos es el glaciar Thwaites, en su parte occidental. Según dos estudios, publicados en ‘Nature’ este glaciar está viviendo un retroceso grave: de 14 kilómetros, desde finales de los 90, en la parte que se conecta con el fondo marino.
Y… ¿Qué pasa si se derrite todo el hielo del mundo?
El hielo marino es un elemento crucial para la continuidad de la vida tal y como la conocemos. Y es que, la banquisa es la encargada de reflectar, hacia el espacio exterior, casi el 90% de la luz solar que recibimos.
Así, estás extensiones de agua congelada son reguladoras naturales de la temperatura de los océanos, junto a las corrientes marinas. Sin olvidar su acción de regulación del aire y que, en sus placas, viven numerosas especies que también están desapareciendo, casi, al mismo ritmo que el hielo.
De no frenar la pérdida de hielo marino, ¿qué pasaría? El calentamiento global y el cambio climático seguirán avanzando. La primera consecuencia, ya la estamos viviendo: la subida mantenida de las temperaturas, tanto en los meses cálidos, como en los más fríos.
El hielo reflecta la luz del sol, pero el agua la absorbe. Por ello, viviremos aún más el aumento de las temperaturas de nuestros océanos y mares; con la pérdida ligada de gran flora y fauna marina.