O por lo menos no existe en el mundo que todavía consideramos como real, pues esta joven influencer se llama Aitana y es una inteligencia artificial, utilizada por la agencia barcelonesa The Clueless.
utilizando avatares en vez de personas. Por obra y gracia de las nuevas posibilidades que ofrece la inteligencia artificial, esta tendencia está en crecimiento en el mundo de la moda y las marcas.
Ni mucho menos esta es la primera vez en la que nos dan gato por liebreEn fechas recientes, la industria cinematográfica de Hollywood alzó la voz para mostrar su rechazo ante la posibilidad de que la inteligencia artificial y las creaciones de los algoritmos sustituyan a los trabajadores del cine. Pues bien, poco a poco, esta tecnología está extendiendo sus tentáculos en multitud de sectores, muchos de los cuales se creían a resguardo de esta invasión. Pero ya no hay nadie a salvo, desde ilustradores a escritores o periodistas, son muchas las actividades profesionales cuyos cimientos están empezando a temblar por el empuje de los algoritmos.
También las y los influencers están viendo cómo su posición en el sector publicitario está siendo cuestionado por creaciones virtuales, casi indistinguibles de los humanos retocados con múltiples filtros de belleza, que obtienen resultados comparables o, incluso, superiores a estos en términos de rentabilidad. En el caso de Aitana, según la agencia, proporciona unos ingresos de hasta 10.000 euros al mes a sus creadores.
una ‘influencer’ con más inteligencia artificial y menos ego
¿Pero cómo surgió la idea de crear a Aitana, de apellido López? «Empezamos a analizar cómo estábamos trabajando y nos dimos cuenta de que muchos proyectos estaban en suspenso o cancelados debido a problemas fuera de nuestro control. A menudo era culpa de la influencer o de la modelo y no por cuestiones de diseño», ha explicado Rubén Cruz, su diseñador y fundador de la agencia The Clueless, a Euronews.
«Lo hicimos para poder ganarnos la vida mejor y no depender de otras personas que tienen egos, que tienen manías o que simplemente quieren ganar mucho dinero posando», dice Cruz.
Así pues, nos encontramos ante un caso de uso de la inteligencia artificial por cuestiones de supervivencia de un negocio comprometido por el ego de quienes han visto crecer sus ingresos y popularidad a lomos de las redes sociales. Por desgracia para la salud mental de tantos jóvenes, los cánones de belleza impuestos tanto por los influencers creados por inteligencia artificial como por los de carne y hueso, son indistinguibles. Así que, bien pensado, ¿qué más da que Aitana sea «real»? A menudo dudamos de si hay algo en ese mundo de las redes sociales que lo sea.
Hoy, Aitana, que es una inteligencia artificial, tiene más de 170.000 seguidores y muchos de ellos no saben que siguen a alguien que no es de carne y hueso.
El hecho de que cada día que pasa sea más difícil detectar lo que es o no un fake resulta escalofriante pero, en el actual contexto informativo marcado por bulos y deepfakes, el caso de Aitana resulta casi pueril. «Un día, un conocido actor latinoamericano le envió un mensaje de texto para invitarla a salir. Este actor tiene alrededor de 5 millones de seguidores«, dice Cruz.
Pobre actor. Pobres todos.