A veces no hay que ser una gran aficionado al arte para acudir, raudo, a una exposición. Basta con asegurarse antes de que el evento nos va a proporcionar oportunidades para compartir bellas imágenes en redes sociales granjeándonos, además, cierta imagen intelectual para compensar tantas fotografías de fiestas. Las gigantescas flores que han brotado en el Palacio de Cristal de Madrid nos lo ponen fácil.
la exposición A un cuervo y los huracanes que, desde lugares desconocidos, traen de vuelta olores de humanos enamorados del artista Petrit Halilaj, que podremos disfrutar hasta el próximo 21 de febrero, aborda cuestiones como el hogar, la nación, la identidad cultural y el amor. Y lo hace con un espectacular montaje que aprovecha al máximo las características del edificio del madrileño Parque del Retiro.
Más allá del postureo, inevitable en estos tiempos,Las grandes flores, realizadas en un marco de acero y lienzo pintado, son fruto del trabajo colaborativo con su compañero Álvaro Urbano, también artista. Su elección forma parte de la historia personal que les une y tiene el propósito de celebrar su relación: forsythias, semillas de palma, flores de cerezo, amapola, clavel y lirio. Todas ellas son flores que tiene un significado especial para Petrit, ya que han formado parte de su vida en momentos puntuales de su relación con sus familiares y con los de Álvaro. “He querido trata el Palacio de Cristal como un lugar de celebración del amor», explica.
un palacio de cristal para el reino del amor
«Aquí tengo la libertad personal que no encuentro en mi país (República de Kosovo). Ser una persona homosexual -añade- supone que mi amor no es plenamente reconocido ni por mi familia ni por la mayoría de la sociedad kosovar, y eso es algo también muy complicado para mi”.
Además de estas flores, los pájaros son un elemento muy recurrente en su trabajo, y representan la metáfora de la libertad sobre lo que no pueden hacer los humanos: volar y vivir sin fronteras. Halilaj se ha inspirado en el singular ritual de apareamiento de unas aves que construyen elaboradas estructuras y las decoran con objetos coloridos para atraer a la pareja. Son como grandes nidos donde buscan su hogar, el refugio donde sentirse seguros y formar su familia.
También podemos ver la obra History of a Hug [Historia de un abrazo, 2020] en la que un cuervo blanco antropomórfico sostiene un trozo de madera. Esta pieza alude a un momento particular en la historia familiar de Halilaj: el tronco era la herramienta de trabajo de su abuelo en el campo y el objeto que sostenía cuando supo que su esposa había dado a luz a su primer hijo. Incapaz de expresar en público su alegría, que podría haber sido interpretada como un signo de debilidad en una sociedad patriarcal, abrazó el poste con tanta fuerza que pensó que lo rompería. Para el artista el motivo del cuervo blanco sugiere también la diversidad, la lucha y la resistencia al cambio para ser aceptado.