“Niño, acábate el plato que comes más por los ojos que por la boca”. Esta frase, habitual de madres y padres, se ha convertido en una verdad incuestionable en medio de esta inflacionaria tendencia de «influencers» y «hashtags food porn».
De foodies que dan buena cuenta de un plato a través de la cámara de su smartphone y comparten la experiencia, visual más que digestiva, con el orbe digital.
El fenómeno ha alcanzado tan altas cotas que ya hay hasta restaurantes que cuentan con mesas especiales para que los comensales puedan realizar sus fotografías con la mayor calidad. Es el caso del establecimiento Boston Chop, de Boston, que cuenta con «la primera mesa para instagramers de EE.UU.»
Creada y construida exclusivamente para el restaurante por un precio de 1.000 dólares, la mesa cuenta con características personalizables que incluyen focos con brazos móviles, intensidades de luz ajustables y configuraciones de temperatura de color también a la carta. Todo para obtener la mejor imagen de unos platos que, a pesar de los filtros, no pueden esconder su alto contenido en calorías y colesterol.
instagramers sobre un plato de comida
Para asegurarse de que lo hicieron bien, los propietarios Chris Coombs y Brian Piccini se reunieron con influencers de las redes sociales, arquitectos y fotógrafos con el objetivo de crear un espacio donde cualquiera que quiera publicar fotos en las redes sociales obtenga la imagen perfecta en todo momento.
La mesa está disponible para reserva previa solicitud, y también hay «momentos de Instagram» en todo el establecimiento que incluyen elementos de diseño, arte, letreros y fondos para fotos, que se han creado para su uso exclusivo en redes sociales.
Según Chris Coombs, «esta mesa una gran herramienta de marketing para que la gente vea nuestra comida, decoración y cócteles y, con suerte, las fotos les inciten a venir».
filtros de instagram donde no hay luz
Con esta apuesta por la imagen compartible en redes sociales, los dueños de este establecimiento han hecho de la necesidad virtud ya que el Boston Chop no cuenta con ventanas a la calle. «Si estás comiendo en un restaurante que tiene poca iluminación, realmente no hay manera de compartir la belleza de la comida, la cocina o la experiencia en general», afirman.
«La iluminación lo es todo», dice Coombs. Y no es solo para la comida en la mesa, la iluminación es perfecta para las selfies también. «En última instancia, esto es de lo que se trata las redes sociales, en compartir tu experiencia».