El desarrollo de la robótica y la inteligencia artificial avanza a pasos agigantados y cada vez más interesantes. Así, investigadores de la Universidad alemana de Koblenz-Landau, han hecho realidad el sueño de los amantes de la cerveza más vagos, entrenando al robot humanoide asistente TIAGo para buscar de manera independiente el camino hacia el refrigerador, abrirlo y traer cerveza.
Según cuentan en la web N+1, la supercomputadora modular NVIDIA Jetson TX2, que funciona como centro visual del robot, le permitió no solo trazar el camino de manera eficaz, sino también encontrar la marca de cerveza solicitada. El proyecto se describe en detalle en el sitio ChallengeRocket.
El grupo de ingenieros de la Universidad de Koblenz-Landau utilizaron el kit de desarrollo con el superordenador modular NVIDIA Jetson TX2 como el sistema visual del robot TIAGo de la compañía PAL Robotics. La supercomputadora ayudó al robot no solo a construir de manera eficiente una ruta hacia el refrigerador y encontrar la manija para abrirlo, sino también a elegir la cerveza de la marca solicitada. Esto se logró gracias al algoritmo de segmentación semántica, que destaca los objetos (en este caso, productos en el refrigerador) de un fondo general y los clasifica por forma, destacando los necesarios (botellas de cerveza y latas). Para el entrenamiento solo se requirieron 60 imágenes de botellas en 20 fondos diferentes.
Al final, TIAGo eligió la cerveza correcta, y luego la entregó a uno de los desarrolladores. El robot también pudo cerrar el refrigerador, a pesar de tener una sola mano, la cual estaba ocupada con una lata de cerveza.
el sentido común, el gran reto de la inteligencia artificial
Tal como explicamos en nobbot, uno de los objetivos más ambiciosos de la ciencia es dotar a las máquinas de una inteligencia similar a la humana. Ya se han conseguido logros excepcionales en la resolución de situaciones específicas en campos tan diversos como la medicina, videojuegos, robótica, vehículos autónomos o sistemas de lenguaje, pero aún queda mucho trabajo para conseguir que una máquina tenga algo parecido a la inteligencia humana. “El gran escollo con el que nos encontramos a la hora de construir máquinas inteligentes es la dificultad de dotarlas de sentido común”, afirma Ramón López de Mántaras, director del Instituto de investigación en Inteligencia Artificial y coautor, junto al investigador del CSIC Pedro Meseguer, del libro “¿Qué sabemos de inteligencia artificial”.
Son indudables los grandes progresos realizados en el ambito de la IA durante el segundo decenio del siglo, con aplicaciones como Deep Blue, AlphaGo, Watson, vehículos autónomos o robots en Marte. Todas ellas son muy mediáticas, tanto como los torneos de ajedrez o de Go en los que grandes maestros humanos son derrotados por contrincantes artificiales y ello hace que la percepción del público general sobre el desarrollo de la Inteligencia Artificial -en todos estos casos se trata de IA débil-, quizás sea demasiado optimista.
Por el momento, este avance del robot TIAGo -un experimento para comprobar las posibilidades de la robótica humanoide en un caso anecdótico pero extrapolable a otros entornos asistenciales-, renueva nuestras esperanzas en la inteligencia artificial. Es fácil imaginarnos esas futuras tardes de partido de fútbol pidiendo a nuestro amigo de metal que vaya a por cerveza. Solo falta que le entrenen para transportar aceitunas y emparedados. Ese sería TIAGo 2.0.