En las profundidades del océano, las ballenas se comunican a través de distancias inimaginables para los seres humanos para alimentar sus relaciones sociales y lo llevan haciendo desde hace millones de años sin que podemos participar en su conversación. El proyecto Earth Species trata de entender el lenguaje de los animales.
Lo que es seguro es que, si podemos comunicarnos con nuestros compañeros de viaje cósmico en este gran punto azul sentiremos mayor empatía por ellos y más preocupación por su destino que, indefectiblemente, se halla unido al nuestro. Este, de hecho, es el objetivo principal del proyecto Earth Species.
Tal como señala Jane Lawton, directora de desarrollo de esta organización sin ánimo de lucro, «los científicos han sospechado durante mucho tiempo que los animales cuentan con sofisticados sistemas de comunicación. Lo que está cambiando ahora es la capacidad de recopilar datos de una amplia variedad de especies e interpretar esos datos. La nueva generación de sensores ligeros, económicos y multimodales ha llevado a una explosión de datos que se recopilan, no solo sobre las vocalizaciones de otras especies, sino también sobre sus movimientos, sus contextos ambientales, incluso sus emociones».
«Por supuesto -añade-, esta explosión de datos no significará nada si no somos capaces de interpretarlos. Aquí es donde entra en juego el extraordinario poder de la IA: aprovechar su capacidad para crear herramientas que permitan a los investigadores analizar datos multimodales rápidamente y comprender los patrones. Esto abre la puerta para asignar significado a la comunicación y, en última instancia, permitirá las traducciones entre especies».
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El reconocimiento individual y de especies, el análisis de su diversidad y la profundización de la comprensión de los impactos humanos, tanto en las especies como en sus hábitats, puede contribuir a impulsar una nueva conciencia medioambiental porque, como afirma Lawton, evitar el desastre climático requerirá no solo de una reducción de las emisiones de CO2. «Requerirá también un cambio de mentalidad fundamental. Uno en el que abracemos la complejidad del mundo natural del que formamos parte. Eso nos permite reconocer a otras especies como compañeros de viaje. Y quizás lo más importante, eso nos ayuda a escuchar verdaderamente a todas las especies de la Tierra».
Entender el lenguaje de los animales gracias a los nuevos desarrollo tecnológicos en inteligencia artificial se muestra, de esta forma, casi como una obligación para cambiar nuestra relación con la naturaleza.
En la web del proyecto se puede encontrar los trabajos realizados con especies como las ballenas beluga del río San Lorenzo, en Canadá, que se hallan en peligro de extinción, con el objetivo de impulsar una mejor comprensión de la estructura social de las ballenas para ayudar a minimizar los impactos humanos en ellas. Otros ejemplo es el mapeo de repertorios vocales del cuervo carroñero que puede ayudar a descubrir la complejidad cultural y de comportamiento, que en algunos casos tiene implicaciones importantes para la planificación de estrategias de conservación efectivas.
¿El peligro al que se enfrenta este proyecto? El ser humano es especialista en transformar cualquier avance científico en una herramienta de destrucción. Teniendo esto en cuenta no sería de extrañar que la capacidad para entender el lenguaje de los animales se convirtiera en una nueva estrategia para acabar con ellos. Los cazadores furtivos, por ejemplo, ya están utilizando reproducciones grabadas de sonidos de apareamiento para atraer a coloridos pájaros cantores como cardenales amarillos a sus trampas.