La campaña de vacunación masiva contra el coronavirus avanza a buen ritmo, para disgusto de conspiranoicos y de quienes, sin serlo, han tenido que elegir entre el pavor a las agujas y a enfermar por covid-19 a la espera de la vacuna intranasal de Luis Enjuanes y su equipo. Una nueva investigación nos hace imaginar un futuro de inyecciones sin agujas.
Ingenieros del MIT y de la Universidad de Twente, en los Países Bajos, están disparando pequeños chorros de agua a través de muchos tipos de gotas, cientos de veces, utilizando cámaras de alta velocidad para capturar cada impacto de agua. Esto podría ser una manera como cualquier otra de superar el aburrimiento veraniego cuando no se han pedido vacaciones a los responsables de los laboratorios, pero no va por ahí la cosa. En realidad, estas pruebas tratan de avanzar hacia un futuro de inyecciones sin agujas.
Basándose en sus experimentos, los investigadores han desarrollado un modelo que predice cómo un chorro de fluido impactará en una gota de cierta viscosidad y elasticidad. Como la piel humana también es un material viscoelástico, dicen que el modelo puede ajustarse para predecir cómo se pueden administrar los fluidos a través de la piel sin el uso de agujas.
el sueño de futuras inyecciones sin agujas
“Queremos explorar cómo se pueden administrar inyecciones sin agujas de manera que se minimice el daño a la piel”, dice David Fernández Rivas, investigador del MIT y profesor de la Universidad de Twente. «Con estos experimentos, estamos obteniendo todo este conocimiento para informar cómo podemos crear chorros con la velocidad y la forma adecuadas para inyectar en la piel».
El equipo instaló un sistema de microfluidos y disparó finos chorros de agua a una sola gota de agua, o «colgante», que pendía de una jeringa vertical. Variaron la viscosidad de cada gota suspendida agregando ciertos aditivos para hacerla tan delgado como el agua o espesa como la miel. Luego grabaron cada experimento con cámaras de alta velocidad.
Al reproducir los videos a 50.000 fotogramas por segundo, los investigadores pudieron medir la velocidad y el tamaño del chorro de líquido que perforaba y, a veces, atravesaba directamente la gota. “Comprender estos fenómenos es importante porque si inyectamos en la piel de esta manera, queremos evitar introducir burbujas de aire al cuerpo”, dice Rivas en una información publicada en SciTechDaily.
Los videos del equipo recuerdan las famosas fotografías con luz estroboscópica de una bala perforando una manzana , realizada por Harold “Doc” Edgerton del MIT.