A través del móvil, la tableta o el ordenador, los adolescentes de ahora están conectados en todo momento con sus amigos o con desconocidos gracias a las redes sociales, la mensajería instantánea de WhatsApp o plataformas de vídeo como YouTube.
Según datos de la consultora Comunica + por -, un 40% de los adolescentes de este país está conectado las 24 horas del día, mientras que 5 de cada 10 se conectan hasta que se van a dormir, y sólo un 30% lo hace menos de 3 horas diarias. La conexión intensiva a Internet es, pues, el modus vivendi de los jóvenes españoles.
Además, a esta generación le gusta usar muchos medios a la vez. Mientras ven la televisión, escuchan música, navegan por Internet y se conectan a sus perfiles sociales, pueden estar haciendo los deberes. Eso sí, las redes sociales y las apps para conectar con sus amigos, como el popular WhatsApp, copan sus preferencias. Esto es así porque, en la etapa adolescente, las personas suelen construir su identidad, preguntándose quiénes son y cómo les ven los demás.
Ser aceptado por los pares
Buscan la aceptación de sus pares y vivir hasta cierto punto al margen del mundo adulto. Siempre fue así, y siempre será de esta manera, pero ahora, con las redes sociales, la capacidad para comunicar se ha multiplicado, y los resultados de esa comunicación, además, se pueden conocer al instante.
Cuando van a publicar contenido en la red, los chavales se preguntan qué quieren que los demás sepan de ellos, omitiendo aquello que no les interesa. Y mucho de lo que van a decir está basado en audiencias, puesto que el objetivo muchas veces es que cada comentario, foto o vídeo que suben supere en respuestas y tráfico al anterior. Las redes sociales hacen sentirse libres e independientes a los jóvenes, toda vez que consideran que es un espacio fuera de la vigilancia de los adultos y donde, además, no existen limitaciones.
Ser ‘popu’ es un valor en sí mismo
Según Comunica + por -, el 90% de los adolescentes españoles quiere ser visible y ser visto con el fin de ser popular y tener muchos amigos. El ser “popu”, como coloquialmente dicen los chicos y chicas de cualquier instituto o de primaria en sus últimos cursos, es un fin en sí mismo y un valor en alza.
La meta es sumar likes, followers, suscriptores, amigos o comentarios, aunque para ello se tengan que exhibir más de la cuenta. Esa “popularidad”, de la que en muchos casos se alardea, ayuda a los chicos a distinguirse del resto, al tiempo que se integran con la comunidad online.
Estamos ante un tema importante que mueve ríos de tinta (cibernética) en Internet. Si uno pregunta a Google “cómo ser popu en las redes sociales”, el buscador le responde con más de 13 millones de páginas que le darán profusos listados de trucos, tutoriales, testimonios e incluso libros sobre la materia. Este afán por la popularidad también se ha visto reforzado por programas de televisión como los reality shows y los concursos con niños o adolescentes, que convierten en un breve periodo a personas anónimas en verdaderos fenómenos mediáticos.
Más allá de los goles que marcan, muchos niños de hoy valoran a Messi o Ronaldo por las cuentas millonarias de followers que atesoran estas estrellas. Y también se saben de memoria la cantidad de suscriptores de sus youtubers favoritos, aunque luego les cueste Dios y ayuda recordar cuántos habitantes tiene España o cuántos países forman la Unión Europea.
No es lo mismo ‘popu’ que famoso
En cualquier caso, y después de hablar con algunos de los protagonistas de esta historia, hay que distinguir entre “popus” y famosos. Los primeros son los conocidos del instituto o del barrio que han destacado por tejer una amplia red de relaciones a través de Internet. Los segundos son, efectivamente, las estrellas del firmamento mediático y del mundo del espectáculo que encandilan a los adolescentes de todo el planeta a través de cuentas millonarias de seguidores o suscriptores.
Nos lo explica Clara (13 años), que cursa segundo de la ESO en un instituto del centro de Madrid. Clara se conecta todos los días al menos durante una hora y media, y sobre todo pasa ese tiempo en WhatsApp, Instagram, Musical.ly, Snapchat, Twitter y YouTube. Clara no se considera “popu” en Internet y dice que un requisito básico para serlo es aceptar a todo el mundo en las redes.
Marcos (13 años) es un fanático de YouTube, y ya tiene su canal en la plataforma de vídeo, donde emite sus propias partidas con sus juegos favoritos. Asegura que no está interesado en ser popular en las redes, aunque sí quiere incrementar su base de suscriptores a su canal de vídeo y mira con envidia a youtubers que hoy son casi marcas registradas, como Fernanfloo o Rubius. Marcos cuenta cómo a partir de los 100.000 suscriptores, el canal te da un premio de plata. Él sigue subiendo material para conseguirlo algún día.
Los populares cuidan su vestimenta
Elia (15 años) reconoce que se conecta “una barbaridad” -entre dos y tres horas pasa al día en las redes sociales-. “Los ‘popus’ de mi instituto visten bien y van con ropa deportiva de marca”, dice Elia, que sobre todo está enganchada a Instagram, WhatsApp, Snapchat y YouTube. Ella considera que alguien en su centro docente puede ser considerado “popu” cuando pasa de 1.500 seguidores en cualquier red social.
“Un ‘popu’ también se tiene que dejar ver y quedar mucho”, añade, y explica que hay sitios de reunión donde los más conocidos por las redes sociales quedan para encontrarse con otros de su condición, “y fuman y beben”. “Yo no me considero ‘popu’ porque no me gusta serlo y no me conoce todo Dios. En Instagram, que es donde más me siguen, no llego a 400”, añade Elia.
En fin, que el “popu” es la versión moderna y digital del tío guay de toda la vida, o de la chica guapa, pero sobre todo es la expresión de una juventud que sigue buscando su lugar en el mundo.
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