Judit Giró desarrolla en estos momentos un dispositivo, The Blue Box, que permite detectar el cáncer de mama desde casa, con solo un análisis de orina.
Es un desarrollo respaldado por inteligencia artificial y computación en la nube. Y es otra muestra de que la tecnología y el uso masivo de los datos pueden ayudar mucho a doblegar esta enfermedad gracias a su detección precoz.
Esta joven ingeniera biomédica, que colabora con la Universidad de California (Estados Unidos) en este proyecto, quiere ayudar a reducir la mortalidad por este tipo de cáncer, que todavía se lleva a muchas mujeres en España y en el mundo. Además, Giró ganó a finales de 2020 el concurso internacional James Dyson, en el que participan ingenieros de todo el mundo, lo que le permitirá impulsar su proyecto.
La ingeniera confiesa que su objetivo final es dar la vuelta a una medicina que históricamente ha dado la espalda a las mujeres y que, en cambio, se ha centrado en investigar fármacos para los hombres.
– ¿En qué consiste The Blue Box y cómo funciona?
Es un aparato biomédico para la detección precoz del cáncer de mama. Introduciendo una muestra de orina en la caja, los sensores reaccionan a unos compuestos de la orina que determinan si tienes cáncer o no. Son los biomarcadores del cáncer de mama. Esa señal se envía por bluetooth al teléfono. Y de ahí, a través de una aplicación, la Blue App, se envían los datos a la nube. En nuestro servidor tenemos un algoritmo basado en inteligencia artificial que finalmente clasificará la muestra.
– ¿Cuándo y cómo se le ocurre que existía la posibilidad de diseñar y fabricar una máquina de precio asequible para detectar en casa el cáncer de mama analizando una muestra de orina?
La Blue Box nace de una conferencia a la que fui y donde se hablaba de que los perros son capaces de oler el cáncer, en concreto el cáncer de pulmón. De ahí llegué a la conclusión de que, aunque los ingenieros queremos ir más allá de la naturaleza, nos olvidamos de que la misma naturaleza ya tiene soluciones para nuestros problemas.
Para crear alta tecnología con un diseño exquisito, debemos observar la naturaleza y aprender de ella. Porque los humanos nunca vamos a crear nada más perfecto que la naturaleza. La Blue Box intenta, en definitiva, imitar la nariz de un perro.
«Para crear alta tecnología con un diseño exquisito, debemos observar la naturaleza y aprender de ella»
– Estudió ingeniería biomédica en Barcelona, pero luego se fue a Estados Unidos, a la Universidad de California, porque le faltaba el conocimiento técnico para sacar adelante este proyecto. Exactamente, ¿qué le aportó su experiencia en California?
Me fui a California porque era un sueño que tenía. Es el sitio de la magia, donde nacen los productos médicos que van a marcar el futuro. Allí hice un máster que me permitió añadir inteligencia artificial a la Blue Box. Gracias a esta tecnología, la Blue Box fue capaz de clasificar bien hasta el 95% de las muestras.
Además, allí conocí al cofundador de la empresa. Ahora, además, trabajo con la Universidad de California en una ronda de ensayos clínicos que consistirá en recoger muestras de orina de hospitales en España que servirán para entrenar a la Blue Box. De esta forma queremos poder clasificar no solo cáncer de mama metastásico, es decir, avanzado, sino también el inicial.
– De todas formas, este cáncer es uno de los más curables y también parece que cuenta con unas pruebas preventivas, las mamografías, que están bastante generalizadas en España.
Es verdad. Y eso es una buena noticia. Los médicos son muy buenos curando, pero solo si se detecta en un estadio precoz. Aún mueren muchas mujeres simplemente porque se les detecta la enfermedad cuando ya no es curable. La mamografía salva vidas, pero no es suficiente. No nos podemos conformar. Y la Blue Box es un cambio de perspectiva para abordar este problema.
«La mamografía salva vidas, pero no es suficiente. No nos podemos conformar. Y la Blue Box es un cambio de perspectiva»
– ¿Podremos comprar la máquina por nuestra cuenta, en una farmacia y sin receta, digamos, o nos la tendrán recetar o prescribir los médicos?
La Blue Box no quiere sustituir al médico. En su lugar, queremos potenciar la capacidad de los médicos. Nosotros propondremos nuestra solución y luego será el médico el que te la recomendará y te dirá cómo tienes que usarla, con qué frecuencia.
– ¿En qué punto está ahora el proyecto? Porque entiendo que todavía ha de pasar por muchas fases antes de que podamos verlo en los hogares ayudando a las mujeres a prevenir el cáncer de mama.
En 2021 estaremos todavía desarrollando la tecnología y optimizándola. Luego tendremos dos años para pasar la regulación habitual de los productos médicos. Por eso, hasta dentro de tres años no estará disponible.
– Además, creo que quiere constituir “una comunidad de mujeres dueñas de su salud”. ¿Qué es realmente esto?
La Blue Box pretende ir más allá de un dispositivo y ser una comunidad de gente que se preocupa por el cáncer de mama. Además de adquirir el aparato, la persona que lo adquiere también se hace con una suscripción. Cuantas más personas haya, más entrenada estará la inteligencia artificial y más afinado será el diagnóstico. La inteligencia artificial no tiene límites. Y es probable que en el futuro podamos incluso diagnosticar otros tipos de cáncer y otras enfermedades. Todo con el mismo aparato.
– ¿Qué problemas encuentra en la lucha contra el cáncer de mama en la actualidad y, más en general, en la salud femenina?
Durante mi carrera en Barcelona me surgió una frustración. La medicina tiende a olvidar a las mujeres. Muchos fármacos se testean en hombres y no en mujeres, cuando la fisiología es tan diferente. Yo quería cambiar un poco las cosas y por eso me centré en el cáncer de mama, porque existe una necesidad urgente de mejorar la prevención de esta enfermedad.
De hecho, hay estudios que dicen que las mujeres somos mucho más propensas a tener efectos adversos con los medicamentos simplemente porque la investigación se hace con hombres.
«Las mujeres somos mucho más propensas a tener efectos adversos con los medicamentos simplemente porque la investigación se hace con hombres»
– También hay muy pocas mujeres en las llamadas carreras técnicas y científicas (STEM). Es un déficit muy grave. Veo que lo suyo, mezclando la ingeniería y medicina, es claramente ir a contracorriente. ¿Cómo cree que se puede involucrar al sexo femenino en las profesiones técnicas?
La vocación existe tanto en hombres como en mujeres. El problema es que en una mujer las expectativas son mucho más altas. Y está la presión que lleva a tener más estrés y peores resultados. Si vas a una conferencia, te encuentras con 50 hombres, que además son mayores que tú. Y ahí tienes que convencer antes que nada de que vale la pena que te escuchen. Y cuando ya les has convencido, puedes lanzar tu mensaje.
Yo en mi casa tuve la ventaja de tener un padre ingeniero y una madre psicóloga. De esa forma ya tenía ese mix de salud e ingeniería desde pequeña. Cuando eres pequeña, nunca dices que de mayor quieres ser ingeniera. Pero buscando al final encontré este camino.
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Imágenes | Judit Giró, Dyson