El coronavirus tiene una incidencia especialmente baja entre la población infantil. Este es uno de los aspectos que más ha llamado la atención de la COVID-19 a investigadores de todo el mundo. Y es uno de los enigmas que faltan por resolver para entender cómo actúa este virus.
En China, donde empezó la pandemia, solo el 2% de las personas que enfermaron eran menores de 19 años. En España, se estima que la incidencia es del 1% y apenas un 0,6% han tenido que ser hospitalizados, según datos ofrecidos por el Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, centro de referencia en el área materno-infantil.
Este centro se ha hecho cargo, en el ámbito local, de la asistencia para este grupo de población de otros hospitales con el fin de garantizar un entorno seguro a dichos pacientes.
“Hemos podido observar que la incidencia de la COVID-19 en la población pediátrica es más baja de lo que parecería que tenía que ser”, explica Juan José García, jefe de Pediatría del hospital barcelonés y profesor titular de la Universidad de Barcelona. “De hecho, es bien sabido que los niños son fuente de transmisión de multitud de enfermedades respiratorias, como la gripe. Sin embargo, en este caso no reaccionan igual”.
Los niños pueden tener la respuesta
Actualmente se desconoce el papel que desempeña la población infantil en la transmisión de la enfermedad. De ahí que se haya puesto en marcha Kids Corona. Esta plataforma trata de averiguar por qué están más protegidos que el resto frente al SARS-CoV-2. “Parece que tienen un comportamiento diferente ante la COVID-19. Esto podría ser debido a que hubiera una serie de factores protectores que les hicieran más resistentes a la infección. Esto es crucial”, asevera García.
Los investigadores que forman parte de esta iniciativa creen que los niños son la clave para vencer esta pandemia. “Si se descubren cuáles son esos factores, quizá puedan ayudar a encontrar un tratamiento para la población adulta y anciana, que es la que tiene más complicaciones para afrontar esta enfermedad”.
Los estudios que se llevarán a cabo en Sant Joan de Déu pretenden aclarar este aspecto, para lo que han iniciado tres líneas de investigación: clínica, epidemiológica y microbiológica. En esta última área ya han observado que la mayoría de los niños que han tenido que atender en el hospital por COVID-19 son recién nacidos o tienen más de 6 años. En los niños de entre 1 y 5 años la enfermedad es casi inexistente.
Su intención es estudiar tres grandes grupos de población: niños y niñas que han estado en contacto con enfermos de coronavirus, pacientes pediátricos con la COVID-19 y, por último, madres y recién nacidos para ver cómo se comporta el virus en ellos. Esto último, según Juan José García, «parece que tampoco está muy claro».
En busca de certezas
En Kids Corona participan 2.000 familias voluntarias reclutadas a través de la plataforma. Todas con niños y niñas menores de 15 años, en las que al menos un adulto ha dado positivo en el test de la COVID-19. Entre esas familias está la de Patricia, una niña de 7 años que en marzo vio como su padre primero y su madre después ingresaban por causa de esta enfermedad. Sin embargo, a pesar de convivir en la misma casa, ella no presentó ningún síntoma.
“La niña no ha tenido ni una tos ni un estornudo”, explica su madre, Gloria García, durante la presentación telemática del programa. “Le hicieron la prueba en el hospital y dio negativo, cuando tanto mi marido como yo somos positivos claros. Además, no con síntomas leves, porque hemos estado ingresados con neumonía […]. Entender por qué estos niños no se están contagiando, a pesar de convivir con su madre o su padre, que han sufrido la enfermedad, es una vía para poder extrapolarlo a los adultos”.
Son varios los supuestos que se manejan, aunque no se tienen certezas, de ahí la creación de esta plataforma. “Se han apuntado muchas hipótesis. Se ha considerado que sí se contagian, pero no desarrollan la enfermedad más grave. Quizá los niños están más acostumbrados a tener ocasionalmente infecciones por coronavirus y pueda haber cierto grado de inmunidad cruzada, mientras que esto no ocurre en la gente mayor”, menciona Juan José García.
También apunta a cuestiones inmunológicas: “Los pacientes con la COVID-10 se ponen peor a los cuatro, cinco, seis o siete días. Es entonces cuando se desencadena una serie de reacciones inmunológicas que son más lesivas que el propio virus. Parece que la población pediátrica no las desarrolla, pero sí la adulta”. Todas ellas son conjeturas sobre las que van a trabajar.
Para comenzar con la investigación han iniciado la campaña #ElsInfantsSónClau de captación económica. “Contamos con la colaboración de otros centros sanitarios, como el Hospital Clínic, y algunos de carácter internacional que se han mostrado interesados en participar”, afirma el jefe de Pediatría de Sant Joan de Déu. Entre estos centros están el Hospital Meyer de Florencia y el Hospital Universitario de Helsinki. Esperan tener resultados en los próximos meses.
En Nobbot | DataCOVID: los datos, aliados en la lucha contra el coronavirus
Imágenes | Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, Unsplash/Ben White,