Una imagen vale más que mil palabras. Desde que el hombre aprendió a usar su raciocinio, capturar instantáneas que contaran historias se ha convertido en una de sus obsesiones. Primero fue a través de la pintura y la escultura, después la fotografía y el cine fueron un paso más allá. Una forma de retener para siempre un trocito de realidad.
Ahora que todos tenemos smartphones con cámaras integradas y redes sociales en las que poder compartir la belleza de las imágenes, la fotografía cobra más relevancia que nunca. Por eso, hoy queremos hablaros de algunas de las técnicas de fotografía digital más importantes para todo el que quiera destacar en ese arte que (estamos seguros) nunca morirá.
1. Parámetros fundamentales de la fotografía digital
Conocer las partes, características y parámetros de una cámara digital es la primera e imprescindible tarea que todo fotógrafo amateur necesita aprender. De lo contrario, será difícil poder ejecutar un buen trabajo. En el caso de los parámetros, hablaremos brevemente de cuáles son. Y de qué debemos tener en cuenta a la hora de trabajar la fotografía digital:
- La velocidad de obturación: este es el dispositivo que permite que entre mayor o menor cantidad de luz en el objetivo de la cámara. Por lo que la velocidad que configuremos, es decir, el tiempo que esté abierto, será clave para que esa fotografía sea más o menos oscura. Pero no solo se trata de la luz, sino también del dinamismo de la imagen que deseamos captar. Si se está trabajando con imágenes en movimiento, cuanto más tiempo esté abierto el obturador, más posibilidades de que la fotografía salga movida.
- El diafragma: escoger bien el diámetro del diafragma, o sea, el tamaño de su apertura, determinará la cantidad de luz que entra en el objetivo. En este sentido, es clave el concepto de profundidad de campo. Este dictaminará qué parte de la imagen está o no enfocada. Por ejemplo, uno de los efectos más buscados en fotografía digital es el de un retrato en primer plano completamente enfocado, acompañado de un fondo que se encuentra difuso. Un diafragma más pequeño conseguirá que el fondo de la imagen salga desenfocado.
- ISO: Es el sensor digital que otorga calidad a la imagen y que transforma la información lumínica en material binario. El concepto clave aquí es la sensibilidad. Cuanto más ISO le demos al sensor, más luz artificial utilizará. Eso sí, cuanto más alto sea este parámetro, más ruido (lo que en las cámaras analógicas se llamaba grano) obtendremos.
2. Las horas del día
Todos estaremos de acuerdo en que no es lo mismo realizar una fotografía en interiores, donde se pueden controlar más los aspectos lumínicos, que ejecutarla en exterior. En este caso hemos de tener en cuenta aspectos como la luz natural que nos ofrece el sol.
Así pues, a la hora de lanzarnos a la fotografía digital, tenemos que saber muy bien qué momento del día escogemos para captar nuestras imágenes. Según algunos expertos, las mejores horas para tomar fotografías son las dos primeras antes y después de que salga el sol. Así como las dos primeras antes y después de que se esconda. Son las llamadas hora dorada y hora azul. En ellas, la luz del sol es más tenue y las sombras se ven alargadas.
3. La composición
Otro elemento fundamental cuando trabajamos la fotografía digital es la composición escogida. Pensar en ella antes de lanzarse a hacer la foto supondrá que esa imagen mejore su calidad, su expresividad y, por tanto, su magnetismo y atractivo.
Una de las técnicas más clásicas consiste en situar al objeto en el centro de la imagen. Parece que es la opción que nos viene a la mente de manera más directa. Pero no podemos dejar de explicar la regla de los tres tercios. Se trata de dividir la escena que queremos captar en tres partes. Por lo que hacemos una división mental de dos líneas verticales y dos líneas horizontales que separan el espacio en nueve rectángulos de igual tamaño. Los cuatro puntos en los que se cruzan esas líneas serán los puntos fuertes. Posicionar los objetos más importantes de la imagen en uno de ellos crea una composición más sugerente y armónica para el ojo humano.
En consonancia con esta regla, tenemos la ley de la mirada, que significa que debemos dejar más espacio libre hacia el lado al que se dirige la mirada del sujeto a fotografiar que hacia el lado contrario. Así, le estamos brindando profundidad a esa imagen.
Un tercer aspecto relacionado con este tema es la ley del horizonte. Se refiere a cuando tomamos la foto de un paisaje. Pero también a una composición que tenga una línea horizontal marcada que predomina en toda la imagen. Pues bien, ese ‘horizonte’ debe colocarse sobre una de las líneas imaginarias de las que hablamos en la regla de los tres tercios.
4. Fotos paisajísticas
No pocas veces nos quedamos deslumbrados delante de un paisaje. Rápidamente, sacamos nuestra cámara o móvil para plasmar ese momento. Pero el resultado no siempre es el que esperábamos. ¿De qué manera podemos mejorarlo?
Una composición sencilla y limpia ayuda. Se trata de focalizar en lo que queremos mostrar y no recargar el cuadro con elementos superfluos. Si bien resultan bellos, pueden ser triviales y distorsionar el concepto. De igual forma, escoger bien el elemento que ocupe el primer plano será fundamental. Hemos de decidir si es importante o no su presencia, puesto que dominará toda la imagen.
Ya hemos hablado del aprovechamiento de las horas de luz. Pero, a la hora de tomar imágenes de paisajes hay otro elemento a tener muy en cuenta. Se trata de la climatología. Hemos de alejarnos de ciertos prejuicios que dictan que, por ejemplo, un día nublado desmerecerá una foto. Al contrario: la luz suave que otorga al paisaje ayudará a conseguir matices y contrastes que no imaginábamos.
Entramos ahora en una cuestión muy específica de la fotografía digital. Muchos fotógrafos profesionales no son partidarios de su uso. Pero lo cierto es que la presencia de filtros es cada vez más común. Para paisajes, algunos de los más usados son el ultravioleta, el degradado neutro o el polarizador.
5. En blanco y negro
Un recurso que resulta muy demandado en fotografía digital es el uso del blanco y negro. La expresividad que pueden ganar fotos tomadas en esta paleta de color es notoria. De hecho, muchas cámaras digitales ofrecen la posibilidad de poder trabajar de esta manera. Y, por ende, poder ver por nuestro visor si esa fotografía será de nuestro agrado aun antes de dispararla.
Para muchos artistas que escogen la escala de grises, una de sus principales ventajas es que se evita la posible distracción que el color puede ocasionar. Así se ayuda a que el artista se fije más en el encuadre, el contraste, la textura de la imagen, la composición… Y es que, de alguna forma, se simplifican los detalles a tener en cuenta y se puede prestar mucha más atención a la elocuencia y a la potencia visual.
6. Y después
Por último, no podemos dejar de mencionar un aliado que la fotografía digital nos ha regalado. Se trata de los programas y aplicaciones que instalamos en nuestro pc o nuestro smartphone y que podemos usar para retocar esa imagen. Así conseguimos unos resultados sorprendentes y mucho más llamativos.
Desde el popular Photoshop hasta los filtros que usa Instagram y que aplicamos con un simple clic. Las opciones son numerosas: Afterlight, Pixlr, Aviary… Desde las más profesionales hasta las pensadas para amateurs que quieren un resultado rápido que no les complique demasiado. Eso sí, no olvidemos que, en ocasiones, el uso de filtros y de material de edición puede hacer que la naturalidad de esa imagen, su vínculo con la realidad, se pierda. Por lo que hemos de tener claro cuál es nuestro objetivo al tomar esa fotografía y actuar en consecuencia, para no desvirtuar el resultado final.
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los contenidos han sido muy interesantes