«Limitar el calentamiento global por debajo de 1,5ºC este siglo requerirá que los países aumenten la ambición para 2030 y más allá», puede leerse en la introducción de uno de los últimos artículos científicos que presenta la evolución de las emisiones antropogénicas y sus consecuencias. Sin embargo, lo más probable es que sea difícil evitar los +2ºC. Pero no es una cuestión derrotista: cada acto cuenta.
No hay forma de edulcorarlo: los esfuerzos realizados hasta la fecha han sido insuficientes tanto en ambición como en escala como en aplicación. De seguir tal como hasta ahora, sin abordar los problemas sistémicos que dan lugar a las emisiones, será imposible no ya cumplir el Acuerdo de París, sino evitar entrar en una zona en la que será difícil hacer pronósticos.
La crisis climática, el mayor problema mundial
Tal y como recoge el Eurobarómetro, «los ciudadanos europeos creen que el cambio climático es el problema más grave al que se enfrenta el mundo«. El 93 % lo considera un grave problema y el 29 % asegura que no hay otro superior. Pero ser conscientes del problema no es suficiente para solucionarlo. Es necesario pasar a la acción.
Durante las últimas tres décadas, muchos sectores han logrado reducciones significativas, pero insuficientes, en las emisiones de CO2, tal y como se observa en la gráfica realizada por la Comisión Europea. No ha sido así con el transporte doméstico: mientras el resto de sectores reducía un 30 % sus emisiones netas en 30 años, el transporte las aumentaba en un 33,5 %. Los SUV están, de hecho, emitiendo más CO2 que sus homólogos previos y han revertido la curva de reducción de emisiones por coche, según informes de la Agencia Internacional de la Energía.
Es muy poco probable que logremos evitar el +1,5ºC
Diferentes revisiones sistemáticas han ido poniendo el foco en la dificultad creciente de lidiar con los efectos del cambio climático a medida que el sistema global atmósfera-océanos se carboniza. Cuanto más se espere para realizar acciones, más complicado será volver a un escenario en el que se evite el +1,5ºC preindustrial.
La primera entrega del sexto informe del IPCC (2021), que demostró sin lugar a dudas que el ser humano era el responsable directo de la crisis climática, también concluyó que «el calentamiento global de 1,5ºC e incluso de 2ºC se sobrepasará durante el siglo XXI si no se producen unas reducciones profundas en las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera en las próximas décadas». La tercera parte, ‘Mitigación‘, publicada en 2022, sembraba dudas sobre si era posible evitar el +1,5ºC.
Un reciente estudio científico titulado ‘El aumento de los compromisos climáticos‘ revisa los diferentes escenarios de reducción de emisiones y señala que resultará muy difícil hacerlo sin un 8 % de descarbonización anual. El actual ritmo del 2 % es insuficiente. Los escenarios NDC, NDC+ y NDC++ ordenan cada uno nueve caminos de descarbonización en función de la ambición. La franja verde muestra el abanico de escenarios en los que no se rebasa el 1,5ºC con un alto grado de confianza.
Siempre hay margen de maniobra
Lejos de buscar sembrar el pesimismo, este grupo de investigadores pone el foco en evitar escenarios en los que no conviene entrar. El actual escenario no es ideal, pero merece dejar claro un concepto fundamental: siempre puede haber otro peor. Llegar a +1,8ºC será sin duda catastrófico, pero +2ºC será todavía peor. Además, cuanta más temperatura máxima se alcance, más décadas serán necesarias para revertir el proceso y más difícil será revertir el daño a los ecosistemas.
Esto tiene una lectura positiva: cuanto antes se adopten medidas de reducción de emisiones próximas al camino que marcó el Acuerdo de París, menos grave será el escenario en el que entrará la humanidad. No es una cuestión de derrotismo climático afirmar que este acuerdo es prácticamente inalcanzable, más bien la constatación de un hecho. Si seguimos reduciendo al 2 %, no seremos capaces de llegar. Para bien o para mal, hay mucho margen de mejora.
Además del archiconocido reto de dejar de subvencionar combustibles fósiles de forma inmediata, también conviene poner el foco en evitar diseñar sistemas con consumos basales (consumos mínimos para funcionar) que sean altos. Por ejemplo, mejor construir una vía de tren que la ampliación de una autopista, o invertir en climatización de barrio en lugar de individual en una nueva promoción de viviendas, porque son sistemas que durarán décadas y evitarán emisiones futuras.
Hace unos meses la Agencia Internacional de la Energía dio algunas claves para descarbonizar de forma parcial la economía. Algunas eran medidas para ayuntamientos, otras para empresas. Los ciudadanos también tienen las suyas y todas son necesarias.