Cosas de la globalización. Buena parte de los países occidentales vio cómo sus fábricas se trasladaban hace años a China en busca de mano de obra barata. Ahora, la clase trabajadora china empieza a ser más exigente en cuanto a condiciones laborales y salarios. El resultado es que una nueva generación de jovenes trabajadores chinos está rechazando el duro trabajo en las cadenas de montaje de ‘la fábrica del mundo’. Una de las empresas que empieza a notar esa fuga de fuerza de trabajo a empleos más dignos es Foxconn, el fabricante de los iPhone y iPad de Apple, entre otros productos…
Según informa el Financial Times, el presidente de Foxconn, el mayor empleador privado de China —con un millón de personas en plantilla—, ha mostrado su preocupación por este interesante fenómeno socioeconómico. «La generación joven no quiere trabajar en las fábricas, quieren trabajar en los servicios o en Internet o en otro trabajo más fácil y relajado», dijo Terry Gou, el fundador de la compañía, durante un encuentro empresarial en Bali.
Según Gou, esta tendencia ha provocado un fenómeno inédito en un país con más de 1.350 millones de habitantes: la demanda de fuerza de trabajo supera a la oferta en ciertas zonas y sectores económicos.
En un cierto giro macabro del destino, esta queja llega de una empresa que ha capitalizado las críticas por el trato a sus trabajadores; sus conflictos laborales cobraron gran repercusión en 2010 tras el suicidio de varios empleados.
Foxconn lleva ya cierto tiempo moviendo sus fábricas de zonas costeras más desarolladas, como Shenzen, a provincias más pobres del interior, donde todavía queda gente dispuesta a trabajar (aun más) barato. Y este no es el único problema para el principal proveedor de Apple: la población china de entre 15 y 59 años se redujo el año pasado por primera vez, disminuyendo en 3,5 millones, y sumando en total 937 millones de personas. Para 2020 el número de jóvenes en el mercado laboral se reducirá en un tercio en comparación con 2010, predice la firma de análisis GK Dragonomics, especializada en el gigante asiático.
De hecho, Foxconn ya ha iniciado la expansión de sus líneas de producción a países con costes laborales más depauperados que los de China y con ingenetes cantidades de pobres dispuestos a trabajar por muy poco. Gou está en negociaciones con las autoridades de Indonesia, donde los salarios rondan el 50 por ciento de los sueldos chinos, aunque la administración del archipiélago ha exigido a la empresa una fuerte inversión local en I+D.