Lucía Velasco ha sido directora del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad de la Información (ONTSI) y, desde distintas tribunas, reflexiona sobre la sociedad digital. Velasco y su equipo son los encargados de calibrar, con datos recientes y fiables, el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad y las empresas españolas.
En esta entrevista, habla de los buenos niveles de conectividad y uso de internet en España. Pero también de la falta de competencias digitales de su población, de las brechas digitales que siguen sin cerrarse, de las dificultades de sus empresas, sobre todo las más pequeñas, para adoptar las últimas innovaciones o del efecto de las tecnologías en los jóvenes.
– En líneas generales, ¿cómo están los ciudadanos de este país en adopción y uso de nuevas tecnologías? ¿Cuáles son nuestros puntos fuertes? ¿Y nuestras flaquezas?
En líneas generales creo que estamos bastante bien tanto en adopción como en uso de tecnologías digitales. Hemos avanzado mucho en los últimos años. Por poner solo un ejemplo, en cinco años hemos pasado de un 72 % de usuarios de internet a un 92 % para el total de la población. Y los que más han avanzado son los que se encontraban más rezagados. Entre 2016 y 2021, los jóvenes han pasado del 97 % a casi el 100 %, las personas de entre 25 y 54 años, del 87 % al 97 %, y los mayores de 55 años, del 47 % al 77 %.
Por otra parte, el uso que hacemos de internet es bastante similar al que hacen otros países de nuestro entorno. Usamos la red para comunicarnos, para obtener información, para el ocio, para comprar, para relacionarnos con las Administraciones públicas, para realizar transacciones bancarias y como herramienta educativa. En ese orden.
“El 57 % de la población española tiene competencias digitales calificadas como básicas o superiores”
El reto más importante que tenemos ahora creo que es el de las competencias digitales. Que nos conectemos a internet y que hagamos uso de ella para realizar determinadas tareas no significa que seamos capaces de explotar todas sus posibilidades. Para ello necesitamos disponer de habilidades o competencias digitales. Este es uno de los grandes retos tanto de España como de la Unión Europea para los próximos años.
La Comisión Europea ha desarrollado una metodología para medir las competencias digitales de la población. Aunque los datos no están muy actualizados (los últimos datos homogéneos para toda la Unión Europea son de 2019), el 57 % de la población española tenía competencias digitales calificadas como básicas o superiores, un punto más que la media europea. Un nivel todavía bajo para el objetivo que ha fijado la Unión Europea para el año 2030, que es del 80 %. En España somos un poco más ambiciosos y esperamos alcanzar esta cifra un poco antes.
– ¿Estamos muy rezagados en términos de digitalización con respecto a los países más punteros?
A nivel europeo, el último índice DESI de la Economía y Sociedad Digitales nos sitúa en el noveno puesto de los países más avanzados en digitalización. Por encima de la media europea y ligeramente por delante de países como Francia o Alemania. Tenemos muy buenos resultados en conectividad, somos el tercer país de la Unión Europea en cuanto a cobertura de red fija y móvil, y el quinto con mayor cobertura de acceso a internet en los hogares. También destacamos en los servicios públicos digitales.
“Somos el tercer país de la UE en cuanto a cobertura de red fija y móvil, y el quinto con mayor cobertura de acceso a internet en los hogares”
– Se habla mucho de la brecha digital. ¿Dónde se manifiesta más claramente? Pensamos por ejemplo en la brecha digital que tiene que ver con la edad (a nuestros mayores les cuesta mucho hacerse con competencias), pero también en la geográfica (campo-ciudad) o en la que originan las desigualdades económicas.
Más que hablar de brecha digital, tendríamos que hablar de brechas digitales: las de cobertura, las de acceso, las de uso o las de competencias. La primera de ellas, la de cobertura, es la que tiene que ver con la posibilidad de conectarse a la red. Esta es la más relevante entre zonas rurales y urbanas. Y es la que pretendemos que haya sido eliminada para el año 2025, año en el que todo el país tendrá cobertura de 100 Mbps o superior.
Las brechas de acceso, entendiendo por tal la de conexión efectiva, y las de uso y competencias, son más acusadas. Por orden de importancia, van en función de la situación laboral (estudiantes, personas activas y no activas), de la edad, del nivel de estudios; del nivel de ingresos, del hábitat (rural o urbano) y, por último, del género.
“Más que hablar de brecha digital, tendríamos que hablar de brechas digitales: las de cobertura, las de acceso, las de uso o las de competencias”
– Por los datos que ustedes generan en el ONTSI, ¿cómo están los niños y adolescentes de este país en uso y disfrute de la tecnología? Muchos padres están aterrados porque ven cómo los jóvenes se pasan la vida delante de las pantallas.
Tanto niños y niñas como adolescentes ya usaban mucho los dispositivos electrónicos antes de la pandemia. Y durante esta su uso se ha disparado, tanto para jugar y comunicarse con otras personas como para realizar tareas escolares. Siete de cada 10 menores disponen de dispositivos móviles. Internet es una fuente inagotable de conocimiento, pero también conlleva riesgos si su uso es inadecuado.
Las adicciones, el aislamiento social y el ciberacoso causan preocupación a la población en general. Y casi la mitad piensa que este tipo de problemas afectará mayoritariamente a personas de entre 16 y 25 años. Pero no podemos olvidar que también ayuda a mejorar la comunicación entre personas, aumenta la sensación de libertad de expresión y facilita el acceso a nuevos aprendizajes. La solución pasa por educar en un uso responsable de estos dispositivos.
– Cambiando de tema, ¿cómo están nuestras empresas en cuestión de digitalización, un aspecto que claramente va a marcar su competitividad presente y futura?
Las grandes empresas están muy bien posicionadas, en línea con las mejores de la Unión Europea. El problema lo tenemos con las pymes y especialmente con las micropymes. Aunque en los últimos años han acelerado su digitalización, su nivel sigue siendo todavía inferior al deseado. Y, por este motivo, el Gobierno ha lanzado el programa Kit Digital, que es una ambiciosa iniciativa para ayudarlas a impulsar su digitalización.
“Las tecnologías más avanzadas las usan muy poco las pymes españolas. Solo el 6 % de las pequeñas empresas hace uso de la inteligencia artificial”
Las tecnologías más avanzadas las usan muy poco las pymes españolas. Solo el 6 % de las pequeñas empresas y el 13 % de las de tamaño intermedio hacen uso de la inteligencia artificial. El 8 % de las pequeñas empresas y el 14 % de las intermedias usan soluciones de big data. Las tecnologías intermedias, como el cloud, son más usadas: el 27 % de las pequeñas y el 47 % de las de tamaño intermedio lo hacen. La contribución del comercio electrónico en las grandes empresas es del 24 % mientras que en las pymes es de solo el 9,6 %.
Somos optimistas y creemos que estos valores pueden aumentarse considerablemente. Aunque somos conscientes de que todavía queda mucho camino por recorrer.
– ¿Es para tanto el problema de la “falta de talento tecnológico”? Algunos expertos auguran que, de no resolverse, está en entredicho el desarrollo futuro del país.
España Digital 2025 tiene como objetivo incrementar en 20 000 el número de profesionales en áreas específicas como la inteligencia artificial, la ciberseguridad y el análisis de datos. Estamos un poco por debajo de la media europea en especialistas en tecnología. Pero gracias a este conjunto de iniciativas transformadoras poco a poco iremos creciendo y podremos contar con expertos en las nuevas disciplinas. También debemos animar a las mujeres a estudiar este tipo de carreras, para frenar la brecha de género y no perder la mitad del talento del país.
– Efectivamente. Una de las principales causas de este déficit de profesionales tecnológicos está en que a las mujeres, en líneas generales, las carreras y las profesiones técnicas no les acaban de interesar.
Sí. Como decía, tenemos que impulsar el talento femenino. El hecho de que no sean las carreras más elegidas por las mujeres no tiene tanto que ver con el interés como con la falta de referentes femeninos y los sesgos en la educación. Estos son factores que se deben tener en cuenta a la hora de motivar a las chicas.
En España, de hecho, las mujeres que se dedican al sector tecnológico superan a la media europea. Tenemos esperanzas, ya que, en los últimos cinco años, el porcentaje de matriculadas en materias tecnológicas ha aumentado cinco puntos, llegando a ser casi el 30 % del alumnado.
“Casi ocho de cada 10 personas creen que existe riesgo de sufrir ciberacoso como consecuencia de su mal uso”
– El ONTSI está generando constantemente datos. Díganos uno particularmente positivo con el que se haya topado recientemente, y que rompa alguna idea preconcebida.
Le daré dos. El primero es el de la práctica universalización del acceso a internet de la población española y la desaparición de la brecha de acceso. El segundo es el de que, aún siendo escandalosa, España está siendo efectiva en reducir la brecha de género y tiene menor brecha salarial en el sector tecnológico que la media de la Unión Europea. Un 12 % frente al 19 % europeo.
– Y, al revés, cuéntenos uno que debiera preocuparnos especialmente y llevarnos a una reflexión seria para cambiar como sociedad o individuos.
Más del 70 % de la población está preocupada por el impacto de las tecnologías. Muchas de sus inquietudes tienen que ver con las redes sociales. Casi ocho de cada 10 personas creen que existe riesgo de sufrir ciberacoso como consecuencia de su mal uso. Además de riesgos como las adicciones (compras, juegos online, apuestas, etc.), están los problemas de sueño o el aislamiento social.
– En los últimos años hemos visto una avalancha de ataques y ciberamenazas. ¿Nos seguimos tomando a la ligera las implicaciones de relacionarnos y hacer mil cosas en internet?
Poco a poco, nos vamos familiarizando con documentos como firmas o certificados digitales, que garantizan la seguridad. Además, la mayoría de los dispositivos que utilizamos ya nos obligan a poner nuestra huella dactilar, nuestra cara o alguna clave para acceder a ciertas apps más delicadas, como puede ser la del banco. En cierto sentido, nos obligan a protegernos.
Aunque es cierto que se han reducido los problemas de ciberseguridad, aún siguen afectando a más de la mitad de la población. A diario recibimos emails o SMS fraudulentos que son cada vez más convincentes y que nos incitan a clicar. Como con todo, hay que tener cuidado y concienciar, sin alarmar, para evitar caer en estas trampas digitales.
– Una última cuestión. Usted escribió el año pasado un libro (‘¿Te va a sustituir un algoritmo?’, Turner, 2021), sobre el futuro del trabajo en un entorno donde el software y la inteligencia artificial están en auge. ¿Cómo va a ser ese futuro del trabajo en un mundo de algoritmos y robots?
El futuro no está escrito. Dependerá de lo que hagamos colectivamente. En términos generales, el desarrollo tecnológico siempre ha traído progreso a la sociedad. Aunque a veces los tránsitos han sido complicados. Está en nuestras manos conseguir que en esta ocasión ese tránsito sea menos doloroso. O, incluso, que no lo sea en absoluto. Lo mismo puedo decir del reparto final de los beneficios derivados de este desarrollo.
En el caso particular del futuro del trabajo, mi opinión es que la inteligencia artificial y la robotización pueden traducirse en mejoras de la productividad laboral. O, simplemente, en ahorros de costes sin incrementos de la productividad del trabajo. En el primer caso, su impacto será tremendamente positivo y probablemente asistiremos a una transformación del trabajo en el que la norma será la colaboración entre las personas y los sistemas automatizados, con un crecimiento económico comparable con el de la revolución industrial. En el segundo, corremos el riesgo de que se deterioren las condiciones laborales, se incremente la desigualdad y aumente el desempleo. Pero esto último no tiene por qué ocurrir.
En Nobbot | ¿Cómo estamos los españoles en cuestión de competencias digitales? La brecha digital sigue amenazando
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