El mundo laboral está cambiando rápidamente gracias a la tecnología. Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, acuñó el concepto de “Cuarta Revolución Industrial” en Davos 2016. Apenas tres años después ya podemos intuir una Quinta Revolución en el horizonte.
A la hora de prepararnos para ella, Marc Vidal publica ‘La era de la humanidad: Hacia la quinta revolución industrial’ (2019). Hemos tenido la suerte de poder hablar con él.
-El libro sienta como una bofetada de realidad económica impulsada con tecnología. Le casa el subtítulo “¡Despierta, el mundo está cambiando!”.
De hecho se llama “quinta revolución industrial” porque es algo para lo que nos tenemos que preparar. Si nos llega una revolución tecnológica y volvemos a hacer lo mismo, nos dará una bofetada. Con este libro intento dar un aviso de lo que se avecina.
-Hablas sobre “repensar la relación entre trabajo y el hecho de ser capaz de alimentarse o vivir” y, sin embargo, pasas por la Renta Básica Universal de puntillas, sin mojarte.
Va a haber un cambio notable —lo que no sé es a qué velocidad y en qué punto de equilibrio en cada país, o de qué manera— a medida que vaya pasando el tiempo y la automatización de la economía se generalice.
El restaurante que no quiera automatizarse tendrá que cobrar más por el ‘valor añadido humano’… Siempre que sea un valor añadido. La fábrica que no quiera incorporar un brazo mecánico tendrá un problema.
“Muchos de nosotros iremos al trabajo a aprender cómo funciona tal o cual máquina, como cuando a los matemáticos les pusieron la calculadora delante”
La inteligencia artificial en el ámbito de la abogacía o del periodismo, por ejemplo: el que no tenga un software capaz de buscar jurisprudencias o no sea capaz de encontrar datos para el artículo, o corregirlo en tiempo real, tendrá menos capacidad de competir.
-Vamos a tener que reinventarnos.
Nuestro puesto laboral va a ser muy distinto. Propongo un ejercicio muy básico: llegar a la oficina, taller o fábrica y pensar “de lo que voy a hacer hoy, ¿cuánto es factible de estar automatizado dentro de cinco años?”.
Aquello que no se puede automatizar es el valor añadido de tu trabajo, y en lo que tendrás que formarte porque ese es el trabajo del futuro. Seguramente será muy poco de lo que ahora haces, y el resto será trabajo a reinventar.
Muchos de nosotros iremos al trabajo a aprender cómo funciona tal o cual máquina, como cuando a los matemáticos les pusieron la calculadora delante. “Dios, esto calcula de un modo muy eficiente”. Pero su trabajo sigue ahí, y quienes estaban ‘jodidos’ eran los calculistas.
¿Cómo puede ser mejor matemático un tipo que tiene una calculadora frente a otro que no la tiene? O, si dos matemáticos tienen una calculadora, ¿cuál será mejor? El que más partido le saque.
“Ahora mismo hay 29 personas pensionadas por cada 100 personas trabajando. En 2050 serán 79”
-El ratio (personas dependientes/trabajadores activos) sigue creciendo. ¿No es algo similar a una renta básica cuando cada vez menos trabajadores tienen que soportar al resto?
Pero es que además los números son complicados. En España ahora mismo hay 29 personas pensionadas por cada 100 personas trabajando. En 2050 serán 79, y en 1970 eran 19. De 19 a 29 nos ha generado un déficit, salvo en épocas de mucha bonanza con poco paro. Ahora es obvio que no hay forma.
-¿Ni subiendo la edad de jubilación?
Ni subiendo la edad de jubilación. Tenemos riesgo en el sector laboral, en el productivo y en las cotizaciones. Vivimos una deflación social. Se nos ha hablado de ‘recuperación’ tras la crisis. Recuperación no ha habido ninguna, lo que se ha hecho es devaluar la sociedad, los salarios.
No hemos devaluado la peseta, porque ya no la teníamos, ni el euro, porque no podemos. ¿Qué devaluamos? La sociedad. Hoy en día cobrar 1.000 euros ya no es despectivo, es un objetivo para mucha gente. Esa deflación social se ha producido y ha generado unas cotizaciones inferiores.
Cuando hablas de que en 2050 muchas personas estarán bajo una pensión, o subsidio, o jubilación… Esto es difícil de mantener. Ese debate sobre la renta básica se tendrá que producir, pero de forma ‘desideologizada’. No es un tema de izquierdas o derechas, es un tema inevitable.
“Tenemos riesgo en el sector laboral, en el productivo y en las cotizaciones. Vivimos una deflación social”
El problema es cómo se llega a una RBU. Hay países que lo están experimentando y analizando, e incluso países que han dicho que no, como Suiza. Cuando esto sea un análisis factible, o tienes automatizada la economía o no lo mantienes.
-En España no atendemos a una hoja de ruta científica que garantice un flujo de capitales futuro. ¿Cómo podríamos sembrar mecanismos más allá de un «Ministerio de Futuro», como propones? Algo sistémico y transversal.
El «Ministerio de Futuro» lo veo transversal, y porque no podría ser la «Vicepresidencia de Futuro», que estaría mejor. Hablo del «Ministerio de Futuro» porque me inspiro de algunas propuestas que hay por ahí. En Suecia hay algo parecido, en Arabia Saudita hablan de Ministerio de Inteligencia Artificial.
Evidentemente ha de ser algo integral y el juego metafórico que planteo en el libro explica que o se plantea una estrategia a medio-largo plazo o va a ser muy difícil buscar soluciones efectivas para todos. Es la realidad. Poner en marcha esto no va a ser opcional.
-Hablas de bajar la tributación a algunas sectores tech, como ocurre en países como Holanda o Luxemburgo. ¿No correrían los países el riesgo de entrar en una espiral de bajadas para captar esa generación de capitales?
Para todo habrá un límite. En la Unión Europea tú recaudas impuestos y cada país calcula, en base a lo que recauda, lo que puede ofrecer. Hay países que han decidido reducir mucho los impuestos de sociedades, otros que solo lo reducen a empresas tecnológicas buscando crear un ecosistema tecnológico.
No hay muchas maneras de atraer a una empresa tecnológica. Habrá un límite a la baja, pero tiene que responder a toda una estrategia fiscal que hay países que no tienen. España no puede hacer eso, aunque puede estimular fiscalmente algunas cosas para atraer el talento que ya tenemos y se nos va.
“En cuanto nos demos cuenta de la urgencia de lo que estamos hablando nos pondremos en marcha”
Hay que tener estrategia y hoja de ruta. No puede ser que en febrero de este año se presentara el Libro Blanco del Plan Integral de la Inteligencia Artificial en este país y siga en blanco. Nadie ha hecho nada con respecto a eso. ¿Cómo te vas a enfrentar a los otros 18 países que sí que tienen un plan? Ese es el gran debate.
-Pongamos Singapur, país con cuatro religiones e idiomas oficiales. Ha superado sus diferencias coloniales y de desarraigo colonial con Malasia, y acelerado hacia la innovación. ¿Nosotros no podemos?
Seguramente sí. No me niego a que eso sea factible. En cuanto nos demos cuenta de la urgencia de lo que estamos hablando nos pondremos en marcha. El tren del futuro hace tiempo que salió.
Tenemos dos opciones: o correr mucho y cogerlo mientras anda, algo complicado, o esperar (haciendo cosas) a que frene en la siguiente parada y nos podamos subir. Lo que está claro es que vamos tarde y de forma notable, sin hablar de partidos. La parálisis la vamos a pagar cara.
-A los políticos “les encanta eso de levantarse y aplaudirse a ellos mismos”, dices en el libro. El mundo se robotiza y España está cada vez más a la cola.
A los políticos les encanta el análisis y eso crea parálisis. La política es así y la inacción se paga caro. Que España lleve cuatro años sin poder crear estrategias a medio plazo o que no se estructuren políticas vinculadas a la tecnología más allá de lo cosmético… Mientras todo sea así, el problema es grave. Durante el debate de los cinco candidatos, la palabra “digital” no apareció.
“El país con más robots per cápita de Europa a nivel industrial es Alemania, con pleno empleo. El país con menos robots per cápita es Grecia”
-Quizá tienen miedo a tocar determinados puestos de trabajo. Dices: “No recuerdo huelgas de Correos cuando nació el correo electrónico”. ¿Qué político querría ir contra el taxi y apoyar los coches robot?
Intentan no tocar nada que pudiese repercutir en unas manifestaciones masivas. Que España ayudase a una empresa automovilística para que no hubiese 20.000 personas en la calle en lugar de por lo que iba a lograr define un poco por qué se le da soporte a una industria que está cambiando de manera brutal en el mundo. En lugar de dar dinero únicamente para evitar despidos, busquemos una fórmula para reconvertir la empresa.
-De hecho, los países más robotizados parecen ser los que generan más empleo.
Siempre y cuando haya sido parte de una estrategia. En Corea del Sur no hay paro. El país con más robots per cápita de Europa a nivel industrial es Alemania, con pleno empleo. El país con menos robots per cápita es Grecia. La robotización y automatización de la economía no genera paro. La robotización crea eficiencia, productividad y empleo.
“Yo no sé lo que va a pasar, pero tiene que ver con una implantación masiva de tecnología en nuestras vidas”
-Al menos unas décadas. Pero ¿cómo nos adaptamos a un entorno ‘laboral’ en el que se genera riqueza pero no trabajo?
Por eso todo esto es tan urgente. Una gran mayoría de la sociedad no interpreta la importancia del subtítulo de mi libro (“hacia la quinta revolución industrial”). Yo no sé lo que va a pasar, pero tiene que ver con una implantación masiva de tecnología en nuestras vidas. No sé si dentro de cuatro años habrá un invento como internet, que lo cambió todo. ‘Blade Runner’ no hablaba de teléfonos móviles.
Se va a automatizar el empleo ‘de alto valor’ y esa gente va a ser reubicada. Pero en la parte ‘de abajo’ habrá operarios con bajos salarios por su escaso valor. Es un reto muy complicado, y me preocupa que no se esté haciendo nada.
-Tocas varias veces el tema de dirigir el marketing a los algoritmos en lugar de a las personas, porque ellos tomarán las decisiones. ¿Algunos humanos trabajaremos orientados a las máquinas?
Nosotros compramos cosas que no sabíamos que queríamos, que no teníamos previsto. Pongamos el caso de que eso sea bueno: es algo que necesitaba pero no lo sabía. La venta predictiva no tiene por qué ser para venderte más, sino para venderte mejor. Imaginemos que muchas de las decisiones de compra las haga un software por nosotros.
“La ética robótica o IA no converge porque la ética analógica tampoco lo hace”
-Cada país o conjunto de países parece estar desarrollando su propia ética (Asilomar, Comisión Europea, OCDE, Pekín,…). ¿Veremos cierta convergencia?
Convergencia, la que tenga ahora mismo la ética no artificial. En China se comprende mucho más que una cámara te observe todo el tiempo. Su cultura considera más importante evitar un delito que vivir localizado.
Quizá la herencia comunista de una sociedad observada les da una sensación de normalidad frente al hecho de que haya cámaras observándoles en todo momento. Eso les evita ser atracados o mejora la circulación. En EEUU no puedes plantear lo mismo.
La ética robótica o IA no converge porque la ética analógica tampoco lo hace. Pero ese es el gran reto. No solo es un tema económico, sino un tema de cómo va a ser nuestra humanidad a la hora de converger nosotros con esa tecnología. El factor de la privacidad y la ética es el otro gran debate.
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Imágenes | Marc Vidal, iStock/PrathanChorruangsak, iStock/Chiradech, iStock/JIRAROJ PRADITCHAROENKUL