El Servicio Nacional de Salud Mental y Neurociencia (Nimhans) de Bangalore (India) ha reportado el primer diagnostico de dependencia de un servicio de streaming. Un joven desempleado de 26 años se había refugiado en Netflix durante más de seis meses. Un caso de binge watching, o atracones de televisión en español.
«Cuando su familia le instaba a buscar trabajo o cada vez que veía a sus amigos ocupar una buena posición, acudía a los programas ofrecidos por el servicio on-demand. Era una forma de huir de la realidad. Así podía olvidar sus problemas y esto le proporcionaba un inmenso placer», dijo Manoj Kumar Sharma, profesor de Psicología clínica en Nimhans y jefe del Servicio para el uso saludable de la tecnología. El paciente veía series y películas durante más de siete horas al día.
Cuando se despertaba por la mañana, lo primero que hacía era encender la televisión. Pero los efectos positivos no duraron mucho, porque pronto se dio cuenta de que no podía controlarse. Sus hábitos le habían llevado a experimentar cansancio de la vista, fatiga general y trastornos del sueño. Para ayudarle a superar su dependencia, los médicos le guiaron por un camino psicoterapéutico, con ejercicios de relajación y de counseling laboral.
Binge watching: dependencia y huida de la realidad
Esta historia no debería causar excesivo asombro. Las huidas de la realidad siempre han existido. Netflix y plataformas similares ofrecen solo una nueva forma de poner en práctica un comportamiento conocido. En este caso, se trata de maratones de series de televisión o binge watching, una expresión que nació oficialmente el 1 de febrero de 2013. Ese día, Netflix lanzó por primera vez una serie en bloque (era ‘House of Cards’) y en pocos minutos la televisión cambió para siempre.
Hace unos meses, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó también la dependencia de los videojuegos en el listado de enfermedades oficiales. La adicción a las series de televisión pertenece a la misma familia de trastornos, aunque quizás sea más aceptada. Hoy nadie se extraña si confesamos que hemos pasado un fin de semana devorando series y películas sin salir de casa. Es más, quedas hasta interesante ante quien te escucha.
Por otro lado, en los últimos años, el estudio de las llamadas nuevas adicciones se ha expandido considerablemente. Hasta llegar a un veredicto obvio en muchos aspectos: casi todo puede causar adicción. La característica común de estas nuevas conductas adictivas es que no se refieren a algo que asumimos, sino a algo que hacemos. Apostar, comprar objetos o ropa de forma compulsiva, establecer una relación de dependencia con otra persona, abusar del deporte, salir todas las noches o no poder desprenderse del smartphone. En todas esas acciones, el autocontrol entra en crisis y la compulsión por actuar limita la libertad de la persona.
El alcance del fenómeno
Según un estudio de 2016, alrededor del 70% de los estadounidenses se da atracones de televisión. Un tercio de ellos, al menos, una vez por semana. De acuerdo con la web Statista, en EE.UU., el 90% de las personas de entre 20 y 33 años admite hacerlo regularmente. Nielsen registró que el mismo día del lanzamiento de la segunda temporada de ‘Stranger Things’, 361.000 personas la vieron del tirón. Aproximadamente unas ocho horas seguidas frente a la pantalla. Pocas, en comparación con las 94 horas consecutivas que representan el Guinness World Record.
Hace un año, la Ofcom, entidad reguladora de las telecomunicaciones del Reino Unido, analizó los hábitos de los británicos. Los resultados fueron los de una nación de maratonistas televisivos. Un 79% de los usuarios veía varios capítulos de una serie de una sentada y un 35% afirmaba hacerlo una vez a la semana.
Un 70% de ellos dijo hacerlo por relajarse y divertirse, mientras para otros prima la oportunidad de comentar con los amigos (24%). España no se escapa de esa tendencia, aunque todavía está en sus inicios. Pero ya se vislumbra un cambio en el modo de consumir televisión.
Más allá del binge watching, está el binge racing. Se trata de una especie de competición en la que los usuarios de Netflix se desafían a sí mismos para ver una serie en solo 24 horas. En este caso, además de la adicción, quizás rocemos el límite de la demencia. Pero, en fin, para gustos, colores.
¿Qué dice la ciencia?
¿El binge watching hace daño? Hay quienes lo consideran un comportamiento positivo. En la publicación ‘New Yorker’, el antropólogo Grant McCracken lo ha definido como una «manera contemplativa e inteligente de mirar un determinado tipo de televisión. Permite tener una visión unificada de la obra y debe ser comparado con la inmersión en la lectura». Su investigación, sin embargo, había sido encargada por Netflix…
Los investigadores Robert Kubey y Mihaly Csikszentmihalyi son menos tranquilizadores. Según sus estudios, el deseo de ver mucha televisión proviene de una reacción química cerebral similar a la derivada de las drogas o la hipnosis. Promueve la liberación de endorfinas, capaz de relajar al espectador y hacer que quiera prolongar la visión.
Otra investigación realizada por la Universidad de Texas ha analizado los hábitos televisivos de 316 personas de entre 18 y 29 años. La conclusión es que el binge watching está relacionado con la soledad, la incapacidad para autogestionarse, la obesidad y la depresión. Especialmente cuando se acaba el último capítulo…
En la Universidad de Minnesota han descubierto que las personas que ven televisión muy a menudo corren un riesgo 1,7 veces mayor de sufrir trombosis venosa. Para los investigadores de Brigham, permanecer más de cuatro horas frente a una pantalla crea dificultades para conciliar el sueño, reduce la fase REM y nos hace sentir más cansados al día siguiente.
Aunque no todo es negativo. Un nuevo trabajo publicado en el ‘Journal of Social and Personal Relationship’, argumenta que el binge watching puede beneficiar a la pareja. «Compartir experiencias con la pareja es esencial para profundizar la relación y fomentar el amor y la intimidad», afirma la investigación. No importa si se trata de dos ectoplasmas untados en el sofá. El amor es más fuerte después de un atracón de ‘Narcos’.
Un buen libro atrapa(ba) igual que las series
La huida de la realidad y la necesidad de encerrarse en mundos paralelos, ciertamente no es un invento de Netflix. Ni de la televisión ni de internet. Los libros siempre se usaron para esto, al igual que las historias contadas alrededor del fuego. Como siempre, sin embargo, la clave está en el equilibrio y en las prioridades. Hay que tener muy claro el límite entre la realidad y la ficción y en cuál de los dos lados debemos y (a veces por desgracia) podemos vivir.
La lectura o la visión de series deben y pueden ser una parte importante de nuestra vida diaria. Pero no pueden ser el fin último del día. Podemos esperar, aunque esto nos exponga al Moloch de nuestros tiempos: el destripe (o spoiler para los anglófonos). Por muy increíble que parezca, se puede sobrevivir bastante tiempo sin saber cómo se la arreglará una vez más el Sr. Walter White.
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