Los influencers de las redes sociales están sobrevalorados. Por lo menos cuando toca hablar de medioambiente.
A la hora de perfilar nuestra conciencia medioambiental y de adquirir hábitos ecológicos, prestamos mucha más atención a lo que hace nuestro círculo más cercano: familiares, pareja o amigos.
Entre mayo y junio de 2020, Kantar realizó una macroencuesta con más de 80 000 respuestas de ciudadanos de 17 países de todo el mundo, entre ellos España. Ese trabajo dejaba claro que los llamados green influencers o eco-influencers, los políticos y las celebrities son más bien irrelevantes a la hora de fomentar en la población hábitos para garantizar la sostenibilidad del planeta.
Es decir, que toda la fuerza del establishment mediático no está consiguiendo que consumamos menos combustibles fósiles, usemos menos bolsas de plástico o vayamos a un punto limpio para deshacernos de las pilas o del viejo electrodoméstico, entre otras cosas.
Aunque la información que sostiene nuestras posturas sobre el medioambiente muchas veces proviene de reportajes periodísticos, programas de televisión, informes o de las opiniones de expertos y los discursos de los políticos, los verdaderos motores del cambio son las conversaciones cotidianas.
LA CONFIANZA ES INTERGENERACIONAL
Curiosamente, según el informe de Kantar, las opiniones de los hijos son las más influyentes. Así lo manifestaron la mitad de los encuestados. Le siguieron las de los amigos (un 43% lo constató) y la de la pareja (41%). Para los que tienen menos de 35 años, la primera influencia en términos de medioambiente viene de sus parejas, y después de sus padres. Esto demuestra, además, que la confianza es intergeneracional y se da en ambas direcciones.
Sin embargo, el ecosistema mediático y político, a pesar de la capacidad de difusión que tiene, ocupa las últimas posiciones en la lista de influencers medioambientales de Kantar. En ningún caso llegan a ser un referente ni siquiera para un 20% de la población. Y las celebrities solo son una voz plausible para el 10% de los encuestados.
El informe de Kantar también destaca que claramente el cambio climático es el tema medioambiental que más preocupa a los ciudadanos (casi el 17% citó este problema como el más acuciante en la actualidad). Seguido por la proliferación de residuos plásticos (14,8%), la contaminación del agua, las sequías o la polución en el aire.
La empatía natural juega a favor del medioambiente
Estos datos han sido analizados por expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). “La probabilidad de que tus hijos influyan en tu conducta es mayor, porque se genera una inercia proveniente de la empatía natural que sentirás hacia ellos cuando veas que actúan de esa manera determinada”, afirma Neus Soler, profesora de Economía y Empresa en este centro docente.
Por su parte, Diego Redolar, neurocientífico de la UOC, afirma que en nuestro día a día, “la toma de decisiones está influida por nuestros entornos más inmediatos”. Y que nos dejamos guiar mucho por las personas que forman parte de este círculo más íntimo que se basa en “la confianza y en la cooperación social”.
¿Por qué nos cuesta tanto seguir el consejo de los expertos y de las celebridades cuando se trata del medioambiente? Los expertos de la UOC dicen que este segundo círculo de influencers se enfrenta a un obstáculo añadido. Nuestro cerebro en este caso nos pide información técnica y muy específica para cambiar de ideas o generar hábitos nuevos. Es decir, la confianza le gana la partida al razonamiento por una cuestión cognitiva.
FUNCIONAN LOS CASTIGOS
“Puede haber personas que no hayan recibido ninguna educación ambiental, pero que, sin embargo, respondan a las campañas gubernamentales. Aunque esto suele pasar cuando las campañas son coercitivas y se basan en castigos, como multas o impuestos”, añade Juan Carlos Gázquez-Abad, profesor de economía de la UOC.
En los países nórdicos, donde la conciencia ecológica y medioambiental está más arraigada, se produce una combinación perfecta entre la educación del ciudadano y la actuación del gobierno. “Es muy importante la educación que uno recibe en casa y a lo que se acostumbra desde pequeño. Lo más normal es que esos niños, cuando sean adultos, tengan un comportamiento activo y, a su vez, lo transmitan a sus hijos”, añade Gázquez-Abad.
Venga de donde venga la conciencia sobre el medioambiente, lo que está claro es que en los últimos años ha subido. Según una encuesta global de la agencia We Are Social, el número de consumidores que dice que pagaría más por un producto ecológico o sostenible ha pasado del 49% en 2011 al 57% en 2019.
Eso sí, este informe, basado en una encuesta a casi 45 000 personas de todo el mundo, deja también claro que las redes sociales son el espacio más habitual para buscar información sobre productos o servicios ecológicos. En concreto, un 41% así lo considera. Las redes le ganan la partida a las páginas web de las marcas, las plataformas de vídeo, los sites independientes o los blogs.
El medioambiente, prioridad para los españoles en 2021
Una encuesta de la startup de energía renovable Bulb entre más de un millar de ciudadanos de este país muestra también que la sostenibilidad del planeta se consolida como “propósito” para el nuevo año. La COVID-19 ha cambiado las prioridades de los españoles. Del top 5 de propósitos desaparecen clásicos como apuntarse al gimnasio o hacer dieta. Y, en su lugar, se presta más atención a la salud y al cuidado del entorno.
En concreto, un 76% de los ciudadanos de este país se han propuesto hacer más sostenible el lugar donde viven. Y eso conllevará reciclar más, usar menos plástico y consumir energía renovable. Además, nueve de cada 10 encuestados dice que le gustaría convertir su casa en un espacio más verde. Y que, para ello, intentarán reducir el consumo eléctrico y mejorar el aislamiento de la vivienda.
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