Los micro o nanoplásticos, que ya se han convertido en uno de los principales problemas y contaminantes del planeta, son capaces de entrar en nuestro cuerpo e irse acumulando en los órganos.
Es más, ya se ha demostrado que hay microplásticos en el cerebro y que “no queda ningún lugar intacto” o libre de estos residuos en nuestro organismo.
Así lo demuestra un estudio a espera de publicación, realizado por investigadores farmacéuticos de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque. Pues, tras estudiar los órganos de diferentes pacientes fallecidos, descubrieron que estas diminutas porciones de plástico pueden entrar e instalarse dentro de células individuales.
Entre ellas, y esto es lo más preocupante, entre las células de nuestro cerebro.
¿Cómo es posible que lleguen los microplásticos a nuestro cuerpo? Solo con comer o beber, ya estás llenando tu cuerpo de neoplásicos. Se ingieren a través del agua potable, los alimentos y los mariscos, que ya están contaminados.
Sin olvidar la absorción por la piel, pues estos contaminantes también están presentes en cosméticos, productos de higiene personal y hasta en nuestra ropa.
Y, aunque todavía no hay estudios claros de los efectos a largo plazo de esta ingesta, este nuevo estudio ya nos alerta de la acumulación de microplásticos en el cerebro de los seres humanos.
Te explicamos qué son los microplásticos, cómo llegan a las nuestras células cerebrales y de otros órganos y cómo, según estos hallazgos científicos, cómo ya “no queda ningún lugar intacto” en nuestro cuerpo.
¿Qué son los microplásticos y de dónde vienen?
en nuestros mares y alimentos por arte de magia; sino más bien, por causa humana.
Hablamos de pequeñísimas partículas de plástico, que no superan los cinco milímetros, por lo que la pieza más grande solo suele tener el tamaño de un grano de arroz.
Los microplásticos ya están presentes y contaminan nuestros océanos, mares, ríos, aguas subterráneas y hasta en el agua que bebemos y los productos que consumimos diariamente.
Además, estas fibras, fragmentos o esferas de plástico, más conocidas en su forma de pellets, se van erosionando y rompiendo; por lo que el tamaño del contaminante cada vez es más microscópico, dificultando mucho más su detección y limpieza.
Para que te hagas una idea del tamaño, un microplástico suele medir entre 1 nanómetro a 5 milímetros. Pues bien, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), una hebra de cabello humano tiene unos 80.000 nanómetros de ancho.
¿Cómo afectan los microplásticos al cerebro? La Ciencia responde
Volvamos al estudio de la Universidad de Nuevo México, liderado por el profesor en Farmacia, Matthew Campen, que asegura que ya se pueden encontrar microplásticos en el cerebro.
Para llegar a esta conclusión, durante las autopsias de los 92 sujetos a estudio, obtuvieron diversas muestras de sus cerebros, riñones e hígados. Tras analizarlas y compararlas, los investigadores vieron cómo se acumulaban más microplásticos en el cerebro que en otros órganos importantes, como los riñones o el hígado.
“Las concentraciones que vimos en el tejido cerebral de individuos normales, que tenían una edad media de unos 45 o 50 años, fueron de 4.800 microgramos por gramo, o el 0,5% en peso”, explica Campen.
Es decir, que en el cerebro había entre un 7% y un 30% más de fragmentos diminutos de plástico que en las muestras de los riñones y el hígado de los mismos cadáveres estudiados.
Y además, han podido comprobar que la cantidad de pequeños plásticos encontrados en el cerebro era superior al que tenían otras muestras de tejido cerebral, recogidas hace ya ocho años y en una fase anterior del estudio.
Ante esto, Camper expone que «en comparación con las muestras de cerebros de las autopsias de 2016, es aproximadamente un 50% más alto», lo que significa que “nuestros cerebros actuales son 99,5% cerebro y el resto es plástico”.
¿Cómo llegan los microplásticos al cerebro?
“Basándonos en nuestras observaciones, creemos que el cerebro está atrayendo las nanoestructuras más pequeñas, como de 100 a 200 nanómetros de longitud”; mientras que los grandes, que miden entre un micrómetro a cinco micrómetros, “van al hígado y los riñones”.
Pero, ¿cómo llegan los microplásticos al cerebro?
“De alguna manera, estos nanoplásticos se abren paso a través del cuerpo y llegan al cerebro, cruzando la barrera hematoencefálica”, explica el científico Matthew Campen.
Y es que, todo parece apuntar que a los plásticos les encantan las grasas o lípidos que hay en nuestras células y ¿qué órgano está enganchado a los lípidos? Nuestro cerebro, que está compuesto, de media, por un 60% de grasa en peso.
Si acudimos a estudios anteriores, como el de 2023, de la Comisión de Plásticos y Salud Humana de Minderoo, Mónaco, “algunos microplásticos también se transmiten por el aire”.
Por ejemplo, mientras conducimos, las ruedas del coche se van desgastando con el roce contra la carretera y “una cantidad de partículas microplásticas se lanzan al aire».
Otro ejemplo de contaminación de nuestro cuerpo por estos residuos, lo vemos entre personas que viven cerca del mar, porque “los pequeños plásticos del océano son expulsados al aire por la acción de las olas”.
Los microplásticos: uno de los grandes problemas para el medio ambiente
Ahora que sabemos cómo afectan los microplásticos al ser humano y que, concretamente, se ha demostrado un aumento en la cantidad acumulada de microplásticos en el cerebro, debemos hacernos una pregunta más grande y global.
Es decir, preguntarnos: ¿Qué problemas causan los microplásticos? Pero en general a la salud del medio ambiente.
Porque estos residuos, altamente contaminantes, ya se han convertido en una de las principales amenazas para nuestro planeta y nuestra salud. Estas son solo algunas de las consecuencias que ya estamos viviendo:
- Los microplásticos también contaminan los suelos, los ríos y los lagos, afectando a la vida terrestre y a los ecosistemas acuáticos.
- Muchos animales marinos ingieren estos fragmentos, confundiéndolos con alimento, lo que puede causar obstrucciones intestinales, malnutrición y, en última instancia, la muerte.
- Al haber animales contaminados, los fragmentos de plástico llegan y ascienden en la cadena alimentaria, desde organismos microscópicos hasta grandes depredadores, incluyendo al ser humano.
- Muchos plásticos contienen aditivos químicos que pueden liberarse al medio ambiente y acumularse en los organismos, lo que puede tener efectos tóxicos.
- Aunque todavía es pronto para llegar a conclusiones a largo plazo, ya hay teorías que relacionan la ingesta de estos residuos con algunos tipos de cáncer, problemas respiratorios y de fertilidad.
Pese a ello, la comunidad científica pide calma y que la sociedad no se alarme pues, como apunta Phoebe Stapleton, profesora adjunta de Farmacología y Toxicología en la Universidad Rutgers en Piscataway, en Nueva Jersey (EEUU), este estudio demuestra la presencia de microplásticos en el cerebro; pero no puede afirmar ni aclarar la existencia de una relación entre ellos y el desarrollo de dolencias.
“Es importante no asustar a la gente, porque la ciencia en este campo todavía está evolucionando y nadie, en el año 2024, va a vivir sin plástico”.