El pintor Miquel Barceló dibuja sobre telas de lino y algodón de uso doméstico. Estos tejidos artesanos, son interpretados posteriormente por quien mejor conoce a Miquel, su madre Francisca Artigues. Ella, puntada a puntada con su ganchillo, recorre las líneas de los dibujos de su hijo, descubriendo así estas figuras, que iluminan y dan volumen a sus telas. Así es como nacen estas singulares obras de la familia Barceló que se pueden ver en el Real Jardín Botánico, hasta enero, en la exposición «Vivarium».
Los bordados emergen sobre el lino, marcados por puntadas de ganchillo (punt mallorquí) y expresan con temática submarina y selvática el imaginario personal de su creador. Barceló es un gran explorador, al que le gusta observar el fondo del mar, recorrer desiertos en África y caminar por el Himalaya. Después, en su taller, transforma estas experiencias vividas en sus oníricos dibujos. Dentro de su obra podemos ver influencias de música, poesía, mitología y de su forma tan particular de observar y concebir el mundo.
13 bordados íntimos
Vivarium: Bordados de Francisca Artigues sobre dibujos de Miquel Barceló reúne 13 bordados de gran formato de Francisca Artigues, entre cortinas, manteles y colchas, y una treintena de dibujos originales en acuarela de Miquel Barceló, entre los que se incluyen tres retratos de su madre realizados exclusivamente para esta exposición, y obras con motivos de animales.
Francisca ha recorrido, puntada a puntada, las líneas de los dibujos de su hijo descubriendo un mar bordado e inspirado en la naturaleza y el Mediterráneo. Sus obras están repletas de criaturas abisales, tiburones, peces espada, pulpos escupiendo tinta, tortugas, langostas, gambas, estrellas de mar y criaturas de la tierra. Con ellas la familia Barceló nos habla de la intimidad del hogar y de lo submarino y lo selvático.
El Mediterráneo, fuente de inspiración para Miquel Barceló
De inagotable energía creadora y en continua experimentación, la obra de Barceló se inspira profundamente en la naturaleza, y en el Mediterráneo. En su isla natal, Mallorca, Miquel Barceló experimentó con el arte por primera vez alentado por su madre, que también había pintado durante un tiempo. En su entorno natural, aprendió a amar el mar e, influenciado por la obra de Joan Miró, ejecutó sus primeras obras con temas animalistas.
En 1975, Miquel Barceló comienza a estudiar Bellas Artes, pero abandona los estudios para iniciar su carrera pictórica independiente. Desde entonces su trabajo no ha hecho más que afianzarse como modelo contemporáneo de artista que liga su actividad con la gran tradición de la pintura occidental desde el Barroco.
Ha expuesto en importantes museos y galerías de Europa y Estados Unidos hasta convertirse en uno de los artistas españoles más valorados en el panorama internacional. Recientemente ha llevado a cabo grandes intervenciones como el recubrimiento cerámico en la Capilla de Sant Pere de la Catedral de Mallorca o la cúpula de la sala XX del Palacio de las Naciones Unidas en Ginebra.
Además, Barceló ha recibido a lo largo de su trayectoria reconocimientos como el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1986, el Premio Príncipe de Asturias a las Artes Plásticas en 2003 o el Premio Sorolla de la Hispanic Society of America en 2007.
la madre del artista es artista
Por su parte, Francisca Artigues nace en Felanitx en el año 1926. Se casa en el año 1955 con Miquel Barceló Gelabert. Durante su juventud pinta al óleo, y tras su matrimonio trabaja la acuarela con paisajes de ribera y vuelve al óleo para investigar la pintura abstracta. Abandona la pintura cuando Miquel empieza a mostrar dotes artísticas. Durante su juventud borda como hacen la mayoría de las jóvenes de la época, pero empieza a bordar más seriamente en 2009 por petición de Miquel. En 2014 expone por primera vez sus bordados en Sankt Gallen, Suiza, con motivo de la exposición Vivarium. Francisca sigue bordando a día de hoy.